DENUNCIAS
Lo que el río se llevó
Los caminos ribereños vuelven a estar intransitables
Desde tiempo inmemorial, nos hemos servido de la fuerza del río, hasta límites, aprovechando su escaso caudal mediante la construcción de azudes, para que el impulso hidráulico continuara moviendo las aspas en las aceñas. No obstante hemos subestimado su poder, sin contar que no podemos ante el gigante Duero hacer lo que nos venga en gana. Porque aunque a veces se presente mimoso, manso, apacible e inofensivo, en ocasiones se vuelve fiero y muestra de lo que es capaz, llevándose por delante lo que los humanos han osado interponer en su camino sea lo que sea. Hay que aceptar su voluntad y donde por capricho ha querido dejar un arenal, tomémoslo como playa y donde decida llevarse una parte de orilla, aceptémoslo. Cualquier intento por evitarlo de poco servirá, acabara ganando, si no este año en otros venideros lo conseguirá.
Nos hemos servido, aprovechando las riberas de un cauce urbano para hacer grandes paseos ajardinados, donde antes solo había senderos tortuosos que sorteaban árboles, alguno se conservan. El resultado disponemos de amplios caminos de arena que permiten ir y venir andando o en bici, justo al lado de las aguas del Duero. Estamos conformes, los usamos, tienen su atractivo, especialmente en verano, pero el río nos impone un precio a pagar. Cada crecida, y la última no ha sido de las mayores conocidas, se lleva, en mayor o menor medida la capa superficial de arena. El resultado, hay sitios por donde se hace muy difícil caminar, ha quedado una superficie irregular con montículos y cantos de diverso tamaño, no aptos para pisar sobre ellos.
Es de esperar, que con un nuevo presupuesto, que sufragaremos entre todos, y antes de la primavera, época en la que no son previsibles nuevas crecidas que inunden las zonas de tránsito, se proceda a la reparación de estos caminos afectados. Todo ello teniendo en cuenta que en próximos años, y como resultado de las deseable lluvias, el rio vuelva a hacer de las suyas, y arrastre esos materiales que tanto nos han costado asentar sobre la superficie. Otra solución, en la práctica no hay, solo reparar y reparar. Pero nada de lo ocurrido, debe causar sorpresa. Entra dentro de lo previsible, el río subirá y se lo llevará.
Desde tiempo inmemorial, nos hemos servido de la fuerza del río, hasta límites, aprovechando su escaso caudal mediante la construcción de azudes, para que el impulso hidráulico continuara moviendo las aspas en las aceñas. No obstante hemos subestimado su poder, sin contar que no podemos ante el gigante Duero hacer lo que nos venga en gana. Porque aunque a veces se presente mimoso, manso, apacible e inofensivo, en ocasiones se vuelve fiero y muestra de lo que es capaz, llevándose por delante lo que los humanos han osado interponer en su camino sea lo que sea. Hay que aceptar su voluntad y donde por capricho ha querido dejar un arenal, tomémoslo como playa y donde decida llevarse una parte de orilla, aceptémoslo. Cualquier intento por evitarlo de poco servirá, acabara ganando, si no este año en otros venideros lo conseguirá.
Nos hemos servido, aprovechando las riberas de un cauce urbano para hacer grandes paseos ajardinados, donde antes solo había senderos tortuosos que sorteaban árboles, alguno se conservan. El resultado disponemos de amplios caminos de arena que permiten ir y venir andando o en bici, justo al lado de las aguas del Duero. Estamos conformes, los usamos, tienen su atractivo, especialmente en verano, pero el río nos impone un precio a pagar. Cada crecida, y la última no ha sido de las mayores conocidas, se lleva, en mayor o menor medida la capa superficial de arena. El resultado, hay sitios por donde se hace muy difícil caminar, ha quedado una superficie irregular con montículos y cantos de diverso tamaño, no aptos para pisar sobre ellos.
Es de esperar, que con un nuevo presupuesto, que sufragaremos entre todos, y antes de la primavera, época en la que no son previsibles nuevas crecidas que inunden las zonas de tránsito, se proceda a la reparación de estos caminos afectados. Todo ello teniendo en cuenta que en próximos años, y como resultado de las deseable lluvias, el rio vuelva a hacer de las suyas, y arrastre esos materiales que tanto nos han costado asentar sobre la superficie. Otra solución, en la práctica no hay, solo reparar y reparar. Pero nada de lo ocurrido, debe causar sorpresa. Entra dentro de lo previsible, el río subirá y se lo llevará.




























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.134