DENUNCIAS
Peligro de cinco metros de desnivel en la avenida de Vigo
Falta una valla que evite caídas
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
No hace mucho, se han renovado las aceras de la avenida de Vigo. Allí, bajo las Peñas de Santa Marta, se han colocado nuevas baldosas, cuentan que permitirán un paso más cómodo que el empedrado anterior. Estupendo que se realicen mejoras y se creen, aun temporales, puestos de trabajo. Resultando de especial importancia, porque en la mencionada vía solo hay acera de un lado, quedando al otro una pequeña cuneta entre la calzada y el muro de la ribera del rio. Así, ahora tenemos un nuevo enlosado desde la cuesta del Pizarro hasta llegar al mismo barrio de Olivares, donde enfrente, a pocos metros de la primera casa, ya empieza la acera, desde cero hasta ocupar varios metros de anchura.
Como la zona peatonal es amplia, un par de bancos allí colocados permiten sentarse a quien así lo considere oportuno, junto a las escaleras de bajada. Pero ¡cuidado, mucho cuidado!, no, no por utilizar los bancos, que también seria, sino porque a sus espaldas hay una diferencia de nivel de cinco metros. Y no, no existe protección para tal peligro de ningún tipo, aunque bastaría una simple valla. Cualquier persona por un descuido o despiste, solo por asomarse, podría caer al camino ribereño, que está varios metros más abajo. No hablemos de niños, que será mejor, que por precaución no se acerquen al lugar señalado, el peligro es evidente.
Y, si bien no es un paso excesivamente concurrido, sí que está apto para el tránsito de personas; nada lo impide, es más, dos bancos invitan a usar el lugar. Esta es la Zamora de los proyectos, de los planes desde la oficina, sin que nadie compruebe, in situ, el resultado de los trabajos realizados. Suerte a quien transite por el lugar y a esperar que no haya que lamentar ningún percance.
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
No hace mucho, se han renovado las aceras de la avenida de Vigo. Allí, bajo las Peñas de Santa Marta, se han colocado nuevas baldosas, cuentan que permitirán un paso más cómodo que el empedrado anterior. Estupendo que se realicen mejoras y se creen, aun temporales, puestos de trabajo. Resultando de especial importancia, porque en la mencionada vía solo hay acera de un lado, quedando al otro una pequeña cuneta entre la calzada y el muro de la ribera del rio. Así, ahora tenemos un nuevo enlosado desde la cuesta del Pizarro hasta llegar al mismo barrio de Olivares, donde enfrente, a pocos metros de la primera casa, ya empieza la acera, desde cero hasta ocupar varios metros de anchura.
Como la zona peatonal es amplia, un par de bancos allí colocados permiten sentarse a quien así lo considere oportuno, junto a las escaleras de bajada. Pero ¡cuidado, mucho cuidado!, no, no por utilizar los bancos, que también seria, sino porque a sus espaldas hay una diferencia de nivel de cinco metros. Y no, no existe protección para tal peligro de ningún tipo, aunque bastaría una simple valla. Cualquier persona por un descuido o despiste, solo por asomarse, podría caer al camino ribereño, que está varios metros más abajo. No hablemos de niños, que será mejor, que por precaución no se acerquen al lugar señalado, el peligro es evidente.
Y, si bien no es un paso excesivamente concurrido, sí que está apto para el tránsito de personas; nada lo impide, es más, dos bancos invitan a usar el lugar. Esta es la Zamora de los proyectos, de los planes desde la oficina, sin que nadie compruebe, in situ, el resultado de los trabajos realizados. Suerte a quien transite por el lugar y a esperar que no haya que lamentar ningún percance.





























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