PATRIMONIO
El Ayuntamiento y la muralla medieval
Eugenio-Jesús de Ávila
Durante, más o menos, un lustro, entre el año 2010, creación de El Día de Zamora, y 2015, investidura como alcalde de Francisco Guarido, Izquierda Unida mantuvo con este editor una excelente relación periodística: el entonces portavoz de IU y Miguel Ángel Viñas ocuparon las páginas 4 y 5 de este periódico, en las que ambos dirigentes ofrecían información extraordinaria de la vida política, económica, social y cultura de nuestra ciudad. Tal fue la simbiosis entre Guarido y Viñas y un servidor que un alto cargo del Gabinete de Alcaldía, segundo mandato de Rosa Valdeón, llegó a acusarme de cobrar de IU o, como mal menor, ser el periódico de esta formación política. Craso error. Solo había un intercambio. Nunca, como bien sabe el actual regidor, se censuró ni una sola coma de sus informaciones.
Por lógica, una vez que IU entró en la gobernanza municipal, apoyado por PSOE, finalizó aquella relación, que, ahora, de vez en cuando, aparece en ese extraño medio informativo que ninguneó, empequeñeció, jibarizó, la cabecera centenaria de El Correo de Zamora cuando lo compró, se terminó. Viene esto a cuento de la querencia de Guarido por el patrimonio histórico y monumental de Zamora.
Si bien es cierto que fue Antonio Vázquez el que inició la liberación de lienzos de muralla en la avenida de la Feria, labor que continuó la primera alcaldesa de Zamora, Guarido ha sido el que más dinamismo aportó a este objetivo de dejar exento el muro defensivo medieval de la ciudad del Romancero, aunque tal menester haya costado, y lo que te rondaré morena, muchísimo dinero.
Yo, como editor de este periódico y como director de La Voz de Zamora, denuncié el estado de nuestras iglesias románicas nada más regresar al periodismo. Recuerdo que mi primera denuncia la protagonizó el templo de Santiago del Burgo, que continuó con la muralla medieval. Tanto énfasis y fuerza puse en mis escritos sobre nuestro patrimonio, que la propia Rosa Valdeón llegó a espetarme aquello de que no conocía a ningún periodista que le hubiera sacado tanto partido a la herencia secular de Zamora. Y tan satisfecho me hizo sentir. Después, la alcaldesa, en lo que fue su mayor logro durante los ocho años de su mandato, consiguió que la Junta de Castilla y León concediese importante ayuda económica para restaurar más de una veintena de iglesias.
Pero el problema de Francisco Guarido, que se vio contrariado con un fallo judicial que acabó con su sueño de crear una enorme mirador hacia el Duero, se encuentra en restaurar los lienzos de muralla que van quedando al descubierto y acondicionar los espacios periféricos. El Ayuntamiento ejecuta el derribo de edificios, paga o expropia. Pero es el Ministerio de Cultura quien debe poner el dinero para que la ciudad que obtuvo fama de bien cercada, de inexpugnable durante el medioevo, recobre su esplendor histórico. Guarido, como titulaba nuestra portada de la pasada edición, ha abierto la muralla a la Historia. El gobierno de Sánchez, si en septiembre pacta con tirios o troyanos, montescos o capuletos, debe escuchar al Ayuntamiento de Zamora y cumplir con la promesa, manifestada por altos cargos socialistas, de recuperar la muralla de nuestra ciudad, con una importante inyección económica. Y no se admiten más dilaciones, porque lo prometido es deuda, incluso en campaña electoral.
Ojalá que este mandato 2019-2023 sea el que conozca la liberación y restauración global del recinto defensivo medieval de Zamora. No espero menos de Francisco Guarido, aunque ya no colabore, como antaño, con el único periódico zamorano que se edita en esta ciudad y su provincia. El resto es otra cosa.
Durante, más o menos, un lustro, entre el año 2010, creación de El Día de Zamora, y 2015, investidura como alcalde de Francisco Guarido, Izquierda Unida mantuvo con este editor una excelente relación periodística: el entonces portavoz de IU y Miguel Ángel Viñas ocuparon las páginas 4 y 5 de este periódico, en las que ambos dirigentes ofrecían información extraordinaria de la vida política, económica, social y cultura de nuestra ciudad. Tal fue la simbiosis entre Guarido y Viñas y un servidor que un alto cargo del Gabinete de Alcaldía, segundo mandato de Rosa Valdeón, llegó a acusarme de cobrar de IU o, como mal menor, ser el periódico de esta formación política. Craso error. Solo había un intercambio. Nunca, como bien sabe el actual regidor, se censuró ni una sola coma de sus informaciones.
Por lógica, una vez que IU entró en la gobernanza municipal, apoyado por PSOE, finalizó aquella relación, que, ahora, de vez en cuando, aparece en ese extraño medio informativo que ninguneó, empequeñeció, jibarizó, la cabecera centenaria de El Correo de Zamora cuando lo compró, se terminó. Viene esto a cuento de la querencia de Guarido por el patrimonio histórico y monumental de Zamora.
Si bien es cierto que fue Antonio Vázquez el que inició la liberación de lienzos de muralla en la avenida de la Feria, labor que continuó la primera alcaldesa de Zamora, Guarido ha sido el que más dinamismo aportó a este objetivo de dejar exento el muro defensivo medieval de la ciudad del Romancero, aunque tal menester haya costado, y lo que te rondaré morena, muchísimo dinero.
Yo, como editor de este periódico y como director de La Voz de Zamora, denuncié el estado de nuestras iglesias románicas nada más regresar al periodismo. Recuerdo que mi primera denuncia la protagonizó el templo de Santiago del Burgo, que continuó con la muralla medieval. Tanto énfasis y fuerza puse en mis escritos sobre nuestro patrimonio, que la propia Rosa Valdeón llegó a espetarme aquello de que no conocía a ningún periodista que le hubiera sacado tanto partido a la herencia secular de Zamora. Y tan satisfecho me hizo sentir. Después, la alcaldesa, en lo que fue su mayor logro durante los ocho años de su mandato, consiguió que la Junta de Castilla y León concediese importante ayuda económica para restaurar más de una veintena de iglesias.
Pero el problema de Francisco Guarido, que se vio contrariado con un fallo judicial que acabó con su sueño de crear una enorme mirador hacia el Duero, se encuentra en restaurar los lienzos de muralla que van quedando al descubierto y acondicionar los espacios periféricos. El Ayuntamiento ejecuta el derribo de edificios, paga o expropia. Pero es el Ministerio de Cultura quien debe poner el dinero para que la ciudad que obtuvo fama de bien cercada, de inexpugnable durante el medioevo, recobre su esplendor histórico. Guarido, como titulaba nuestra portada de la pasada edición, ha abierto la muralla a la Historia. El gobierno de Sánchez, si en septiembre pacta con tirios o troyanos, montescos o capuletos, debe escuchar al Ayuntamiento de Zamora y cumplir con la promesa, manifestada por altos cargos socialistas, de recuperar la muralla de nuestra ciudad, con una importante inyección económica. Y no se admiten más dilaciones, porque lo prometido es deuda, incluso en campaña electoral.
Ojalá que este mandato 2019-2023 sea el que conozca la liberación y restauración global del recinto defensivo medieval de Zamora. No espero menos de Francisco Guarido, aunque ya no colabore, como antaño, con el único periódico zamorano que se edita en esta ciudad y su provincia. El resto es otra cosa.
























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