Las escaleras de Peña Trevinca, en mal estado

Se construye sobre lo que hay, con lo cual el resultado es, el que es. Pero dentro de lo que cabe, es posible realizar todas las mejoras posibles, y como mínimo un manteniendo, que conserve lo existente. Así, en Peña Trevinca, una calle con peculiar forma de letra zeta hay dos espacios, el de arriba y el de abajo. Unos viven en un lado, otros en el otro. Los residentes, como es lógico, con mayor o menor frecuencia, necesitan desplazarse bien hacia la zona alta, como acudir a la baja. Consiguiéndolo por la conexión, que permiten las construcciones en uno de sus extremos. Calzada y aceras para eso están. Pero hay caminos más cortos, que aun con un mayor esfuerzo físico permiten a los peatones  moverse sin dar rodeos, son las escaleras entre los edificios.

                No es que resulte muy agradable subir las escaleras habilitadadas  entre los bloques de viviendas, porque hay un montón de peldaños, para salvar la diferencia de altura. Además de ser muchos, tienen escasa base, están muy pronunciados y tienen pocos descansos entre tramos. Pero esto no es lo peor, una buena parte se encuentra en mal estado. Están agrietados y tienen hendiduras, que obligan a subir con mucho cuidado para evitar caídas inoportunas.  Pero además el perfil de hierro en forma anular, que se supone debe proteger el borde de cada escalón, o bien a desaparecido, o  está completamente suelto, moviéndose cada vez que alguien inevitablemente pisa sobre él.

                Como las cosas son de  estropearse solas, el tiempo que arrastran  influye, y el uso lo acelera, lo llaman desgaste, y en ningún caso son de arreglarse por si mimas, es necesario, que procedan a su reparación para evitar posibles accidentes.  Ya de paso, además de lo dicho, convendrían, que procedan a limpiar la zona, para evitar esos montones de basuras, que se  acumulan en las zonas que alguien diseño para estar ajardinadas, así como tampoco vendría nada mal, el repintar sobre esos grafitis, que como en toda la ciudad afean el espacio. Y si además proceden a mejorar  la iluminación, sería de agradecer, tanto por los usuarios habituales, que son los vecinos de la zona, como por cualquier transeúnte. 

Texto y fotografías: Manuel Herrero