El ganchillo de Dios

La araña crea arte para cazar, alimentarse, vivir. El hombre crea arte para olvidarse de morir. Una araña zamorana tejió este ganchillo de Dios, como lo ha definido, con lirismo, una gran amiga, Mercedes Viñas, la autora de la fotografía. La helada de este invierno, aún infante, contribuyó a potenciar la belleza de esta telaraña.

La araña ignora que existe. Yo sé que vivo para morir. La araña no ama, no lo necesita. Yo sí amo. Si no quiero a una mujer, me muero más deprisa. Pero me gustaría tejer una telaraña que fuera tan hermosa, sutil y dúctil para recoger en sus hilos a la mujer que adoro, una utopía escondida en una ucronía.

Carezco de los encantos de ese arácnido de que trabaja en La Aldehuela, cerca del río Duradero, que no paga impuestos, que nadie odia, que no vota, que no ama. No sé si he vivido como una araña, hilando una tela de sensibilidad, cultura, carisma y elegancia para que las damas con más clase, hermosura, estilo y gracia deseasen caer en mi trama de pasión, deleite y delicadeza.