COSAS MÍAS
Ser árbol en Zamora
Los árboles de Zamora no saben llorar. Sus lágrimas no las seca nadie. Pero yo sé que sufren cuando funcionarios del Ayuntamiento los podan, los desnudan, les quitan su piel mientras más frío hace, los vientos azotan sus ramas con más virulencia y las heladas quiebran sus rostros de madera. Las lágrimas de los árboles zamoranos no lloran clorofila, ni articulan palabras de savia. Pero yo sé que padecen que corten sus caballeras, columpios de los pajarillos, modestas viviendas de los gorriones. Los árboles de Zamora confiesan su envidia de sus hermanos del bosque, libérrimos, aunque las bestias humanas, siempre por intereses económicos, los quemen en las hogueras de la inquisición pagana. Los árboles de mi ciudad solo esperan ya que un can los orine antes de secarse a un sol que no es de nadie.
Zamora les ha robado la sombra a sus árboles. Zamora, la ciudad pretérito, solo llora lágrimas de impotencia, cobardía y dejadez.
Eugenio-Jesús de Ávila
Los árboles de Zamora no saben llorar. Sus lágrimas no las seca nadie. Pero yo sé que sufren cuando funcionarios del Ayuntamiento los podan, los desnudan, les quitan su piel mientras más frío hace, los vientos azotan sus ramas con más virulencia y las heladas quiebran sus rostros de madera. Las lágrimas de los árboles zamoranos no lloran clorofila, ni articulan palabras de savia. Pero yo sé que padecen que corten sus caballeras, columpios de los pajarillos, modestas viviendas de los gorriones. Los árboles de Zamora confiesan su envidia de sus hermanos del bosque, libérrimos, aunque las bestias humanas, siempre por intereses económicos, los quemen en las hogueras de la inquisición pagana. Los árboles de mi ciudad solo esperan ya que un can los orine antes de secarse a un sol que no es de nadie.
Zamora les ha robado la sombra a sus árboles. Zamora, la ciudad pretérito, solo llora lágrimas de impotencia, cobardía y dejadez.
Eugenio-Jesús de Ávila
Gonzalo | Domingo, 09 de Febrero de 2020 a las 00:15:08 horas
"Modestas viviendas de los gorriones"... Y de las palomas que dejarán la ciudad, este verano, aún más sucia de cómo ya la tenemos...
No sé si será un problema ecologista...o de salubridad...o de cabreo...no lo sé.
Pero algo había que hacer.
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