DENUNCIAS
Zamora: ciudad de la dejadez en jardines
Un año más los jardines del clínico auténticos eriales
Manuel Herrero Alonso: Texto y gráfico
Somos la capital, para lo bueno y para lo malo. Tenemos servicios que compartimos con otros municipios de la provincia. Los residentes en cualquiera de las comarcas deben, en caso de necesitar de su uso, de desplazarse a la ciudad. Son bien recibidos, porque aunque se llame hospitalidad, interesa económicamente cualquier visita, siempre, en mayor o menor medida se dejan sus cuartos aquí, generando ingresos en hostelería y comercios, que redundan en beneficio de todos los zamoranos. Tenemos en la ciudad sedes de administraciones, juzgados y como no, el clínico donde nos atienden a todos.
Allí, hay que dirigirse, por necesitarlo en primer persona, o porque un familiar esté ingresado y la visita es obligada. Allí acuden a diario un buen número de personas, algunos desplazados desde fuera de la ciudad. Los de aquí estamos acostumbrados, porque el estado de las inmediaciones del centro hospitalario es similar al conjunto de la ciudad, pero a los de fuera, les sorprende. Donde debería de existir zonas ajardinadas, que, con más o menos gusto, han ubicado en las aceras, no hay nada más que cardos, espigas y hierbajos de gran altura. Para colmo están secos, pudiendo en cualquier momento incendiarse y propagar las llamas de un extremo a otro.
No es mucho demandar, es lo mínimo exigible, que lo que hay se conserve. Caso contrario, de no interesar por las razones que fuera, que pudiera ser considerar un coste elevado su mantenimiento, o porque se ha destinado en pagar otras cosas, no quedando suficiente para satisfacer la deuda insignificante de atender un simple jardín, suprímase. Seria doloroso, perder una zona verde, pero lo es más tenerlo en el estado en que se encuentra. Eliminarlo no resultaría difícil, rellenando la parte que ocupan en las aceras, con baldosas acordes con la ya existentes.
Que la zona ajardinada del Clínico está mal, es notorio, pero si nos preguntáramos la casusa de que se encuentre de este modo, solo podemos alcanzar una comprensible, la dejadez. Sí, la desidia municipal, porque la atención que requieren es mínima y la cadencia en su realización es grande. Solo precisa de un riego, que además se encuentra automatizado y de una corta puntual. Concluyamos que, quien a visitarnos venga, encontrará como no puede ser de otro modo, eriales en las aceras y le sorprenderá también, que los zamoranos de la capital estén conformes con lo que tienen, como lo han demostrado hace bien poco.
Manuel Herrero Alonso: Texto y gráfico
Somos la capital, para lo bueno y para lo malo. Tenemos servicios que compartimos con otros municipios de la provincia. Los residentes en cualquiera de las comarcas deben, en caso de necesitar de su uso, de desplazarse a la ciudad. Son bien recibidos, porque aunque se llame hospitalidad, interesa económicamente cualquier visita, siempre, en mayor o menor medida se dejan sus cuartos aquí, generando ingresos en hostelería y comercios, que redundan en beneficio de todos los zamoranos. Tenemos en la ciudad sedes de administraciones, juzgados y como no, el clínico donde nos atienden a todos.
Allí, hay que dirigirse, por necesitarlo en primer persona, o porque un familiar esté ingresado y la visita es obligada. Allí acuden a diario un buen número de personas, algunos desplazados desde fuera de la ciudad. Los de aquí estamos acostumbrados, porque el estado de las inmediaciones del centro hospitalario es similar al conjunto de la ciudad, pero a los de fuera, les sorprende. Donde debería de existir zonas ajardinadas, que, con más o menos gusto, han ubicado en las aceras, no hay nada más que cardos, espigas y hierbajos de gran altura. Para colmo están secos, pudiendo en cualquier momento incendiarse y propagar las llamas de un extremo a otro.
No es mucho demandar, es lo mínimo exigible, que lo que hay se conserve. Caso contrario, de no interesar por las razones que fuera, que pudiera ser considerar un coste elevado su mantenimiento, o porque se ha destinado en pagar otras cosas, no quedando suficiente para satisfacer la deuda insignificante de atender un simple jardín, suprímase. Seria doloroso, perder una zona verde, pero lo es más tenerlo en el estado en que se encuentra. Eliminarlo no resultaría difícil, rellenando la parte que ocupan en las aceras, con baldosas acordes con la ya existentes.
Que la zona ajardinada del Clínico está mal, es notorio, pero si nos preguntáramos la casusa de que se encuentre de este modo, solo podemos alcanzar una comprensible, la dejadez. Sí, la desidia municipal, porque la atención que requieren es mínima y la cadencia en su realización es grande. Solo precisa de un riego, que además se encuentra automatizado y de una corta puntual. Concluyamos que, quien a visitarnos venga, encontrará como no puede ser de otro modo, eriales en las aceras y le sorprenderá también, que los zamoranos de la capital estén conformes con lo que tienen, como lo han demostrado hace bien poco.
























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