Ana Morillo
Viernes, 21 de Febrero de 2020
DESPOBLACIÓN

¿Qué vamos a comer mañana?

El diseño de un mundo rural sin personas pone en peligro la soberanía alimentaria, toda una estocada al sector primario y un golpe maestro para la destrucción del mundo rural

[Img #35402]El día 5 de febrero, se celebró en Zamora, en el Consejo Consultivo, una jornada denominada “Razones para quedarnos, estrategias frente a la España Despoblada”. La asociación Viriatos Zamora estuvo presente, para valorar las aportaciones de los distintos ponentes. 


Es descorazonador que empleen siempre el mismo formato de exposición, con gente, en su mayoría urbanita, expertos que nos van a salvar de la despoblación con soluciones envueltas en celofán y con lazo político de diestra y siniestra. Lo único a valorar es que ellos mismos nos muestran la ruta a seguir de los fondos de despoblación bajo las agendas globalistas. 


Como venimos diciendo, vaciar los territorios rurales ha sido una estrategia muy bien diseñada por los poderes fácticos, para asegurarse el control de los recursos.


Estamos viviendo movilizaciones agrarias por todo el país. Son fruto de la extorsión a los pequeños y medianos agricultores y ganaderos, por la gran “mafia” que sin escrúpulos trata de acaparar el mercado agrario a nivel global. La alimentación se ha convertido en un mero negocio como resultado de políticas encaminadas a ello desde hace décadas. Nuestros estados han cedido su soberanía a entes supranacionales como la UE, impidiendo que los gobiernos fijen precios justos. Lo cual no impide que las grandes multinacionales exploten y esclavicen a los sufridos agricultores, al tiempo que hacen pagar los precios que quieren al resto de la ciudadanía, concentrando la distribución en seis grupos del sector alimentario (Mercadona, Carrefur, Día, Eroski, Lidl y Auchan). Los acuerdos comerciales con terceros países dejan fuera a los productores locales. Se hace necesario competir en igualdad de condiciones y la tutela de precios justos en origen. Podríamos hablar no de “la crisis del campo”, sino de una gran estafa, donde unas pocas empresas controlan cada uno de los procesos de la cadena agroalimentaria: semillas, pesticidas, fertilizantes, seguros, integradoras, cadenas de distribución, etc. Y todo ello con el maridaje necesario y cómplice de las instituciones públicas nacionales y europeas.


En este contexto económico, estamos observando como los grandes fondos de inversión se están haciendo con nuestras tierras de cultivo. En este nuevo modelo agrario tecnificado, no harán falta agricultores ni ganaderos. Un mundo rural inteligente y digitalizado, 5G (tecnología militar), Internet de las cosas, biotecnología, Smart Rural, Big Data... Hay una gran preocupación ciudadana de que los fondos públicos para la despoblación vayan a parar a las grandes multinacionales ávidas de implantar todas estas maravillas para el diseño de un mundo rural sin personas. La excusa será, sin duda, el cambio climático y la transición ecológica. Y hay prisa. Esto va a ir muy rápido por la Declaración de Emergencia Climática en España aprobada recientemente por el Pleno del Senado. Robots, drones, sensores y biotecnología serán los aliados perfectos de una economía latifundista manejada por los nuevos colonos. Nosotros no estamos en contra de una tecnificación del campo, siempre que tenga en cuenta a los rurales para facilitar el trabajo y nuevas vías de emprendimiento.


La llamada “uberización” expulsa a los verdaderos propietarios de los recursos para enriquecer a las grandes empresas, que esas sí son capaces de sacar beneficios. ¡Curiosa paradoja! ¿Se puede permitir un país perder su soberanía alimentaria, al dejarla en manos de fondos de inversión sin escrúpulos? La gente tiene necesariamente que comer. ¿Qué pasaría, sobre todo en las grandes ciudades masificadas ante una supuesta crisis alimentaria?
Zamora estaría especialmente afectada por este “cáncer colonialista” al ser una provincia tradicionalmente agraria y ganadera. Nuestro principal recurso está en el campo.

Por todo lo expuesto, hemos de resaltar la presencia en Zamora en las jornadas sobre despoblación del día 5 de febrero a Dª Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se limitó a hablar de generalidades. Nombró el proyecto militar de Monte la Reina y lo más cercana que estuvo de la agricultura fue al nombrar los garbanzos y legumbres de Fuentesaúco, el vino y el queso. Miedo nos da ese mundo rural de las oportunidades, del que todos hablan cuando vienen tan bien acompañados de ponentes que nos explican las maravillas de los territorios inteligentes, de la inteligencia artificial y de la biotecnología. Y nos lo presentan como un futuro irreversible de que no podemos escapar y, que está acorde con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Aderezado con un Tratado Verde para Europa, lucha contra el cambio climático, transición ecológica (mega minería, huertos solares, eólicos, experimentación, energía nuclear con sus residuos…). Y nos dicen que “esto tiene que ocurrir” en este mundo globalizado para salvar a nuestros territorios de la despoblación. Que es la solución al mundo rural. La digitalización es la gran oportunidad y ha llegado para quedarse. Que tiene que haber un cambio general de mentalidad para promocionar la autoestima y el orgullo rural para empoderar a la ciudadanía. Hay que cambiar las emociones y los valores. Que tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. Los Viriatos pensamos que gente muy ignorante de la realidad rural viene a decirnos lo que tenemos que hacer y a “salvarnos” con sus pláticas. 


Coinciden en que todos estamos implicados en ese desarrollo, eso sí, con alianzas y fórmulas de colaboración público-privadas. Altamente preocupante, cuando vemos que las multinacionales están al acecho para hacer sus negocios y nosotros quedamos fuera. Tal vez, tanto pensar en el desarrollo falsamente “sostenible” del territorio se estén olvidando de la gente que lo habita y trabaja. En este foro, han faltado los verdaderos protagonistas: los rurales, que son los que sí saben lo que quieren y lo que no quieren. No necesitamos estos paternalismos salvadores que subestiman la capacidad del mundo rural de salir del atolladero en el que nos han metido los que tanto hablan de soluciones.


Observamos, con preocupación, que el nuevo Gobierno ha metido en la misma cartera el Ministerio la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y nos preguntamos ¿por dónde van a ir los fondos de despoblación?
Nos quedamos, para finalizar, con una frase que nos ha gustado y que hacemos nuestra: “El rural no es el problema, es la solución”. Desde este punto de verdad, los rurales empezaremos a tejer el futuro que nos es negado. Desde la tierra que nos vio nacer y que nos verá morir.

Ana Morillo (portavoz de Viriatos)

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