DENUNCIAS
Persisten las barreras arquitectónicas en los colegios
Preparan académicamente sin estar preparados arquitectónicamente
Hemos votado, salvo para quien lo hiciera en el Puentico, la asociación de San Frontis o en el pabellón Ángel Nieto, acudimos al correspondiente colegio. Como hacen los niños todos los días de escuela y como muchos padres repiten habitualmente para dejar y recoger a sus peques. Nosotros, por un día, entramos, y nos dimos cuenta, como en algunos casos, persisten las barreras arquitectónicas, a pesar de la normativa que obliga a su eliminación.
Lo curioso del caso es que, lejos de ser barreras importantes se tratan de tan solo uno o varios peldaños a la entrada, pero que impiden que una persona con movilidad reducida pueda acceder al edifico por sí misma. Algo, que se evitaría con tan solo añadir una simple rampa que permita a cualquiera salvar la diferencia de nivel entre la acera y el suelo de la edificación. Se han realizado reformas, de gran envergadura algunas, otras mínimas pero se olvidan de suprimir el simple peldaño de la entrada, que imposibilita el acceso a cualquier persona con discapacidad permanente o bien temporal, situación en la que cualquiera con una pierna escayolada puede encontrarse.
En los actuales presupuestos de la Junta, los de este año, hay, porque hubo quien mediante enmienda y su aprobación lo hizo posible, una partida para la eliminación de esas barreras en los centros educativos de nuestra ciudad. Pero, por desgracia, aún habiendo una dotación económica, las obras no se llevan a efecto, a pesar de que el principal escollo para no hacerlo, queda salvado existiendo disposición para ello.
En ocasiones se salvan las barreras, pero se discrimina de otra manera, incorporando una rampa, pero solo en una de las puertas accesorias, no en la principal. Las personas, con movilidad reducida, o incapacitadas temporalmente, quedan obligadas a acceder al centro por una puerta lateral, quedando la principal solo para los considerados aptos, así se le permite la entrada pero se les aparta de sus compañeros.
En este como en otros asuntos, las personas con discapacidad están discriminadas, y todos lo estamos en general, por una administración competente en esta materia, que no nos iguala a otras autonomías, a pesar de que el coste de eliminar las barreras no es excesivo y está aprobado. Y así se prepara académicamente a los niños en centros que no lo están preparados arquitectónicamente.
Hemos votado, salvo para quien lo hiciera en el Puentico, la asociación de San Frontis o en el pabellón Ángel Nieto, acudimos al correspondiente colegio. Como hacen los niños todos los días de escuela y como muchos padres repiten habitualmente para dejar y recoger a sus peques. Nosotros, por un día, entramos, y nos dimos cuenta, como en algunos casos, persisten las barreras arquitectónicas, a pesar de la normativa que obliga a su eliminación.
Lo curioso del caso es que, lejos de ser barreras importantes se tratan de tan solo uno o varios peldaños a la entrada, pero que impiden que una persona con movilidad reducida pueda acceder al edifico por sí misma. Algo, que se evitaría con tan solo añadir una simple rampa que permita a cualquiera salvar la diferencia de nivel entre la acera y el suelo de la edificación. Se han realizado reformas, de gran envergadura algunas, otras mínimas pero se olvidan de suprimir el simple peldaño de la entrada, que imposibilita el acceso a cualquier persona con discapacidad permanente o bien temporal, situación en la que cualquiera con una pierna escayolada puede encontrarse.
En los actuales presupuestos de la Junta, los de este año, hay, porque hubo quien mediante enmienda y su aprobación lo hizo posible, una partida para la eliminación de esas barreras en los centros educativos de nuestra ciudad. Pero, por desgracia, aún habiendo una dotación económica, las obras no se llevan a efecto, a pesar de que el principal escollo para no hacerlo, queda salvado existiendo disposición para ello.
En ocasiones se salvan las barreras, pero se discrimina de otra manera, incorporando una rampa, pero solo en una de las puertas accesorias, no en la principal. Las personas, con movilidad reducida, o incapacitadas temporalmente, quedan obligadas a acceder al centro por una puerta lateral, quedando la principal solo para los considerados aptos, así se le permite la entrada pero se les aparta de sus compañeros.
En este como en otros asuntos, las personas con discapacidad están discriminadas, y todos lo estamos en general, por una administración competente en esta materia, que no nos iguala a otras autonomías, a pesar de que el coste de eliminar las barreras no es excesivo y está aprobado. Y así se prepara académicamente a los niños en centros que no lo están preparados arquitectónicamente.























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