DENUNCIA
Aparca bicis desocupados y ciclos mal aparcados
Mal ubicados los aparcaderos o poco concienciados para su uso
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Son conocidas las múltiples ventajas de desplazarse en bici, tanto económicas como ecológicas. Beneficio personal para el ciclista, porque el cuerpo agradece ese ejercicio moderado, conseguido dando pedales y que tanto beneficia a la salud; como para el bolsillo del usuario, que le permite desplazarse de un sitio a otro prácticamente sin coste económico. Hay además una utilidad colectiva: se reduce el tráfico de coches, por lo que la circulación es más fluida y se evita contaminar. Con tantas cosas a favor, la administración pone algo de su parte, intentando fomentar el uso de ciclos en la capital, aumentando los carriles bicis existentes, añadiendo señalizaciones específicas y aparcamientos para bicicletas.
Porque, como con cualquier medio de transporte particular, el aparcamiento plantea problemas y, aunque con la bici resulte más fácil, tampoco es cuestión de dejarla en cualquier sitio. Fue a principios de año, cuando, repartidos por la ciudad, se instalaron nuevos aparcabicis, consistentes en un tubo metálico, perfectamente visible, con forma de letra u invertida, sin que faltara el logotipo municipal, donde fácilmente se puede apoyar el ciclo y amarrar cómodamente, mediante cadena y su candado, u otro sistema el cuadro, alguna de las ruedas o ambas. La distribución, obedeció a criterios de supuestos donde parecían necesitarse, colocando algunos donde ya existían soportes con anterioridad, incluso sin eliminar los antiguos, y otras en puntos nuevos, donde no los había. El resultadoque unos son usados, pero otros no.
Por un lado, tenemos un montón de aparcamientos particulares para bicicletas, pero también tenemos la imagen de estas atadas a árboles, farolas, barandillas o postradas en cualquier fachada. Generalmente no molestan, pero no encontrándose en lugares apropiados, a veces suponen un estorbo para el paso normal de los viandantes, obstaculizan zonas de carga y descarga, entrada y salida de vehículos a garajes, e imposibilitan el paso de personas con movilidad reducida. Queda preguntarse si hay usuarios no concienciados de donde deben de dejar su transporte de dos ruedas, o quizás los soportes no estén situados en los espacios más adecuados. Necesitando bien una campaña educativa para que se haga uso de los modernos aparcaderos, o bien una reubicación de estos, para situarlos en otros puntos donde hagan más falta y puedan ser de utilidad. Tal vez ambas cosas.
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Son conocidas las múltiples ventajas de desplazarse en bici, tanto económicas como ecológicas. Beneficio personal para el ciclista, porque el cuerpo agradece ese ejercicio moderado, conseguido dando pedales y que tanto beneficia a la salud; como para el bolsillo del usuario, que le permite desplazarse de un sitio a otro prácticamente sin coste económico. Hay además una utilidad colectiva: se reduce el tráfico de coches, por lo que la circulación es más fluida y se evita contaminar. Con tantas cosas a favor, la administración pone algo de su parte, intentando fomentar el uso de ciclos en la capital, aumentando los carriles bicis existentes, añadiendo señalizaciones específicas y aparcamientos para bicicletas.
Porque, como con cualquier medio de transporte particular, el aparcamiento plantea problemas y, aunque con la bici resulte más fácil, tampoco es cuestión de dejarla en cualquier sitio. Fue a principios de año, cuando, repartidos por la ciudad, se instalaron nuevos aparcabicis, consistentes en un tubo metálico, perfectamente visible, con forma de letra u invertida, sin que faltara el logotipo municipal, donde fácilmente se puede apoyar el ciclo y amarrar cómodamente, mediante cadena y su candado, u otro sistema el cuadro, alguna de las ruedas o ambas. La distribución, obedeció a criterios de supuestos donde parecían necesitarse, colocando algunos donde ya existían soportes con anterioridad, incluso sin eliminar los antiguos, y otras en puntos nuevos, donde no los había. El resultadoque unos son usados, pero otros no.
Por un lado, tenemos un montón de aparcamientos particulares para bicicletas, pero también tenemos la imagen de estas atadas a árboles, farolas, barandillas o postradas en cualquier fachada. Generalmente no molestan, pero no encontrándose en lugares apropiados, a veces suponen un estorbo para el paso normal de los viandantes, obstaculizan zonas de carga y descarga, entrada y salida de vehículos a garajes, e imposibilitan el paso de personas con movilidad reducida. Queda preguntarse si hay usuarios no concienciados de donde deben de dejar su transporte de dos ruedas, o quizás los soportes no estén situados en los espacios más adecuados. Necesitando bien una campaña educativa para que se haga uso de los modernos aparcaderos, o bien una reubicación de estos, para situarlos en otros puntos donde hagan más falta y puedan ser de utilidad. Tal vez ambas cosas.


































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