Un basurero bajo la margen derecha del puente de Los Tres Arboles

Manuel Herrero: texto y fotografía

Como en otros sitios, recientemente bajo el puente de Los Tres Arboles  se han realizado algunas llamadas mejoras, consistentes en la colocación de unos bancos y  pintado de las pilastras, que ya vuelven a encontrarse de nuevo grafiteadas. Poco más, pero es algo. Justo, no muy lejos del lugar señalado, digamos que, si esta es la margen  derecha, correspondería a la margen izquierda, justo al otro lado del río y bajo el mismo viaducto, lo que allí se encuentra es una mezcla de escombrera y basurero.

                Están, como no podía esperarse de otra manera, pinturrajeados  los muros, hasta alturas alcanzables, incluso más allá. Hay la vegetación propia de un lugar abandonado a la atención administrativa, que no a las visitas porque perfectamente cualquier ciudadano se puede acercar, dando un paseo. Allí pueden encontrarse cosas insólitas, desde un frigorífico, sí un frigorífico tirado en el suelo, junto a un montón no pequeño de basuras, como botes de bebida, bolsas de plástico y otras suciedades,slguna de difícil definición que alguien ha optado por abandonar en ese lugar, tan poco transitado, dada la facilidad para acudir en coche desprenderse de los objetos y marcharse, sin ser visto.

                No muy lejos, hay un montón de secadores desarmados, sí secadores de mano, de los que se pueden encontrar en cualquier de nuestras casas. Estos despiezados, las carcasas por un lado, las aspas de los ventiladores  en la otra punta, las resistencias por ahí, y los cables  a saberse, porque allí a la vista no hay nada de ellos. Insólito.

                No muy lejos y formando otro montículo hay otra buena acumulación de vidrios rotos, de las cuales no se pueden determinar su procedencia, dada la variedad y su fragmentación. Pero para seguir sorprendiéndonos, junto a la pilastra de hormigón apoyadas, esperando ser el blanco de algún disparo, hay varias botellas el número pasa de una docena, son litronas  de cerveza, alguien se las habrá bebido. Queda, como predicar en el desierto, pedir que alguien se encargue por razones obvias de la limpieza de esta zona.