Eugenio de Ávila
Miércoles, 10 de Julio de 2019
IDEAS

Cabinas telefónicas: desaparecer o reinventarse

En año y medio dejarán de prestar servicio

[Img #28274]Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías

Año y medio  en el mejor de los casos, que pueden ser solo seis meses, como bien pudieron quedar sentenciadas desde el uno de enero del presente. Causó sorpresa que el último Consejo de Ministros del ejercicio pasado, y contra lo que se preveía,  siguiera considerando a las cabinas telefónicas  un servicio universal y, por lo tanto, necesario; al menos debe existir, por imperativo legal,  un servicio público de teléfono en las localidades con más de 1.000 habitantes,  y una cabina por cada 3.000 habitantes. Al menos, así será  hasta la aplicación del Código Europeo de las Comunicaciones.  Aunque, para dar cumplimiento a este mandato, haya tenido que obligar a Telefónica a su prestación, al quedar desierto el concurso convocado, por no interesar a ninguna operadora mantener este servicio.  Queda decir que los gastos originados deben repartírselo entre el resto de compañías, según el volumen de negocio que atiendan.

                Pero lo que a nosotros nos interesa es que siguen en la calle, aunque para nada, porque nadie las usa. Los móviles han acabado con estas, tan  solicitadas en tiempos, que veían formar hasta colas para su uso a partir de las ocho de la tarde, cuando las conferencias eran mas económicas. Poco a poco, a algunas se les fue retirando la puerta, que permitía cierta intimidad a la hora de mantener una conversación. Otros soportes, creados para mantener dos teléfonos, vieron reducidos esta capacidad a la mitad. Se descuidó su limpieza y, por aquello de que ya no recaudan nada, ya no son fruto de lo vándalos interesados en hacerse con las monedas del cajón. Y ahí siguen,  sirviendo tan solo como soporte para propaganda callejera, a falta de otros lugares para la colocación oportuna de carteles.

                Por desuso, en breve, están condenadas a desaparecer, como ya lo han hecho algunas y  en su totalidad cunado el gobierno lo indique. Pero hay quien prefiere reconvertirlas o concederle una segunda oportunidad y darle un nuevo uso. Hay poblaciones donde ya lo han hecho y desde servir de tecnológico punto informativo para los turistas, a reconvertirlas en punto de recarga de móviles. Y en el caso más económico como biblioteca callejera donde intercambiar libros. Se admiten ideas, estamos a tiempo.

 

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