HOMEWARD TATTOO
Arkaitz Uriarte, un artista que tatúa en Zamora para el mundo
El tatuador vasco, afincado en Zamora desde su infancia, ha logrado tal magisterio en el tatuaje que extranjeros viajan a nuestra ciudad para hacer arte de su piel.
Si un ciudadano alemán toma un vuelo con destino a Madrid y en el AVE para llegar a nuestra ciudad con un único objetivo: tatuar su piel, significa que la persona que realiza tal labor debe poseer un talento y fama extraordinarios. Pues, en efecto, aquí, en nuestra ciudad, vive Arkaitz Uriarte, nacido en Vizcaya, pero radicado en Zamora desde que era un niño. Y, en el pasaje del Cuartel Viejo tiene su centro de tatuaje, espléndido, por cierto, pulcro, acogedor y dignísimo, con sus paredes decoradas con motivos para tatuajes, mobiliario acorde a su función y otros utensilios modernos que utiliza para realizar su labor, casi un arte.
Arkaitz transmite confianza. Hombre joven y sencillo. Después del primer saludo y enseñarme su espacio, me cuenta que “siempre me gusto dibujar, porque en mi familia siempre hubo arte, de hecho, mi abuelo paterno, Miguel Muñoz, fue escultor. Pasé mucho tiempo pintando grafitis, muy importante en una etapa de mi vida, y he conocido mucha gente que trabaja en España dentro de este ámbito. Trabajaba en la construcción, pero, cuando llegó la gran crisis y me quedé sin trabajo, decidí buscarme la vida de alguna manera, y mi principal salida fue tirar de lo que sabía hacer, que no fue otra cosa que dibujar. Barajé varias opciones, una de ellas, la del tatuaje. Me enganché y realicé mis primeros tatuajes a los amigos y después entré a trabajar en un estudio, hasta que inauguré uno propio. Aquí trabajo con Katya, que es mi novia, y que hace piercing, y con otros dos compañeros que también tatúan, uno que hace realismo, y el otro un estilo muy bonito, indeterminado, y, por mi parte, me dedicó al estilo americano y japonés”.
Reconocido internacionalmente
Uriarte no siempre se encuentra en Zamora, porque viaja mucho: “Nos movemos por muchos estudios españoles y extranjeros, y traemos a nuestra ciudad otros profesionales de otros sitios, gente amiga, como dos que viajarán desde Méjico; vamos a convenciones de Tatoos, incluso en alguna hemos ganado premios”.
Persona modesta, sonríe antes de que le pregunte si tiene fama internacional: “Hemos trabajado en Ibiza, La Coruña, Madrid, Portugal, en muchos sitios”.
Confiesa Arkaitz que “espera no dejar de aprender nunca en este su oficio, porque el día que deje de aprender, mejor me dedicaré a otra cosa. Nadie te enseña. Aprendes tatuando a personas. A veces, cuando empiezas, piensas que puedes destrozarle la vida a alguien, pero para eso son tus amigos. Después depende de la destreza de cada tatuador y de cómo vayas progresando. Llevo siete años y no sé cuántas personas habré tatuado, una media de dos diarias. Y trabajo seis días a la semana, todos menos el domingo. Se echan cuentas y sale el resultado”.
Uriarte también trabajó en Thailandia: “Tatué también en ese país, en unas condiciones increíbles, en una verdadera chabola. Fue una experiencia muy interesante. Se aprende mucho viendo otras culturas y a otros tatuadores trabajar, con otras técnicas muy distintas a las de aquí”.
Comenta Arkaitz, con humildad asumida, que “siempre estoy evolucionando, pues de hecho me puede dar por hacer una cosa y me paso tres meses explotando ese recurso, y luego empiezo de nuevo y me encuentro con algo que me atrae y cambio de registro. La evolución es constante y es lo que me parece divertido y atractivo en mi trabajo. Además, siempre conoces nuevos clientes, gente distinta. Hace unos días vino un chico de Alemania a tatuarse aquí. Cogió un avión hasta Madrid y después viajó hasta Zamora para que le hiciese un tatuaje y regresó a Alemania. Me conocen por mi página en Internet y en instragram”.
Tatuarse la piel está de moda, pero no solo entre los jóvenes: “Aquí viene gente de todas las edades, desde la mayoría de edad hasta personas de más de 60 años. La pregunta de que por qué se tatúa la gente resulta complicada de responder. Hace miles de años que ya se tatuaban, por varias razones. Se trataba, en la antigüedad de una especie de transición de la juventud a la madurez. Hoy en día es una cuestión estética. La persona que se tatúa quizá se debe a una mala situación en su vida, cuando pasa un trance, y el dolor físico te puede separar del dolor espiritual”.
Un tatuador es un artista. Así lo considera Arkaitz: “Creo que, según mi pensamiento, un tatuador debe ser un artista y entender el mundo del arte y también un poco psicólogo”.
Un cliente habitual suele llegar Homeward Tattoo Studio sin tener una idea clara de lo que desea: “La habitual es que el cliente te pida que le sugieras algo. Me gusta hablar y entender por qué quiere hacerse un tatuaje y desarrollar un diseño para esa persona concreta. Pero, a veces, te llega con una idea muy específica, y nosotros intentamos adaptarla a nuestro estilo. También le presento un cuaderno y láminas disponibles en las paredes para tatuar. Pero también trabajo con la idea del cliente. Se trata de conjugar una cosa y la otra. Yo tengo diseños, pero también me atengo a la idea del cliente”.
Un tatuaje exige medidas higiénicas extraordinarias, pues se va a plasmar sobre el mayor órgano del cuerpo humano, la piel: “Así debe ser. Un tatuaje es una cosa médica, porque vas a penetrar con una aguja en la piel de la persona y tienes que tener todo impoluto y estéril, con medidas sanitarias muy estrictas. Ese es nuestro trabajo y nuestro deber: cumplirlo. Hay inspecciones de Sanidad y atenernos a una normativa. También hay que realizar un curso higiénico-sanitario, que te capacita para realizar un tatuaje. Y saber las enfermedades de cada piel. Yo tengo un título de tatuador, pero, como en todos los trabajos habidos y por haber, habrá piratas que se dedican a eso”.
El tatuaje y el dolor
Hay gente que piensa que grabar un tatuaje causa daño: “Es doloroso, pero, si fuera tan doloroso, nadie se lo haría. Hoy en día, con las técnicas que hay, las máquinas y agujas que utilizamos, cualquier persona lo tolera sin ningún problema. Hay gente que viene con miedo, pero todo el mundo se va contento.
Tiempo para cada tatuaje
¿Cuánto tiempo se tarda en crear un tatuaje? “depende, si es una espalda completa, se precisan muchas sesiones, pero, si es uno más normal, como el nombre de alguien o una fecha, cinco minutos. El tatuaje, como pone un cartel que tenemos aquí, es para toda la vida. Pero, en realidad, existen máquinas de láser que te los quitan. También se puede tapar un tatuaje antiguo con uno nuevo bastante más grande”.
Precios
En cuanto a precios, afirma Arkaitz que “no hay que mirar el dinero en algo que es para siempre, aunque el precio mínimo de un tatuaje sencillo está en 50 euros. Tengo clientes que se están haciendo el cuerpo entero, algo difícil de valorar ahora mismo, porque son muchas sesiones, trabajo, horas, creatividad...”.
Si un ciudadano alemán toma un vuelo con destino a Madrid y en el AVE para llegar a nuestra ciudad con un único objetivo: tatuar su piel, significa que la persona que realiza tal labor debe poseer un talento y fama extraordinarios. Pues, en efecto, aquí, en nuestra ciudad, vive Arkaitz Uriarte, nacido en Vizcaya, pero radicado en Zamora desde que era un niño. Y, en el pasaje del Cuartel Viejo tiene su centro de tatuaje, espléndido, por cierto, pulcro, acogedor y dignísimo, con sus paredes decoradas con motivos para tatuajes, mobiliario acorde a su función y otros utensilios modernos que utiliza para realizar su labor, casi un arte.
Arkaitz transmite confianza. Hombre joven y sencillo. Después del primer saludo y enseñarme su espacio, me cuenta que “siempre me gusto dibujar, porque en mi familia siempre hubo arte, de hecho, mi abuelo paterno, Miguel Muñoz, fue escultor. Pasé mucho tiempo pintando grafitis, muy importante en una etapa de mi vida, y he conocido mucha gente que trabaja en España dentro de este ámbito. Trabajaba en la construcción, pero, cuando llegó la gran crisis y me quedé sin trabajo, decidí buscarme la vida de alguna manera, y mi principal salida fue tirar de lo que sabía hacer, que no fue otra cosa que dibujar. Barajé varias opciones, una de ellas, la del tatuaje. Me enganché y realicé mis primeros tatuajes a los amigos y después entré a trabajar en un estudio, hasta que inauguré uno propio. Aquí trabajo con Katya, que es mi novia, y que hace piercing, y con otros dos compañeros que también tatúan, uno que hace realismo, y el otro un estilo muy bonito, indeterminado, y, por mi parte, me dedicó al estilo americano y japonés”.
Reconocido internacionalmente
Uriarte no siempre se encuentra en Zamora, porque viaja mucho: “Nos movemos por muchos estudios españoles y extranjeros, y traemos a nuestra ciudad otros profesionales de otros sitios, gente amiga, como dos que viajarán desde Méjico; vamos a convenciones de Tatoos, incluso en alguna hemos ganado premios”.
Persona modesta, sonríe antes de que le pregunte si tiene fama internacional: “Hemos trabajado en Ibiza, La Coruña, Madrid, Portugal, en muchos sitios”.
Confiesa Arkaitz que “espera no dejar de aprender nunca en este su oficio, porque el día que deje de aprender, mejor me dedicaré a otra cosa. Nadie te enseña. Aprendes tatuando a personas. A veces, cuando empiezas, piensas que puedes destrozarle la vida a alguien, pero para eso son tus amigos. Después depende de la destreza de cada tatuador y de cómo vayas progresando. Llevo siete años y no sé cuántas personas habré tatuado, una media de dos diarias. Y trabajo seis días a la semana, todos menos el domingo. Se echan cuentas y sale el resultado”.
Uriarte también trabajó en Thailandia: “Tatué también en ese país, en unas condiciones increíbles, en una verdadera chabola. Fue una experiencia muy interesante. Se aprende mucho viendo otras culturas y a otros tatuadores trabajar, con otras técnicas muy distintas a las de aquí”.
Comenta Arkaitz, con humildad asumida, que “siempre estoy evolucionando, pues de hecho me puede dar por hacer una cosa y me paso tres meses explotando ese recurso, y luego empiezo de nuevo y me encuentro con algo que me atrae y cambio de registro. La evolución es constante y es lo que me parece divertido y atractivo en mi trabajo. Además, siempre conoces nuevos clientes, gente distinta. Hace unos días vino un chico de Alemania a tatuarse aquí. Cogió un avión hasta Madrid y después viajó hasta Zamora para que le hiciese un tatuaje y regresó a Alemania. Me conocen por mi página en Internet y en instragram”.
Tatuarse la piel está de moda, pero no solo entre los jóvenes: “Aquí viene gente de todas las edades, desde la mayoría de edad hasta personas de más de 60 años. La pregunta de que por qué se tatúa la gente resulta complicada de responder. Hace miles de años que ya se tatuaban, por varias razones. Se trataba, en la antigüedad de una especie de transición de la juventud a la madurez. Hoy en día es una cuestión estética. La persona que se tatúa quizá se debe a una mala situación en su vida, cuando pasa un trance, y el dolor físico te puede separar del dolor espiritual”.
Un tatuador es un artista. Así lo considera Arkaitz: “Creo que, según mi pensamiento, un tatuador debe ser un artista y entender el mundo del arte y también un poco psicólogo”.
Un cliente habitual suele llegar Homeward Tattoo Studio sin tener una idea clara de lo que desea: “La habitual es que el cliente te pida que le sugieras algo. Me gusta hablar y entender por qué quiere hacerse un tatuaje y desarrollar un diseño para esa persona concreta. Pero, a veces, te llega con una idea muy específica, y nosotros intentamos adaptarla a nuestro estilo. También le presento un cuaderno y láminas disponibles en las paredes para tatuar. Pero también trabajo con la idea del cliente. Se trata de conjugar una cosa y la otra. Yo tengo diseños, pero también me atengo a la idea del cliente”.
Un tatuaje exige medidas higiénicas extraordinarias, pues se va a plasmar sobre el mayor órgano del cuerpo humano, la piel: “Así debe ser. Un tatuaje es una cosa médica, porque vas a penetrar con una aguja en la piel de la persona y tienes que tener todo impoluto y estéril, con medidas sanitarias muy estrictas. Ese es nuestro trabajo y nuestro deber: cumplirlo. Hay inspecciones de Sanidad y atenernos a una normativa. También hay que realizar un curso higiénico-sanitario, que te capacita para realizar un tatuaje. Y saber las enfermedades de cada piel. Yo tengo un título de tatuador, pero, como en todos los trabajos habidos y por haber, habrá piratas que se dedican a eso”.
El tatuaje y el dolor
Hay gente que piensa que grabar un tatuaje causa daño: “Es doloroso, pero, si fuera tan doloroso, nadie se lo haría. Hoy en día, con las técnicas que hay, las máquinas y agujas que utilizamos, cualquier persona lo tolera sin ningún problema. Hay gente que viene con miedo, pero todo el mundo se va contento.
Tiempo para cada tatuaje
¿Cuánto tiempo se tarda en crear un tatuaje? “depende, si es una espalda completa, se precisan muchas sesiones, pero, si es uno más normal, como el nombre de alguien o una fecha, cinco minutos. El tatuaje, como pone un cartel que tenemos aquí, es para toda la vida. Pero, en realidad, existen máquinas de láser que te los quitan. También se puede tapar un tatuaje antiguo con uno nuevo bastante más grande”.
Precios
En cuanto a precios, afirma Arkaitz que “no hay que mirar el dinero en algo que es para siempre, aunque el precio mínimo de un tatuaje sencillo está en 50 euros. Tengo clientes que se están haciendo el cuerpo entero, algo difícil de valorar ahora mismo, porque son muchas sesiones, trabajo, horas, creatividad...”.

























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