Miércoles, 31 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Viernes, 12 de Julio de 2019
PERSPECTIVAS

La guerra en las alcobas de los partidos

Eugenio-Jesús de Ávila

[Img #28326]Ley política: todos los partidos sufren problemas domésticas, batallas intestinas, guerras infinitas. La izquierda, por su carácter religioso, padece estos males. Cuando el combate entre marxistas acontece en dictaduras horrendas, como fueron la soviética, china, Corea del Norte, ejemplo del comunismo monárquico, todo un oxímoron ideológico, y Cuba, los heterodoxos acaban en el paredón o, como mal menor, en el gulag o algún campo de regeneración. Si se produce en democracia, no correrá la sangre, pero sí aparecerá el ostracismo, un invento de un político griego, Clístenes  (siglo VI a.C.), que no tiene nada que ver con Tsipras. Analice el lector los sucedidos en Podemos desde que el partido de “Prometeo” Iglesias tocó el poder.

 

En la derecha, también hay crímenes políticos, enemistades, odios; pero son a título individual. A veces, se esta gente de la diestra se une, como aconteció en Zamora, en nuestra provincia, contra el enemigo común, contra el que pone en peligro sus privilegios, como fue el caso de  J.Antolín Martín, que solo pretendió cumplir con la ley durante su mandato y medio en el Hospital de la Encarnación. No le dejaron. Lo expulsaron por honrado. Recuerden que apoyaron a un tipo tan inefable como García Carneo, enemigos cordiales como Luis Cid, Antonio Vázquez o Macías, que después pagó tal apoyo con su apartheid político. Todas estas uniones son coyunturales, porque el odio funciona mucho entre personas que carecen de ideario, que entraron en la res pública para hacer carrera, aumentar el patrimonio personal y vivir del cuento político todo lo que se pueda.

Ahora, como sabemos, el PSOE se ha autodestruido en la provincia, mientras su líder nacional juega con etarras e hijos, con secesionistas y racistas catalanes y vascos, con los neocomunistas burgueses, a corro de la patata político. Antidio Fagúndez y sus asesores áulicos, prefirieron perder la Diputación antes de que Tomás del Bien, un socialista triunfante, asumiera más poder en la institución y, por ende, en la provincia. El PSOE de Zamora ya no tiene que repartir entre sus huestes, famélicas, como la legión de la Internacional. Ni un euro. Ni la prensa adicta y adepta, toda cuando había dinero por medio para publicidad, les prestará mucha atención.

Y, mientras el PP, que casi lo pierde todo por presentar a una candidata con rostro de perdedora a la Alcaldía de la capital, intenta apartar a María Teresa Martín Pozo de la primera línea del poder popular, para así ir progresando y purificarse de tantos conflictos abiertos por esta mujer durante estos cuatro años últimos. Como la concejala del PP adquiera poder, verbigracia, la Delegación de la Junta en nuestra provincia, temo por Barrios y por la Diputación, porque, conociéndola, obstaculizará cualquier proyecto que ensalce la labor de Requejo y los diputados del PP.

Aquí, el único partido, más bien familia, sin problemas internos, salvo alguna crítica literaria, en prensa y digitales, es Izquierda Unida. Ahora toca cambiar Zamora desde la Casa de las Panaderas. Quedan cuatro años, pero no se puede perder el tiempo ni una sola noche de este largo y cálido verano. Para el estío, hay que empezar a preparar el presupuesto 2020, que deberá ser el más inversor de la historia de la democracia en nuestra ciudad.

 

 

 

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