Viernes, 28 de Noviembre de 2025

Mª Soledad Martín 1
Jueves, 16 de Enero de 2020
ZAMORANA

¿Venderías tu alma al diablo?

Siguiendo la fábula de Fausto y Mefistófeles, no hace mucho se suscitó entre un grupo de amigos la pregunta: ¿Venderías tu alma al diablo?

 

Supongo que en algún momento todos hemos escuchado ese canto de sirenas que nos tienta a hacer algo prohibido, el anhelo de dar cualquier cosa a cambio de obtener un logro muy ansiado: eterna juventud, fama, poder, conocimientos, riqueza…porque ¡quién no ha soñado como le cambiaría su vida si se cumplieran sus más íntimos deseos!

 

Sin embargo existen otro tipo de aspiraciones imposibles que también podrían aplicarse a esta hermosa utopía: ¡qué daría uno por volver a ver a aquellos seres queridos que se fueron para siempre y decirles lo mucho que les quisimos, aquellas palabras que enmudecieron en nuestros labios y de las que nos hemos arrepentido tanto, o manifestarles nuestro cariño con caricias, más besos, más abrazos, más cercanía que la que demostramos a causa de una prudencia malentendida o de una educación excesivamente encorsetada que eludía incluso el contacto físico con los seres más queridos!

 

¡Qué daría uno por convivir por un tiempo con personajes que han escrito la historia con mayúsculas: investigadores, humanistas, aventureros, escritores, artistas…!

 

¿Cómo se podría cambiar el mundo poseyendo inteligencia desmedida, riquezas, o poder para actuar en favor de los demás?. Erradicar el hambre, proporcionar trabajo y, por consiguiente, futuro a jóvenes que puedan permitirse vivir sin sobresaltos, evitar guerras, enfermedades, dolor; regalar vida y vivir en estado de gracia como el mismísimo Creador ¡quién puede dar más!

 

Este es un juego divertido, pero peligroso y muy de actualidad en nuestra accidentada política reciente; hay quienes no reparan en conseguir lo que desean a cambio de cualquier cosa, ya sea justa o injusta, legal o ilegal; el caso es lograr sus fines aunque el precio no lo paguen directamente ellos, sino que embarquen a los demás en ese descabellado desatino. Omitida queda la dignidad, el respeto o la decencia, pero es claro que quien está dispuesto a vender su alma al diablo, carece de estos atributos que considera más metafísicos que reales. 

 

Por supuesto, al igual que en el pacto mefistofélico, el precio por vender el alma al demonio, exige enfrentarse a una muerte espantosa como le sucedió a Fausto. Si nos remontamos a la actualidad, en el aspecto puramente espiritual o inmaterial, lo único que puede ocurrir es que no se cumplan nuestros sueños; sin embargo en el aspecto más pragmático y real, cuando se pacta lo impactable el precio puede ser muy alto y, a la larga, ya sabemos que el fin no deja de ser la muerte –no tanto física, pues a eso vamos todos encaminados- como personal, profesional e incluso moral.

 

El presidente Lincoln, que era un maestro de la dialéctica afirmaba: “se puede engañar a todo el mundo algún tiempo…se puede engañar a algunos todo el tiempo…pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

 

Pienso que todo tiene un precio, y la vida no está exenta de tal tributo; pagamos un impuesto por gozar de la existencia desde el mismo momento en que venimos al mundo; de nosotros depende que sea un canon razonable y acorde con lo que recibimos. El saltarse las normas, en cualquiera de sus múltiples facetas, implica venderse, corromperse, pervertir o dañar a terceros y por eso hay que pagar. 

 

No todo vale, ni se pueden esquivar las reglas por alcanzar un puesto de privilegio; la persona que se respete a sí misma nunca abandonaría sus  ideales y en lo que cree fielmente, perseverando ante las adversidades, porque la vida es una carrera con un vasto recorrido y luego tocará pagar el tributo. En este sentido hay una frase del escritor Ayn Rand que me parece mítica en su obra “El Manantial”, posteriormente llevada al cine por King Vidor con el gran Gary Cooper como cabeza de reparto: “Vender tu alma es la cosa más fácil del mundo. Eso lo hacen todas las personas en todas las horas de su vida. Si te pidiese que conservaras tu alma, comprenderías que eso ya es mucho más difícil”.

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  • paul ismael

    paul ismael | Martes, 18 de Agosto de 2020 a las 02:59:42 horas

    Quiero venderias tu alma al diablo si
    Pero quiero trabajar con el gobierno del maduro si

    Accede para responder

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