DENUNCIAS
Manchas que exigen otro modelo de limpieza
Ni la lluvia ha borrado ciertos restos del suelo
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Llovió. Estaba empezando a clarear el día, cuando unas gotas impactaban contra el suelo. Llegaban las primeras lluvias, esperadas y deseadas, hacía mucho que en esta ciudad no se conocía ese fenómeno de la naturaleza. Como si empujada por una rabia contenida por meses, sin hacer acto de presencia, la intensidad aumento por momentos, después fue más débil, cesó y volvió a caer.
Acabada la jornada, se habían recogido más de diez litros por metro cuadrado. Hacía falta, llevábamos muchos tiempo sin saber lo que es un día de paraguas y eso se nota. Porque, aunque en la ciudad no se necesita para los cultivos, se precisa para que limpie la atmosfera. Y porque nos lava la calle, la calzada y esas aceras por donde, queramos o no, estamos obligados a pasar, y bien sucias que estaban. Llenas de manchas de toda índole, porque cada cosa que cae al suelo deja su huella: el helado derretido, el cicle arrojado, la colilla tirada o algo de la bebida derramada.
El día siguiente amaneció nublado, pero sin lluvia. Aunque quedaba algún que otro charco, algo normal habiendo tantos baches en las calles, la mayor parte del suelo ya se había secado. Estaba más limpio, el correr el agua con intensidad y fuerza había servido para limpiar las calles de suciedad, arrastrándola hasta las alcantarillas. Demostrando de esta manera que un simple barrido, de vez en cuando, elimina los restos, pero no es suficiente para considéralo autentica limpieza. Aun así, y después de soportar una auténtica tromba de agua el mismo día antes, seguía habiendo suciedad en la calle, hay manchas que son más difíciles de eliminar, precisan de algo más que pasar una escoba pro encima.
Caducado desde hace cuatro años y pendiente de su salida a concurso, el contrato de limpieza viaria y recogida de basuras, es momento de plantear un nuevo modelo de limpieza efectiva, conforme a la que realmente se necesita. El baldeo que se realiza, consistente en mojar el suelo, no basta, se necesita algo de mayor intensidad, como se viene haciendo especialmente pasado el fin de semana, en Santa Clara, Plaza Mayor y Herreros, donde se aplica un chorro de agua a presión con jabón que desincrusta todo resto de suciedad. Confiemos en que la lluvia, cuando vuelva, realice esa limpieza de las calles que otros, aun cobrándonos buena tasa por ello, no realizan de momento.
Manuel Herrero Alonso: texto y fotografías
Llovió. Estaba empezando a clarear el día, cuando unas gotas impactaban contra el suelo. Llegaban las primeras lluvias, esperadas y deseadas, hacía mucho que en esta ciudad no se conocía ese fenómeno de la naturaleza. Como si empujada por una rabia contenida por meses, sin hacer acto de presencia, la intensidad aumento por momentos, después fue más débil, cesó y volvió a caer.
Acabada la jornada, se habían recogido más de diez litros por metro cuadrado. Hacía falta, llevábamos muchos tiempo sin saber lo que es un día de paraguas y eso se nota. Porque, aunque en la ciudad no se necesita para los cultivos, se precisa para que limpie la atmosfera. Y porque nos lava la calle, la calzada y esas aceras por donde, queramos o no, estamos obligados a pasar, y bien sucias que estaban. Llenas de manchas de toda índole, porque cada cosa que cae al suelo deja su huella: el helado derretido, el cicle arrojado, la colilla tirada o algo de la bebida derramada.
El día siguiente amaneció nublado, pero sin lluvia. Aunque quedaba algún que otro charco, algo normal habiendo tantos baches en las calles, la mayor parte del suelo ya se había secado. Estaba más limpio, el correr el agua con intensidad y fuerza había servido para limpiar las calles de suciedad, arrastrándola hasta las alcantarillas. Demostrando de esta manera que un simple barrido, de vez en cuando, elimina los restos, pero no es suficiente para considéralo autentica limpieza. Aun así, y después de soportar una auténtica tromba de agua el mismo día antes, seguía habiendo suciedad en la calle, hay manchas que son más difíciles de eliminar, precisan de algo más que pasar una escoba pro encima.
Caducado desde hace cuatro años y pendiente de su salida a concurso, el contrato de limpieza viaria y recogida de basuras, es momento de plantear un nuevo modelo de limpieza efectiva, conforme a la que realmente se necesita. El baldeo que se realiza, consistente en mojar el suelo, no basta, se necesita algo de mayor intensidad, como se viene haciendo especialmente pasado el fin de semana, en Santa Clara, Plaza Mayor y Herreros, donde se aplica un chorro de agua a presión con jabón que desincrusta todo resto de suciedad. Confiemos en que la lluvia, cuando vuelva, realice esa limpieza de las calles que otros, aun cobrándonos buena tasa por ello, no realizan de momento.































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