RES PÚBLICA
El cainismo del PSOE, una historia eterna
Se preguntará el pueblo llano, el ciudadano digno de tal nombre, ¿si es propio del PSOE eliminar a un militante de la categoría de Tomás del Bien, alcalde de Toro y diputado provincial? Por supuesto, forma parte de su historia cainita. Hagamos historia, basada en documentos, no en dimes y diretes ni especulaciones. Como se sabe, Largo Caballero colaboró con la Dictadura de Primo de Ribera. A Indalecio Prieto no le gustó nada. Pero se lo tragó. Al llegar la II República, las desavenencias entre ambos, más las discrepancias de Besteiro, el mejor de todos los socialistas españoles, el más íntegro, inteligente y culto, provocaron que, verbigracia, el 31 de mayo, en la plaza de toros de Écija, pistoleros de las Juventudes Socialistas de Caballero y Carrillo disparasen contra Indalecio Prieto, Negrín, Belarmino Tomás y González Peña y otros distinguidos socialistas, que protagonizaban un mitin en esa localidad sevillana. El dirigente vasco asturiano se salvó de milagro.
Después, en plena Guerra Civil, el odio en el seno del PSOE protagonizó la contienda. Largo fue defenestrado en mayo de 1937 por los comunistas, que obedecían como ovejas al pastor las órdenes de Stalin. Prieto se alegró. Después llegaría Negrín, también tutelado por Moscú. En marzo de 1939, la Batalla de Madrid, entre los comunistas, apoyados por Negrín, y los socialistas de Besteiro y anarquistas de Cipriano Mera, dirigidos por el coronel Casado, concluida con victoria de este bando, que buscaba la paz con Franco. De nada le sirvió.
Concluida la contienda, el yate “Vita”, en el que se trasladaban tesoros de España a México, ocasionó una agria disputa entre Indalecio Prieto y Negrín. Uno y otro quisieron administrar joyas, metales preciosos y otros objetos de valor, expoliados del Palacio Real, Catedral de Toledo y Tortosa y depósitos de la Generalidad y la sección numismática del Museo Arqueológico Nacional, que se fundirían en la nación centroamericana dos años después.
Después, las guerras domésticas durante en el exilio resultan patéticas. Hasta que llegó lo Suresnes, la derrota del Llopis, la vieja guardia de la Guerra Civil, y el ascenso de Felipe González, protegido por la Alemania democrática y por USA. Y ya sabemos lo que hizo el carismático andaluz con Guerra y sus hermanos, con Borrel y demás hermanos en el socialismo patrio.
Aquí, en Zamora, en democracia ya, Carlos Hernández, el secretario provincial más valioso, tras derrotar a la candidata oficialista, Ana Sánchez, terminó defenestrado cuando fracasó en las elecciones locales. Después fueron pasando los Manuel Fuentes, Antonio Plaza hasta llegar Antidio Fagúndez, al que desafió Tomás del Bien. El PSOE tritura a sus criaturas. No hay nadie que odie más a un socialista que otro socialista. El enemigo del PSOE siempre duerme en la misma cama.
Paradójico resulta que Antidio Fagúndez, el candidato a la Alcaldía de Zamora que recogió los peores resultados en la historia de los comicios locales, fue premiado con un puesto en el Congreso de los Diputados. Tomás del Bien, muy querido por los toresanos, vencedor en una ciudad dura, expulsado del PSOE. 140 años dignos de ser estudiados. Estoy convencido que si muchos militantes del PSOE conocieran la verdadera historia de su partido, lo abandonarían. Como escribió Antonio Machado sobre Castilla: el PSOE desprecia cuanto ignora.
Tomás del Bien debería alegrarse de su expulsión del partido de los GAL, de la corrupción galopante durante el felipismo, de los EREs de Andalucía, de la humillación ante los secesionistas, del golpe de Estado de 1934, del que incluso se arrepentiría Prieto ya en el exilio… Existe otro socialismo lígrimo, cercano a los humildes, al servicio del pueblo, que ama la unidad de España, el de aquellos que murieron por unas ideas, los que nunca buscaron el poder para el lucro, para vivir de cuento. El de Zapatero y Sánchez perdió su identidad. Burgueses a uso. El alcalde de Toro sería su mejor representante.
Se preguntará el pueblo llano, el ciudadano digno de tal nombre, ¿si es propio del PSOE eliminar a un militante de la categoría de Tomás del Bien, alcalde de Toro y diputado provincial? Por supuesto, forma parte de su historia cainita. Hagamos historia, basada en documentos, no en dimes y diretes ni especulaciones. Como se sabe, Largo Caballero colaboró con la Dictadura de Primo de Ribera. A Indalecio Prieto no le gustó nada. Pero se lo tragó. Al llegar la II República, las desavenencias entre ambos, más las discrepancias de Besteiro, el mejor de todos los socialistas españoles, el más íntegro, inteligente y culto, provocaron que, verbigracia, el 31 de mayo, en la plaza de toros de Écija, pistoleros de las Juventudes Socialistas de Caballero y Carrillo disparasen contra Indalecio Prieto, Negrín, Belarmino Tomás y González Peña y otros distinguidos socialistas, que protagonizaban un mitin en esa localidad sevillana. El dirigente vasco asturiano se salvó de milagro.
Después, en plena Guerra Civil, el odio en el seno del PSOE protagonizó la contienda. Largo fue defenestrado en mayo de 1937 por los comunistas, que obedecían como ovejas al pastor las órdenes de Stalin. Prieto se alegró. Después llegaría Negrín, también tutelado por Moscú. En marzo de 1939, la Batalla de Madrid, entre los comunistas, apoyados por Negrín, y los socialistas de Besteiro y anarquistas de Cipriano Mera, dirigidos por el coronel Casado, concluida con victoria de este bando, que buscaba la paz con Franco. De nada le sirvió.
Concluida la contienda, el yate “Vita”, en el que se trasladaban tesoros de España a México, ocasionó una agria disputa entre Indalecio Prieto y Negrín. Uno y otro quisieron administrar joyas, metales preciosos y otros objetos de valor, expoliados del Palacio Real, Catedral de Toledo y Tortosa y depósitos de la Generalidad y la sección numismática del Museo Arqueológico Nacional, que se fundirían en la nación centroamericana dos años después.
Después, las guerras domésticas durante en el exilio resultan patéticas. Hasta que llegó lo Suresnes, la derrota del Llopis, la vieja guardia de la Guerra Civil, y el ascenso de Felipe González, protegido por la Alemania democrática y por USA. Y ya sabemos lo que hizo el carismático andaluz con Guerra y sus hermanos, con Borrel y demás hermanos en el socialismo patrio.
Aquí, en Zamora, en democracia ya, Carlos Hernández, el secretario provincial más valioso, tras derrotar a la candidata oficialista, Ana Sánchez, terminó defenestrado cuando fracasó en las elecciones locales. Después fueron pasando los Manuel Fuentes, Antonio Plaza hasta llegar Antidio Fagúndez, al que desafió Tomás del Bien. El PSOE tritura a sus criaturas. No hay nadie que odie más a un socialista que otro socialista. El enemigo del PSOE siempre duerme en la misma cama.
Paradójico resulta que Antidio Fagúndez, el candidato a la Alcaldía de Zamora que recogió los peores resultados en la historia de los comicios locales, fue premiado con un puesto en el Congreso de los Diputados. Tomás del Bien, muy querido por los toresanos, vencedor en una ciudad dura, expulsado del PSOE. 140 años dignos de ser estudiados. Estoy convencido que si muchos militantes del PSOE conocieran la verdadera historia de su partido, lo abandonarían. Como escribió Antonio Machado sobre Castilla: el PSOE desprecia cuanto ignora.
Tomás del Bien debería alegrarse de su expulsión del partido de los GAL, de la corrupción galopante durante el felipismo, de los EREs de Andalucía, de la humillación ante los secesionistas, del golpe de Estado de 1934, del que incluso se arrepentiría Prieto ya en el exilio… Existe otro socialismo lígrimo, cercano a los humildes, al servicio del pueblo, que ama la unidad de España, el de aquellos que murieron por unas ideas, los que nunca buscaron el poder para el lucro, para vivir de cuento. El de Zapatero y Sánchez perdió su identidad. Burgueses a uso. El alcalde de Toro sería su mejor representante.
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