EL BECARIO TARDIO
Valladolid nos roba
Esteban Pedrosa
Siempre que tengo oportunidad reniego de la frase “Zamora existe” y lo hago por manida, cansina y plagiada a esa otra ciudad española, a la que siempre conocimos, hasta que empezó a existir, por los amantes de Teruel, que algún graciosillo apostillaba con el consabido “tonta ella, tonto él”, pero yo no he venido aquí para hablar de tonterías y sí de latrocinios y abusos políticos (de chorizos y chorizillos, en cristiano) que hacen de esta tierra que cada día desaparezca un poco más, tragada por el sumidero de la desidia de sus propios hijos.
Pienso, poniéndome trascendental, que hay una despoblación natural, dada por la revolución industrial en un goteo que no cesa -como el rayo de Miguel Hernández- ni cesará, pero hay que tener dignidad hasta para morir y eso nunca lo aprendió el zamorano, que incluso acostumbra a poner la otra mejilla, en un gesto que comenzó siendo bíblico, para pasar a ser un estado natural que se instaló aquí a la par que el número de almas mermaba, si exceptuamos alguna plataforma como Zamora 10, como los Viriatos que, cada una a su manera, con sus errores y contradicciones, intenta cambiar esa tendencia con el desaire general.
Qué decir de los políticos que mandamos a Madrid, a Valladolid, o eso pensamos nosotros, porque quien los manda es su partido y no por sus méritos y sí por esos politiqueos que el ciudadano común no entiende, cuando los votó para que lecharan por la alcaldía de la ciudad, perdieron estrepitosamente y ahora se descojonan de nosostros desde la capital del reino, una con su boca sin enjuagar y otro cuyo único empeño es desterrar al rival doméstico que le ridiculizó en las urnas y le mojó la oreja varias veces.
Encima, a Valladolid, la ciudad madrasta que nos roba, le permitimos un Caballo de Troya, un Consultivo desde el que socavarnos aún más, como a niños engañados, que no comprenden el mundo actual y piensan que todo es de mentirijillas.
Siempre que tengo oportunidad reniego de la frase “Zamora existe” y lo hago por manida, cansina y plagiada a esa otra ciudad española, a la que siempre conocimos, hasta que empezó a existir, por los amantes de Teruel, que algún graciosillo apostillaba con el consabido “tonta ella, tonto él”, pero yo no he venido aquí para hablar de tonterías y sí de latrocinios y abusos políticos (de chorizos y chorizillos, en cristiano) que hacen de esta tierra que cada día desaparezca un poco más, tragada por el sumidero de la desidia de sus propios hijos.
Pienso, poniéndome trascendental, que hay una despoblación natural, dada por la revolución industrial en un goteo que no cesa -como el rayo de Miguel Hernández- ni cesará, pero hay que tener dignidad hasta para morir y eso nunca lo aprendió el zamorano, que incluso acostumbra a poner la otra mejilla, en un gesto que comenzó siendo bíblico, para pasar a ser un estado natural que se instaló aquí a la par que el número de almas mermaba, si exceptuamos alguna plataforma como Zamora 10, como los Viriatos que, cada una a su manera, con sus errores y contradicciones, intenta cambiar esa tendencia con el desaire general.
Qué decir de los políticos que mandamos a Madrid, a Valladolid, o eso pensamos nosotros, porque quien los manda es su partido y no por sus méritos y sí por esos politiqueos que el ciudadano común no entiende, cuando los votó para que lecharan por la alcaldía de la ciudad, perdieron estrepitosamente y ahora se descojonan de nosostros desde la capital del reino, una con su boca sin enjuagar y otro cuyo único empeño es desterrar al rival doméstico que le ridiculizó en las urnas y le mojó la oreja varias veces.
Encima, a Valladolid, la ciudad madrasta que nos roba, le permitimos un Caballo de Troya, un Consultivo desde el que socavarnos aún más, como a niños engañados, que no comprenden el mundo actual y piensan que todo es de mentirijillas.
Miguel | Sábado, 22 de Febrero de 2020 a las 12:31:59 horas
Y si estuviera León solo te robaría León! Autonomias FUERA!
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