ELECCIONES
Patrimonio y comicios locales
Eugenio-Jesús de Ávila
Rosa Valdeón me “acusaba”, cuando ejercía como regidora, con su ironía femenina, que era el periodista que más jugo le había sacado al patrimonio monumental de Zamora. Lógico. Estudié Historia del Arte, entre otras disciplinas, y, además, siento algo especial cuando se abordan asuntos tan caros para nuestra historia como la conservación de iglesias, murallas, puentes…Recuerdo que en un periódico, ya desaparecido, denuncié el estado, lamentable, de la iglesia de Santiago del Burgo. La alcaldesa supo sacarle los cuartos a la Junta de Castilla y León para restaurar más de veinte templos románicos de nuestra ciudad. La primera regidora femenina de la capital del Duero escribió la más hermosa gestión sobre el libro de nuestro patrimonio.
Francisco Guarido, el actual alcalde, también, aunque no le guste demostrarlo, ama el patrimonio de su ciudad. Intentó crear un extraordinario mirador, de cientos de metros, desde la muralla para divisar el Duero. Pero se encontró con un fallo de la Justicia que favorecía a unas monjitas con propiedades en ese entorno. No gobernaba IU-PSOE. El PP no supo maniobrar en ese asunto esencial. Todavía hay tiempo.
Guarido explicó ayer sus planes sobre nuestro patrimonio, muralla y Plan Especial del Casco Antiguo, o Histórico, o, más bien, viejo. Creo que otras candidaturas también llevan en sus programas algo parecido, incluso el PSOE, como contó, cerca del río, de las aceñas de Olivares, Iñaqui Gómez, quiere reconstruir el puente Románico, levantando sus torres, demolidas en 1905, cuando la autoridad política carecía de sensibilidad hacia el pasado, ni tampoco pensaba en el futuro. Al respecto, Francisco Somoza, durante el último mandato de Rosa Valdeón, presentó en el Ayuntamiento un proyecto, excelente, supervisado por profesionales de la arquitectura, historia, arqueología, para reconstruir ese viaducto y dejarlo tal y como fue. Desde entonces, un servidor ha escrito, con cierta asiduidad, sobre este particular. No estoy obsesionado con ese asunto, ni tampoco con que se realicen excavaciones en el parque del Castilla, donde podríamos encontrar patrimonio medieval de gran interés. Me encantaría, ya puestos, que se dieran sus alturas originales a la Torre del Homenaje del Castillo y las restantes que se hayan truncadas. Pero ni soy político, ni tengo poder para exigir inversiones en esas cuestiones que otorgarían al patrimonio de la ciudad una nueva perspectiva. Por supuesto, no me he olvidado de que la Torre de la Catedral sea accesible para el próximo mandato.
Por último: me encantaría que las autoridades locales llegasen a acuerdos con los propietarios de los solares del casco antiguo para edificar sobre esos terrenos viviendas para matrimonios jóvenes con escaso poder adquisitivo, que deberían presentar una estética acorde al entorno. Cuando he preguntado a los candidatos de los partidos que se presentan a estos comicios municipales se me ha respondido, pero no he encontrado en las contestaciones demasiado interés en acabar con un tema que, sin duda, afea nuestra historia y, por supuesto, la denigra.
Deseo que el próximo equipo de gobierno que dirija la ciudad desde la Casa de las Panaderas ponga renueve nuestro patrimonio, ataque sus problemas para solucionarlos y exija al gobierno central la restauración, inmediata de las defensas medievales de la bien cercada. Ojalá que en el 2022, cuando se cumplan los 950 años del Cerco de Zamora, mis sueños se haya convertido en realidad. Quizá, dentro de tres años, ya no estaré aquí, en la ciudad del alma; pero desde arriba o desde muy lejos, lloraré de emoción cuando mi ciudad, la ciudad del alma del poeta, recupere el tiempo perdido, como Proust; su historia, su patrimonio, su esencia, su señas de identidad.
Rosa Valdeón me “acusaba”, cuando ejercía como regidora, con su ironía femenina, que era el periodista que más jugo le había sacado al patrimonio monumental de Zamora. Lógico. Estudié Historia del Arte, entre otras disciplinas, y, además, siento algo especial cuando se abordan asuntos tan caros para nuestra historia como la conservación de iglesias, murallas, puentes…Recuerdo que en un periódico, ya desaparecido, denuncié el estado, lamentable, de la iglesia de Santiago del Burgo. La alcaldesa supo sacarle los cuartos a la Junta de Castilla y León para restaurar más de veinte templos románicos de nuestra ciudad. La primera regidora femenina de la capital del Duero escribió la más hermosa gestión sobre el libro de nuestro patrimonio.
Francisco Guarido, el actual alcalde, también, aunque no le guste demostrarlo, ama el patrimonio de su ciudad. Intentó crear un extraordinario mirador, de cientos de metros, desde la muralla para divisar el Duero. Pero se encontró con un fallo de la Justicia que favorecía a unas monjitas con propiedades en ese entorno. No gobernaba IU-PSOE. El PP no supo maniobrar en ese asunto esencial. Todavía hay tiempo.
Guarido explicó ayer sus planes sobre nuestro patrimonio, muralla y Plan Especial del Casco Antiguo, o Histórico, o, más bien, viejo. Creo que otras candidaturas también llevan en sus programas algo parecido, incluso el PSOE, como contó, cerca del río, de las aceñas de Olivares, Iñaqui Gómez, quiere reconstruir el puente Románico, levantando sus torres, demolidas en 1905, cuando la autoridad política carecía de sensibilidad hacia el pasado, ni tampoco pensaba en el futuro. Al respecto, Francisco Somoza, durante el último mandato de Rosa Valdeón, presentó en el Ayuntamiento un proyecto, excelente, supervisado por profesionales de la arquitectura, historia, arqueología, para reconstruir ese viaducto y dejarlo tal y como fue. Desde entonces, un servidor ha escrito, con cierta asiduidad, sobre este particular. No estoy obsesionado con ese asunto, ni tampoco con que se realicen excavaciones en el parque del Castilla, donde podríamos encontrar patrimonio medieval de gran interés. Me encantaría, ya puestos, que se dieran sus alturas originales a la Torre del Homenaje del Castillo y las restantes que se hayan truncadas. Pero ni soy político, ni tengo poder para exigir inversiones en esas cuestiones que otorgarían al patrimonio de la ciudad una nueva perspectiva. Por supuesto, no me he olvidado de que la Torre de la Catedral sea accesible para el próximo mandato.
Por último: me encantaría que las autoridades locales llegasen a acuerdos con los propietarios de los solares del casco antiguo para edificar sobre esos terrenos viviendas para matrimonios jóvenes con escaso poder adquisitivo, que deberían presentar una estética acorde al entorno. Cuando he preguntado a los candidatos de los partidos que se presentan a estos comicios municipales se me ha respondido, pero no he encontrado en las contestaciones demasiado interés en acabar con un tema que, sin duda, afea nuestra historia y, por supuesto, la denigra.
Deseo que el próximo equipo de gobierno que dirija la ciudad desde la Casa de las Panaderas ponga renueve nuestro patrimonio, ataque sus problemas para solucionarlos y exija al gobierno central la restauración, inmediata de las defensas medievales de la bien cercada. Ojalá que en el 2022, cuando se cumplan los 950 años del Cerco de Zamora, mis sueños se haya convertido en realidad. Quizá, dentro de tres años, ya no estaré aquí, en la ciudad del alma; pero desde arriba o desde muy lejos, lloraré de emoción cuando mi ciudad, la ciudad del alma del poeta, recupere el tiempo perdido, como Proust; su historia, su patrimonio, su esencia, su señas de identidad.























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.140