Miércoles, 24 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Viernes, 12 de Julio de 2019
POLÍTICA NACIONAL

Con las investiduras a vueltas: Pedro VS Pablo

Marino Carazo Martín

[Img #28325]Con el cambio en la política nacional y la desaparición del bipartidismo, parece que los partidos políticos no se acostumbran a solucionar los problemas derivados de las nuevas situaciones, es decir, ponerse de acuerdo en aras del bien común.

El estar más repartidos los escaños entre más fuerzas políticas, obliga, a quienes aspiran a gobernar, a pactar para poder conseguir el poder olvidando, tristemente, llevar a término el programa que ofrecían en campaña a sus electores, costándole menos aceptar "pulpo" como animal de compañía para conseguirlo, y lo que es peor... justificarlo de una forma descarada.

Nos perdemos ya en tanta sesión de investidura de éste o aquel candidato, en ésta o aquella Comunidad Autónoma y los medios se vuelcan en las "quinielas" previas, mientras presionan, los periodistas, a los diversos portavoces acerca de lo que van a hacer, aquí o allá, exigiéndoles respuestas comprometedoras sin sentido.

Tenemos investiduras que ya han salido adelante, investiduras fallidas, investiduras a la espera y, en el colmo del surrealismo político y por interés partidista, el PP hace un doble mortal con tirabuzón y en la Asamblea de Madrid, presenta una investidura... sin candidato. Quizás hasta de forma ILEGAL, con la clara intención de impedir la investidura de Ángel Gabilondo que solicitaba presentarse, no vaya a resultar elegido, a la vez que presionar, con ello, a sus socios de ultraderecha, poniendo el marcha el reloj de repetición de elecciones, para que apoyen a su candidata. Clara señal de que Ayuso, aún no dispone de los apoyos necesarios.

Algo que se terminaría, con toda seguridad, con un cambio de sistema que ya tienen implantado algunas Comunidades Autónomas como Asturias y alguna otra. La solución sería convocar una única sesión de investidura a la que se presenten cuantos candidatos lo deseen, de cada una de las diferentes formaciones y, de todos ellos, el candidato con mayor número de votos obtenidos, resulte investido presidente. Así de simple y así de eficaz. Una forma rotunda de evitar tanto fariseísmo en las formas.

En los ayuntamientos ya está establecido algo similar y que funciona. Si ningún candidato obtiene mayoría para gobernar, es nombrado alcalde el cabeza de la lista más votada.

Mientras esto no pase, tenemos que asistir a todo este baile de investiduras y juegos palaciegos, acuerdos secretos, aclaraciones, manifestaciones y tertulias interminables y cansinas, incluso para quienes tenemos cierto interés, por su trascendencia en la sociedad, del desarrollo de la política.

Y eso que aún no ha salido "el premio gordo", la investidura del Presidente del Gobierno, prevista para el 23-25 de este mes.

Aquí tenemos un pulso entre Pedro y Pablo, entre PSOE y Unidas Podemos, que nos puede costar, si no lo resuelven bien, parte del futuro a los que deseamos un gobierno social y de progreso y hemos votado a la izquierda.

Cada cual arrima el ascua a su sardina, legítimamente, pero han de tener cuidado con los "faroles" no sea que se le vuelvan, a ellos, y a nosotros, en contra, y nos fastidien a la mayoría. Creo que una repetición electoral la izquierda castigaría a ambos, más que por un cambio de voto, por un aumento de la abstención que, históricamente, suele dar los gobiernos a la derecha.

Pablo Iglesias quiere ser ministro y razones no le faltan, mientras que Pedro Sánchez quiere gobernar en solitario, y también tiene sus razones, pero necesita el apoyo parlamentario de UP, como en el último año.

Si los dos se enrocan y no hay acuerdo, que no piensen, ni uno ni otro, como ya pasó en 2016, que la situación va a mejorar para sus formaciones repitiendo elecciones.

Por mi parte, pienso que, de no conseguirse el gobierno de coalición con las "carteras" que pide Iglesias, no es mala solución para la ciudadanía, que es lo importante, un documento de máximos firmado y hecho público entre ambas fuerzas, que incluya todas esas asignaturas pendientes del curso pasado.

Un documento que incluya la derogación de la Reforma Laboral y de la ley Modaza. Una reforma fiscal que equilibre impuestos según ingresos y actualización de Pensiones. Que ponga las bases para la desaparición de la concertación educativa. Reversión de la privatización de servicios públicos que nunca, privatizados, han conseguido mayor calidad ni, desde luego, son más baratos. Una nueva Ley de Educación y atención a la Sanidad y la Dependencia, así como todos los que UP y PSOE llevaran en sus programas.

Con ello, de conseguirse, Podemos saldría realzado, bastante más que con una cartera ministerial o la vicepresidencia, que tiene obsesionado a Pablo Iglesias, y podría presumir de conseguir avances sociales, del mismo modo que en los debates electorales, exhibía, con mucha razón, los logros obtenidos gracias a su presión parlamentaria sobre el PSOE.

Una investidura fallida de Sánchez y la repetición de elecciones por un desacuerdo UP-PSOE, perjudicaría a todos, pero abocaría a la formación de Iglesias, en términos matemáticos, a tender a 0, a una próxima desaparición, lo que por otra parte, podría despertar conciencias, y, elegido otro líder menos egocéntrico, comenzar a recuperar el espíritu del 15M del que surgió o, casi mejor, hacer hueco a todos sus inscritos en una renovada y más fortalecida Izquierda Unida que Alberto Garzón ha abandonado, de forma gratuita, en los brazos de Iglesias.

 

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