Ilia Galán
Domingo, 21 de Julio de 2019
DEMOCRACIA

Desencuentros y gobiernos

Ilia Galán

[Img #28460]Preparaba el viaje con ilusión estival, leyendo en uno de los autores clásicos del castellano universo el pensamiento ilustrado que desde el siglo XVIII describe su recorrido por itálicos entornos, comparándolos con los de Inglaterra, Francia o España, y entonces hallose hermosa perla de pensamiento político, hablando de la república veneciana como de una aristocracia donde una pequeña parte de la población los hilos del gobierno manejaba, dejando a los de otras ciudades (Padua, Vicenza, etc.), por muchos talentos que tuvieran, sin puestos en el gobierno y, en cambio, colocándose entre las principales familias, al margen de sus habilidades e ingenio. Se diría que hemos escapado de males como esos, pero solo donde hay oposiciones y exámenes justos, y no siempre. Sin embargo, no deja de ser actual el texto que aquí transcribo a partir de la magnífica edición crítica de Belén Tejerina: Leandro Fernández de Moratín en su Viage a Italia. Dejaré la grafía de la época, más libre que la nuestra, donde no cacareaban los censores y puritanos que predican hoy dogmas sobre lo políticamente correcto: “Desengañémonos, los hombres han estado siempre mal gobernados, y lo estarán hasta que dexen de existir.

Los grandes políticos y estadistas han escrito excelentes sistemas, admirables planes, donde se hallan principios tan sólidos, verdades tan irrefragables, que es necesario carecer de entendimiento para desaprovarlas; pero llega el caso de la execución, y todo se trastorna; porque no pudiendo las leyes obrar por sí solas, es necesario que los hombres las administren; y como los hombres tienen pasiones, obran según sus pasiones, no según el espíritu de las leyes; y como la multitud siempre es ignorante, fácilmente se engaña, y ella misma, buscando la libertad y el bien se forxa las cadenas. Qué resulta de aquí, que somos mui imperfectos, mui malos, mui ferozes quando se nos presenta la ocasión de serlo y que los mejores sistemas de gobierno deben considerarse como novelas mui bien escritas.”

De hecho, a diario lo comprobamos cuando abrimos las páginas de cualquier diario, sobre todo si miramos los acontecimientos que se disputan entre partidos al intentar formar gobierno: hay general ignorancia pero también pasiones o intereses personales y no siempre morales de quienes con inteligencia gobiernan o pretenden hacerlo. De ahí la necesidad de no hacer mala sangre cuando vemos el panorama de las humanas miserias; si nosotros organizar el mundo quisiéramos, también muchos defectos podrían censurarse en nuestras acciones. Debemos ser comprensivos, todos nos equivocamos y cometemos torpezas. Esto no quiere decir que debamos permanecer callados. Las democracias y el buen gobierno exigen críticas y mejor si son constructivas; señalar los defectos puede ayudar a cambiarlos, como que haya instituciones que vigilen lo que hacen otras y controlen su poder, para mantener el equilibrio del común navío.

 

 

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