DENUNCIAS
Consumen mucho, alumbran poco, las farolas de La Horta necesitan renovarse
Penumbra en las calles del casco antiguo
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
Cuando la señora Sole, tomo en sus manos unas cuartillas y pidió a los vecinos su firma, para que el ayuntamiento colocara farolas en las calles de La Horta, no podía imaginar, que aquella mejora que al poco lograría, seguiría en las mismas condiciones pasados nada menos que cincuenta años. El mismo cableado, las mismas cajas de conexiones, los mismos armarios eléctricos y las mismas farolas, de sencillo diseño que en su momento hizo el taller que trabajó junto a la iglesia de Lourdes. Poco ha cambiado, a decir verdad en su momento se sustituyeron las lámparas de mercurio, por las de vapor de sodio con las que funcionan actualmente y los vidrios trasparentes por unos blancos pero de eso hace ya muchos años.
Soportes antiguos, viejas luminarias en desuso que hacen saber los años que llevan trabajando de una manera ostensibles, por un lado alumbrando tímidamente el barrio, con puntos donde apenas se ve, con noches donde el reflejo de la luna proporciona más intensidad , que la mas cercana farola. Pero además ese desfase que arrastran para ir con los tiempos del moderno alumbrado conlleva un gasto brutal en comparación con el que representaría unas lámparas LED de bajo consumo, que se emplean actualmente.
De vez en cuando, el camión de mantenimiento del alumbrado público pasa por el barrio ribereño, pero eso ocurre cada mucho tiempo, tanto, que los vecinos no conocen ni de qué color es ese vehículo, con los operarios encargados de que en la calle haya luz de noche. Su misión es muy sencilla, reparar averías, hacer que todo funcione, aunque la principal operación a realizar consiste en la sustitución de las lámparas fundidas. Pero aun insistiendo, como eso de darse una vuelta para comprobar donde hay que intervenir es poco frecuente, cuando la bombilla de cualquier farola deja de lucir, así permanece muchos, pero muchos meses. Mal, porque no se realizan con la frecuencia mínima requerida, las tareas de reparación, para aquellas luminarias afectadas, mucho peor es la de mantenimiento que ni siquiera se realiza, las arañas tejen sus telas para perpetuarse con otras suciedades haciendo los vidrios más opacos, obstaculizando aún más, que la escasa luz que proporcionan llegue., medianamente lejos.
Recientemente en el paseo del Duero se sustituyó, y porque hacía buena falta el alumbrado por otro mucho más moderno LED, con lo cual ahora mismo hay más luz de noche en la orilla del rio, por donde pasan algunos que en las calles donde vivimos, por donde pasamos todos.
Manuel Herrero Alonso: Texto y fotografías
Cuando la señora Sole, tomo en sus manos unas cuartillas y pidió a los vecinos su firma, para que el ayuntamiento colocara farolas en las calles de La Horta, no podía imaginar, que aquella mejora que al poco lograría, seguiría en las mismas condiciones pasados nada menos que cincuenta años. El mismo cableado, las mismas cajas de conexiones, los mismos armarios eléctricos y las mismas farolas, de sencillo diseño que en su momento hizo el taller que trabajó junto a la iglesia de Lourdes. Poco ha cambiado, a decir verdad en su momento se sustituyeron las lámparas de mercurio, por las de vapor de sodio con las que funcionan actualmente y los vidrios trasparentes por unos blancos pero de eso hace ya muchos años.
Soportes antiguos, viejas luminarias en desuso que hacen saber los años que llevan trabajando de una manera ostensibles, por un lado alumbrando tímidamente el barrio, con puntos donde apenas se ve, con noches donde el reflejo de la luna proporciona más intensidad , que la mas cercana farola. Pero además ese desfase que arrastran para ir con los tiempos del moderno alumbrado conlleva un gasto brutal en comparación con el que representaría unas lámparas LED de bajo consumo, que se emplean actualmente.
De vez en cuando, el camión de mantenimiento del alumbrado público pasa por el barrio ribereño, pero eso ocurre cada mucho tiempo, tanto, que los vecinos no conocen ni de qué color es ese vehículo, con los operarios encargados de que en la calle haya luz de noche. Su misión es muy sencilla, reparar averías, hacer que todo funcione, aunque la principal operación a realizar consiste en la sustitución de las lámparas fundidas. Pero aun insistiendo, como eso de darse una vuelta para comprobar donde hay que intervenir es poco frecuente, cuando la bombilla de cualquier farola deja de lucir, así permanece muchos, pero muchos meses. Mal, porque no se realizan con la frecuencia mínima requerida, las tareas de reparación, para aquellas luminarias afectadas, mucho peor es la de mantenimiento que ni siquiera se realiza, las arañas tejen sus telas para perpetuarse con otras suciedades haciendo los vidrios más opacos, obstaculizando aún más, que la escasa luz que proporcionan llegue., medianamente lejos.
Recientemente en el paseo del Duero se sustituyó, y porque hacía buena falta el alumbrado por otro mucho más moderno LED, con lo cual ahora mismo hay más luz de noche en la orilla del rio, por donde pasan algunos que en las calles donde vivimos, por donde pasamos todos.






























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