HISTORIA
La Alhandiga
Del Instituto de Estudios Zamoranos FLORIÁN D´OCAMPO
A veces no queremos caer en la cuenta, ignoro las razones del porqué, aunque pueda que las intuya, que esta situación educativa, fijada y estructurada, que tenemos ahora, como otras anteriores que hemos tenido en el pasado, esta originada por el desarrollo de una directrices ejecutivas que han emanado, en la mejor bondad y más óptima de las situaciones, de las propuestas de unos gabinetes técnicos y/o profesionales de asesoramiento, que han emitido una guías/propuestas/compendios para el desarrollo de las diferentes materias en los diversos estadios/bancales/sectores de la educación, pudiendo acaecer también y sin embargo, en presunción imaginativa que apuntamos, qué tales cometidos programados estuvieran, y de forma previa, alimentados de consignas/indicaciones/directivas emanadas por alguno de los poderes gestatívos y/o observantes que, por variadas razones y en aras de un seguimiento especial o de adherencia a unas líneas concretas, se hacían presentes.
De ese nuestro documentado/abigarrado/enjundioso pasado leonés, quienes estamos por la convergencia integral ciudadana, tanto hispánica (de todos sus Pueblos) como europea y universal, no podemos por menos, en atención a su significación y excelencia, de resaltar hechos, situaciones y referencias del pasado, tanto si es remoto como medio y próximo, del Regnúm Imperiúm Legionensis de toda la Corona Leonesa {que hoy día podríamos considerar asentada geográficamente en las cuatro Regiones Históricas y bi-constitucionales de: Extremadura, Reino Leonés, Galicia y Asturias}, a tenor no tanto del estrepitoso olvido tras el 23-F(1981) -.- centralista y centralizador-.- del 31-7-1981 {en los pactos de UCD+PSOE, con o sin la muleta de los integrantes de la Comisión de Expertos [Eduardo García de Enterría —Luis Cosculluela Montaner.—Tomás Ramón Fernández.— Santiago Muñoz Machado— Tomás Quadra-Salcedo.—Miguel Sánchez Morón (Vicesecretario de la Comisión).—Francisco Sosa Wagner.]}, que parece no tuvieron muy en cuenta, tras ya tres años de vigencia, ¡y vivencia constitucional!, del completo texto de la CE´1978, el oficial “Mapa Regional Constitucional de España”{ Bi- constitucional tras la CE´19131 y la CE´1978} y si de la exteriorización, un día sí y al siguiente también, de la llamada teoría y/o práctica del supremacismo, que trata de poner en circulación política de forma aconstitucional, sin contar con La Libre Voluntad Soberna de la Nación Española, el andamiaje de una pretendida estructura administrativa que implica, en sí misma y a título esperpéntico, la desigualdad cívica” en atención tanto al lugar de residencia como, parece ser, la saga/casta/herencia originaria de las personas de una concreto espacio geográfico. Es posible que, salvo otras opiniones fundadas en contrario, de los lodos (¿y/o lobby´s?) del año 1981 hayan venido los lloros de 2017 y siguientes.
Tenemos otrora, y parece ampliamente documentado, que: “La constatación de una segunda batalla después de la derrota agarena en la “Batalla Simancas” (6-8-939) y de la trágica epopeya de “La Jornada del Foso en Zamora” (5-8-939), ha dejado sobre el relato del proceso histórico del Siglo X, a nivel de rango universal, la trascendente victoria de la Corona Leonesa sobre el Califato de Córdoba que tiene lugar en La Alhandiga”. De tal hecho tenían que, en nuestra opinión, hablarnos más en los iniciales procesos educativos pero, paree ser, que ello aún no les alcanza.
Observablemente nos movemos, en nuestra pretensión actual, sobre la submeseta norte de la península Ibérica y a veces, puede suceder, no se tienen en cuenta algunos detalles, que puede ser pequeños pero claves e importantes, ¡muy importantes!, a la hora de la descripción de algunos hechos y acontecimientos de ese común pasado. Estamos en el verano del año 939, en una zona geográfica con climas de categoría continental, y en el verano fuerte de los meses de julio y agosto, con un gradiente diferenciador de temperaturas que pudieran rondar, ¡en aquella época!, entre los 44ºC a los 48ºC, tenemos moviéndose los ejércitos del Califato desde Córdoba ( con altitud de 106 m), hacia Zamora (649 m), Simancas (725 m) y La Alhandiga (835 m), y teniendo que hacer un recorrido medio de 600 km (mayormente por la tórrida submeseta), mientras que sus oponentes, los ejércitos de Ramiro II de León y sus aliados, seria de apenas de una media próxima a los 250 km.
De forma impactante tenemos dos batallas seguidas, ¡muy seguidas!, en el tiempo, que se hace perentorio analizar. Así está que: “Es esa segunda confrontación bélica, en el mes de agosto del año 939, entre los ejércitos de Abd al- Rahman III (Califato de Córdoba) y de Ramiro II (Regnún Imperiún Legionensis), la que formaliza una interpretación integral de las respectivas situaciones, con todas sus circunstancias, en el momento del conflicto armado y después del mismo.”
No estamos hablando de ese tipo de batallas que solo los propios destacan (haciendo relumbrón) y donde el adversario queda como si tal cosa y desprovisto de cualquier reconocimiento. Estamos hablando, aquí y ahora, de batallas determinantes (por su trascendente amplitud, su logístico proceder y sus excepcionales consecuencias), en el ser y en el estar de toda la península Ibérica. En las batallas excepcionales de toda la Reconquista tenemos un paradigma ejemplarizante: “El antes y el después de "La Alhandiga". Ello marca un reajuste de los equilibrios de poder muy amplios, en el solar hispánico, que no pueden quedar desdibujados en absoluto, aunque sea mucho el interés, por otras razones ahistóricas, que sobre tal hecho concreto se haga focalizar, y orlándolo de interpretaciones que, en su fondo, tratan de rebajar, diluyendo en alguna medida y forma, el marco original, de la expresiva y mayestática doble victoria lograda por los leoneses (y otros colaboradores que no regateamos) comandados por el Rey/Emperador Leonés Ramiro II.”
El escenario de la confrontación bélica es muy relevante a la hora del momento de llevar a la práctica los hechos beligerantes de hostilidad armada. El conocimiento “in situ” sobre el terrero, con los enclaves referenciales, y su adecuada valoración es clave para la dinamización de los movimientos de las facciones de los ejércitos en liza, al objeto de obtener la máxima ventaja posible y la mayor rentabilidad bélica. ¿Qué ocurre en el verano del año 939?. Veamos:” La triple interacción bélica, que ubicamos espacial y pretendidamente, del agosto del año 939, podría interpretarse, de hecho ya se ha sostenido, como una situación estratégica, donde se juega con unas fuerzas desplegadas en (5.000) y ante (20.000) en Zamora, desde un conocimiento de las dinámicas vectorizadas de ambos gruesos de ejércitos, el leonés (40.000) en pos de socorrer a Zamora, llegando, en su intento, a ella desde el este y el agareno (80.000) dirigiéndose hacia el este, desde posiblemente el oeste, para no caer en las trampa de “hoyo de Zamora” (como ya ocurrió en el 901), y como ambos confluyen en Simancas (a escasos 90 km de Zamora y a 145 km de La Alhandiga).”
Con otra posibilidad a mayores, donde incluso podemos imaginativamente abundar más. Tendríamos un escenario alternativo, por otra variante:” Se puede incluso suponer la existencia de algunas fuerzas leonesas [imaginemos provenientes de las tierras gallegas (de Ourense) y portuguesas (de Braga)] caminantes en socorro de la urbe leonesa de Zamora que llegan después del 5-8-939 y que, en buena lógica, hostigarían al adversario agareno.”
Es sabido que en los enfrentamientos bélicos, tanto en la Edad Media como después, la escenificación de los movimientos bélicos tendría que abarcar a todas y cada una de las intendencias posibles y/o probables. ¿Qué hacer si el resultado no se ajusta a las previsiones iniciales?. Es por ello que alumbramos una posible argumentación: “Una vez consumada la derrota de Simancas (donde recordamos, por su alta importancia, trascendencia y significación, que quien pierde es el Califato de Córdoba y quien gana es la Corona Leonesa), incluso antes de producirse esta, se tendría previsto, de forma logística preventiva, todos los caminos, ¡más seguros!, de mejor evacuación ante las posibles contingencias adversas del combate, tanto por uno como por otro de los contendientes, en la certeza y/o seguridad de reunir lógicamente las mejores garantías al retroceder.”
El escenario en el plano de la submeseta norte, los dos contendientes del verano del año 939, formalizarían sus estrategias y escudriñarían las posibilidades de llevarlas a término. No solo se traba de llegar al enfrentamiento bélico con el adversario, también y en precaución, en caso de ser adverso el resultado, como salir del mismo. Supongamos, en la escenificación probable, que: “ Sí Ramiro II ha llegado al meridiano de Simancas, es por proceder desde el este e ir junto con otros aliados (puede que incluso llegados desde Zaragoza) que vienen de tal dirección. Su estrategia de retirada estaría en las direcciones norte (a León) y este (hacia Burgos, Pamplona y Zaragoza), y su contrario utilizaría, en un suponer pragmático de la situación opuesta, la del oeste y sur, y a ellas sumaria las fuerzas que aún le quedaran del cerco/asalto de Zamora (en un manejo amplio de la ribera izquierda del Río Duero), para que, confluyendo en Salamanca (con un contingente de entre 70.000 a 80.000 miembros), dirigirse por una u otra de las vías romanas [La Vía de la Plata (Puerto de La Fregeneda hacia Plasencia) o La Vía Dalmacia (por el Puerto de Perales hacia Coria)], tratando de llegar a Cáceres y Mérida y desde ahí a Córdoba.” El acto bélico de la batalla de Simancas fue lo que sí fue y El Califato se encontró con lo que no esperaba ni se imaginaba, es más su pretendido plan de retirada, no les acompañó tampoco. Tuvieron dos momentos adversos que no les eran, en su adecuación propia, mensurables en optimización para sus intereses. ¿Qué sorpresa aconteció?. Auspiciamos señas y caminos: “Algo no salió bien en la retirada de los agarenos como lo tenían planteado, ya que de la batalla de "La Alhandiga", lo que sí existe es unanimidad descriptiva en que la misma supone un total desastre para el Califa Abd al-Rhaman III.”
De la realidad, y la rotundidad, sobre la descripción del día 12-8-939, deja muy pocas dudas, cuando se corrobora que: ”la batalla de "La Alhandiga" fue un descalabro absoluto del ejercito agareno del Califato de Córdoba. "La Alhandiga" confirma, de forma rotunda, el poder militar de la Corona Leonesa.”
Tenemos que el geográfico teatro militar operativo salmantino, escenificaría el trágico final del ejército califal. Se haría constatación pragmática:” Sí el Río La Alhandiga fue el escenario de tal hecho y los barrancos de Cortos, allí cerca de La Maya (de la Comarca de Tierra de Alba), en las proximidad de la urbe leonesa de Salamanca, los protagonistas invitados, al unísono de las tropas leonesas y sus aliados, es obvio concatenar que la salida (en el propio territorio que dominaba el Califato de Córdoba ), debe seguir por las plazas más importantes que, en siguiendo El Campo Charro, por El Abadengo y El Rebollar, les puedan ayudar y dirigirse rápidamente, con los cambios óptimos de caballería (en contingentes de escasos números), a Coria y Mérida [*parece ubicada “in locum que dicitur Leocaput et ribo nomine Verbera”, a camino de la doble dirección hacia Monleón y del Rio Huebra, donde posiblemente dividieron sus contingentes los agarenos en su apremiante y dramática fuga hacia el sur hispano].”
Estamos con dos batallas seguidas con el mismo resultado dejan una imagen explicativa:”Después de batalla de "La Alhandiga", de la otra vez victoria de la Corona Leonesa, viene la desbandada en el ejercito de Abd AL-Rhaman III, que ha visto como, en cuestión de escasas siete u ocho fechas, su formidable ejército de 100.000 soldados se ha esfumado.”
En la descripción histórica se habla de la importancia y trascendencia de ambas batallas por:” La contundencia de los hechos de armas de Simancas y La Alhandíga no solo hablan, por sí solo, de un despliegue militar optimo, de la táctica de la caballería leonesa, por parte de los ejércitos de Ramiro II, también se trasluce una disposición de ánimo elevada, de un, tal vez, ser conocedores de la masacre en "La Jornada del Foso de Zamora" y buscar, no la venganza, y si el desquite y , en todo caso, redimir y homenajear a los que murieron en la defensa de Zamora (5-8-939).”
El dramatismo presencial de la escenificación del verano del año 939 se vuelve siempre en el relato de los hechos como de importancia crucial y seguramente clave para el resultado: “De Simancas hasta "La de Alhandiga" estamos hablando de una persecución continuada, de varios días, a lo largo de más de cien kilómetros que hacen los ejércitos de la Corona Leonesa. Estamos situando los hechos de "La Alhandiga", no solo espacialmente, con todas las precauciones al uso, sino también temporalmente en las inmediaciones del día 12 de agosto de año 939.
Tenemos un hecho escénico: “Los dos poderes de la península Ibérica en el S. X, han medido sus fuerzas y sus dinámicas movilizadoras, y han visto ante sí los resultados, se está en otra fase”. Y se actúa consecuentemente en ella: “Es el colofón victorioso de la batalla de "La Alhandíga", ganada por los leoneses de Ramiro II, el que obliga a pedir la tregua a Abd alRhaman III y es por ello, en la suma con Simancas (6-8-939), como la Corona Leonesa, en toda su territorial amplitud, alcanza estima, relevancia excelsa y prestigio sin paragón en el ámbito del tablero medieval hispánico, europeo y del próximo oriente.”
¿De qué supremacismo hablamos ahora?. Visto esta y queda que, sin supremacismos al uso, con las realidades de lo reseñado, si debemos valorar lo acontecido y estimarlo, sobre manera, en su justa tasación. La lección debe servir a todos, y en principio, para nosotros mismos. Cuando hubo que estar, en el pasado, con un estar de compromiso vinculante muy grave y sin vacilaciones, se estuvo.
Seamos concretos: “El Estado medieval leonés fue, por su hacer y por su estar, cimero e importante antes del S. X, en él y también después. En la península Ibérica, en el tú a tú, nos conocemos y por ello es sabido lo que supuso peninsular y europeamente el verano del año 939”. En "La Alhandiga" (12-8-939), después de "la gloria leonesa de Simancas" (6-8-939), es el afianzamiento del Regnúm Imperiún Hispánico Legionensis además de, por supuesto, la acción cimera de su soberano Ramiro II, e indudablemente otra fuente más, una más, de las heredadas raíces patrimoniales de nuestra gente y de nuestra tierra.
Hablemos con claridad diáfana. Por ello decimos: “de los supremacismos no, de la igualdad sí”. La península es de todos y, en nuestro criterio, debe seguir siendo de todos y, en nuestro particular criterio, con todos. Lo fue ayer, lo es hoy e instamos, en nuestra libre voluntariedad, porque también lo sea mañana.
Instamos a la solidaria convivencia y a la fraternal vecindad. Aportamos una reflexión: “Es el soporte histórico, la vivencia, el hecho diferencial-.-la identidad, raíz y hechos antropológico-.-, en el Siglo X, del que nace aquel hispánico plural umbral al ahora social (constitucional), directo y propio, compartido y no excluyente, solidario y fraternal del amplio, en toda la Corona Leonesa peregrina en Santiago, con nosotros: los leoneses.”
A veces no queremos caer en la cuenta, ignoro las razones del porqué, aunque pueda que las intuya, que esta situación educativa, fijada y estructurada, que tenemos ahora, como otras anteriores que hemos tenido en el pasado, esta originada por el desarrollo de una directrices ejecutivas que han emanado, en la mejor bondad y más óptima de las situaciones, de las propuestas de unos gabinetes técnicos y/o profesionales de asesoramiento, que han emitido una guías/propuestas/compendios para el desarrollo de las diferentes materias en los diversos estadios/bancales/sectores de la educación, pudiendo acaecer también y sin embargo, en presunción imaginativa que apuntamos, qué tales cometidos programados estuvieran, y de forma previa, alimentados de consignas/indicaciones/directivas emanadas por alguno de los poderes gestatívos y/o observantes que, por variadas razones y en aras de un seguimiento especial o de adherencia a unas líneas concretas, se hacían presentes.
De ese nuestro documentado/abigarrado/enjundioso pasado leonés, quienes estamos por la convergencia integral ciudadana, tanto hispánica (de todos sus Pueblos) como europea y universal, no podemos por menos, en atención a su significación y excelencia, de resaltar hechos, situaciones y referencias del pasado, tanto si es remoto como medio y próximo, del Regnúm Imperiúm Legionensis de toda la Corona Leonesa {que hoy día podríamos considerar asentada geográficamente en las cuatro Regiones Históricas y bi-constitucionales de: Extremadura, Reino Leonés, Galicia y Asturias}, a tenor no tanto del estrepitoso olvido tras el 23-F(1981) -.- centralista y centralizador-.- del 31-7-1981 {en los pactos de UCD+PSOE, con o sin la muleta de los integrantes de la Comisión de Expertos [Eduardo García de Enterría —Luis Cosculluela Montaner.—Tomás Ramón Fernández.— Santiago Muñoz Machado— Tomás Quadra-Salcedo.—Miguel Sánchez Morón (Vicesecretario de la Comisión).—Francisco Sosa Wagner.]}, que parece no tuvieron muy en cuenta, tras ya tres años de vigencia, ¡y vivencia constitucional!, del completo texto de la CE´1978, el oficial “Mapa Regional Constitucional de España”{ Bi- constitucional tras la CE´19131 y la CE´1978} y si de la exteriorización, un día sí y al siguiente también, de la llamada teoría y/o práctica del supremacismo, que trata de poner en circulación política de forma aconstitucional, sin contar con La Libre Voluntad Soberna de la Nación Española, el andamiaje de una pretendida estructura administrativa que implica, en sí misma y a título esperpéntico, la desigualdad cívica” en atención tanto al lugar de residencia como, parece ser, la saga/casta/herencia originaria de las personas de una concreto espacio geográfico. Es posible que, salvo otras opiniones fundadas en contrario, de los lodos (¿y/o lobby´s?) del año 1981 hayan venido los lloros de 2017 y siguientes.
Tenemos otrora, y parece ampliamente documentado, que: “La constatación de una segunda batalla después de la derrota agarena en la “Batalla Simancas” (6-8-939) y de la trágica epopeya de “La Jornada del Foso en Zamora” (5-8-939), ha dejado sobre el relato del proceso histórico del Siglo X, a nivel de rango universal, la trascendente victoria de la Corona Leonesa sobre el Califato de Córdoba que tiene lugar en La Alhandiga”. De tal hecho tenían que, en nuestra opinión, hablarnos más en los iniciales procesos educativos pero, paree ser, que ello aún no les alcanza.
Observablemente nos movemos, en nuestra pretensión actual, sobre la submeseta norte de la península Ibérica y a veces, puede suceder, no se tienen en cuenta algunos detalles, que puede ser pequeños pero claves e importantes, ¡muy importantes!, a la hora de la descripción de algunos hechos y acontecimientos de ese común pasado. Estamos en el verano del año 939, en una zona geográfica con climas de categoría continental, y en el verano fuerte de los meses de julio y agosto, con un gradiente diferenciador de temperaturas que pudieran rondar, ¡en aquella época!, entre los 44ºC a los 48ºC, tenemos moviéndose los ejércitos del Califato desde Córdoba ( con altitud de 106 m), hacia Zamora (649 m), Simancas (725 m) y La Alhandiga (835 m), y teniendo que hacer un recorrido medio de 600 km (mayormente por la tórrida submeseta), mientras que sus oponentes, los ejércitos de Ramiro II de León y sus aliados, seria de apenas de una media próxima a los 250 km.
De forma impactante tenemos dos batallas seguidas, ¡muy seguidas!, en el tiempo, que se hace perentorio analizar. Así está que: “Es esa segunda confrontación bélica, en el mes de agosto del año 939, entre los ejércitos de Abd al- Rahman III (Califato de Córdoba) y de Ramiro II (Regnún Imperiún Legionensis), la que formaliza una interpretación integral de las respectivas situaciones, con todas sus circunstancias, en el momento del conflicto armado y después del mismo.”
No estamos hablando de ese tipo de batallas que solo los propios destacan (haciendo relumbrón) y donde el adversario queda como si tal cosa y desprovisto de cualquier reconocimiento. Estamos hablando, aquí y ahora, de batallas determinantes (por su trascendente amplitud, su logístico proceder y sus excepcionales consecuencias), en el ser y en el estar de toda la península Ibérica. En las batallas excepcionales de toda la Reconquista tenemos un paradigma ejemplarizante: “El antes y el después de "La Alhandiga". Ello marca un reajuste de los equilibrios de poder muy amplios, en el solar hispánico, que no pueden quedar desdibujados en absoluto, aunque sea mucho el interés, por otras razones ahistóricas, que sobre tal hecho concreto se haga focalizar, y orlándolo de interpretaciones que, en su fondo, tratan de rebajar, diluyendo en alguna medida y forma, el marco original, de la expresiva y mayestática doble victoria lograda por los leoneses (y otros colaboradores que no regateamos) comandados por el Rey/Emperador Leonés Ramiro II.”
El escenario de la confrontación bélica es muy relevante a la hora del momento de llevar a la práctica los hechos beligerantes de hostilidad armada. El conocimiento “in situ” sobre el terrero, con los enclaves referenciales, y su adecuada valoración es clave para la dinamización de los movimientos de las facciones de los ejércitos en liza, al objeto de obtener la máxima ventaja posible y la mayor rentabilidad bélica. ¿Qué ocurre en el verano del año 939?. Veamos:” La triple interacción bélica, que ubicamos espacial y pretendidamente, del agosto del año 939, podría interpretarse, de hecho ya se ha sostenido, como una situación estratégica, donde se juega con unas fuerzas desplegadas en (5.000) y ante (20.000) en Zamora, desde un conocimiento de las dinámicas vectorizadas de ambos gruesos de ejércitos, el leonés (40.000) en pos de socorrer a Zamora, llegando, en su intento, a ella desde el este y el agareno (80.000) dirigiéndose hacia el este, desde posiblemente el oeste, para no caer en las trampa de “hoyo de Zamora” (como ya ocurrió en el 901), y como ambos confluyen en Simancas (a escasos 90 km de Zamora y a 145 km de La Alhandiga).”
Con otra posibilidad a mayores, donde incluso podemos imaginativamente abundar más. Tendríamos un escenario alternativo, por otra variante:” Se puede incluso suponer la existencia de algunas fuerzas leonesas [imaginemos provenientes de las tierras gallegas (de Ourense) y portuguesas (de Braga)] caminantes en socorro de la urbe leonesa de Zamora que llegan después del 5-8-939 y que, en buena lógica, hostigarían al adversario agareno.”
Es sabido que en los enfrentamientos bélicos, tanto en la Edad Media como después, la escenificación de los movimientos bélicos tendría que abarcar a todas y cada una de las intendencias posibles y/o probables. ¿Qué hacer si el resultado no se ajusta a las previsiones iniciales?. Es por ello que alumbramos una posible argumentación: “Una vez consumada la derrota de Simancas (donde recordamos, por su alta importancia, trascendencia y significación, que quien pierde es el Califato de Córdoba y quien gana es la Corona Leonesa), incluso antes de producirse esta, se tendría previsto, de forma logística preventiva, todos los caminos, ¡más seguros!, de mejor evacuación ante las posibles contingencias adversas del combate, tanto por uno como por otro de los contendientes, en la certeza y/o seguridad de reunir lógicamente las mejores garantías al retroceder.”
El escenario en el plano de la submeseta norte, los dos contendientes del verano del año 939, formalizarían sus estrategias y escudriñarían las posibilidades de llevarlas a término. No solo se traba de llegar al enfrentamiento bélico con el adversario, también y en precaución, en caso de ser adverso el resultado, como salir del mismo. Supongamos, en la escenificación probable, que: “ Sí Ramiro II ha llegado al meridiano de Simancas, es por proceder desde el este e ir junto con otros aliados (puede que incluso llegados desde Zaragoza) que vienen de tal dirección. Su estrategia de retirada estaría en las direcciones norte (a León) y este (hacia Burgos, Pamplona y Zaragoza), y su contrario utilizaría, en un suponer pragmático de la situación opuesta, la del oeste y sur, y a ellas sumaria las fuerzas que aún le quedaran del cerco/asalto de Zamora (en un manejo amplio de la ribera izquierda del Río Duero), para que, confluyendo en Salamanca (con un contingente de entre 70.000 a 80.000 miembros), dirigirse por una u otra de las vías romanas [La Vía de la Plata (Puerto de La Fregeneda hacia Plasencia) o La Vía Dalmacia (por el Puerto de Perales hacia Coria)], tratando de llegar a Cáceres y Mérida y desde ahí a Córdoba.” El acto bélico de la batalla de Simancas fue lo que sí fue y El Califato se encontró con lo que no esperaba ni se imaginaba, es más su pretendido plan de retirada, no les acompañó tampoco. Tuvieron dos momentos adversos que no les eran, en su adecuación propia, mensurables en optimización para sus intereses. ¿Qué sorpresa aconteció?. Auspiciamos señas y caminos: “Algo no salió bien en la retirada de los agarenos como lo tenían planteado, ya que de la batalla de "La Alhandiga", lo que sí existe es unanimidad descriptiva en que la misma supone un total desastre para el Califa Abd al-Rhaman III.”
De la realidad, y la rotundidad, sobre la descripción del día 12-8-939, deja muy pocas dudas, cuando se corrobora que: ”la batalla de "La Alhandiga" fue un descalabro absoluto del ejercito agareno del Califato de Córdoba. "La Alhandiga" confirma, de forma rotunda, el poder militar de la Corona Leonesa.”
Tenemos que el geográfico teatro militar operativo salmantino, escenificaría el trágico final del ejército califal. Se haría constatación pragmática:” Sí el Río La Alhandiga fue el escenario de tal hecho y los barrancos de Cortos, allí cerca de La Maya (de la Comarca de Tierra de Alba), en las proximidad de la urbe leonesa de Salamanca, los protagonistas invitados, al unísono de las tropas leonesas y sus aliados, es obvio concatenar que la salida (en el propio territorio que dominaba el Califato de Córdoba ), debe seguir por las plazas más importantes que, en siguiendo El Campo Charro, por El Abadengo y El Rebollar, les puedan ayudar y dirigirse rápidamente, con los cambios óptimos de caballería (en contingentes de escasos números), a Coria y Mérida [*parece ubicada “in locum que dicitur Leocaput et ribo nomine Verbera”, a camino de la doble dirección hacia Monleón y del Rio Huebra, donde posiblemente dividieron sus contingentes los agarenos en su apremiante y dramática fuga hacia el sur hispano].”
Estamos con dos batallas seguidas con el mismo resultado dejan una imagen explicativa:”Después de batalla de "La Alhandiga", de la otra vez victoria de la Corona Leonesa, viene la desbandada en el ejercito de Abd AL-Rhaman III, que ha visto como, en cuestión de escasas siete u ocho fechas, su formidable ejército de 100.000 soldados se ha esfumado.”
En la descripción histórica se habla de la importancia y trascendencia de ambas batallas por:” La contundencia de los hechos de armas de Simancas y La Alhandíga no solo hablan, por sí solo, de un despliegue militar optimo, de la táctica de la caballería leonesa, por parte de los ejércitos de Ramiro II, también se trasluce una disposición de ánimo elevada, de un, tal vez, ser conocedores de la masacre en "La Jornada del Foso de Zamora" y buscar, no la venganza, y si el desquite y , en todo caso, redimir y homenajear a los que murieron en la defensa de Zamora (5-8-939).”
El dramatismo presencial de la escenificación del verano del año 939 se vuelve siempre en el relato de los hechos como de importancia crucial y seguramente clave para el resultado: “De Simancas hasta "La de Alhandiga" estamos hablando de una persecución continuada, de varios días, a lo largo de más de cien kilómetros que hacen los ejércitos de la Corona Leonesa. Estamos situando los hechos de "La Alhandiga", no solo espacialmente, con todas las precauciones al uso, sino también temporalmente en las inmediaciones del día 12 de agosto de año 939.
Tenemos un hecho escénico: “Los dos poderes de la península Ibérica en el S. X, han medido sus fuerzas y sus dinámicas movilizadoras, y han visto ante sí los resultados, se está en otra fase”. Y se actúa consecuentemente en ella: “Es el colofón victorioso de la batalla de "La Alhandíga", ganada por los leoneses de Ramiro II, el que obliga a pedir la tregua a Abd alRhaman III y es por ello, en la suma con Simancas (6-8-939), como la Corona Leonesa, en toda su territorial amplitud, alcanza estima, relevancia excelsa y prestigio sin paragón en el ámbito del tablero medieval hispánico, europeo y del próximo oriente.”
¿De qué supremacismo hablamos ahora?. Visto esta y queda que, sin supremacismos al uso, con las realidades de lo reseñado, si debemos valorar lo acontecido y estimarlo, sobre manera, en su justa tasación. La lección debe servir a todos, y en principio, para nosotros mismos. Cuando hubo que estar, en el pasado, con un estar de compromiso vinculante muy grave y sin vacilaciones, se estuvo.
Seamos concretos: “El Estado medieval leonés fue, por su hacer y por su estar, cimero e importante antes del S. X, en él y también después. En la península Ibérica, en el tú a tú, nos conocemos y por ello es sabido lo que supuso peninsular y europeamente el verano del año 939”. En "La Alhandiga" (12-8-939), después de "la gloria leonesa de Simancas" (6-8-939), es el afianzamiento del Regnúm Imperiún Hispánico Legionensis además de, por supuesto, la acción cimera de su soberano Ramiro II, e indudablemente otra fuente más, una más, de las heredadas raíces patrimoniales de nuestra gente y de nuestra tierra.
Hablemos con claridad diáfana. Por ello decimos: “de los supremacismos no, de la igualdad sí”. La península es de todos y, en nuestro criterio, debe seguir siendo de todos y, en nuestro particular criterio, con todos. Lo fue ayer, lo es hoy e instamos, en nuestra libre voluntariedad, porque también lo sea mañana.
Instamos a la solidaria convivencia y a la fraternal vecindad. Aportamos una reflexión: “Es el soporte histórico, la vivencia, el hecho diferencial-.-la identidad, raíz y hechos antropológico-.-, en el Siglo X, del que nace aquel hispánico plural umbral al ahora social (constitucional), directo y propio, compartido y no excluyente, solidario y fraternal del amplio, en toda la Corona Leonesa peregrina en Santiago, con nosotros: los leoneses.”



























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