DENUNCIAS
El restaurante “La casita”, abierto a los vándalos
La edificación, abandonada en la carretera de Carrascal, precisa medidas que eviten algún peligro y la contaminación que pueden generar los restos de su interior
Manuel Herrero
Perdido en nuestros recuerdos estará, a pesar de no haber transcurrido tantos años, aquella ocupación de la Cometa. Refresquemos la memoria. Allá, en la carretera de Almaraz, en el edificio de una antigua guardería, sirviéndose de que se trataba de un espacio amplio, desocupado, alejado de la ciudad que no presentaba dificultades de acceso y que a un grupo le convino, fue ocupado por un grupo de inmigrantes, que formaron una colonia, dando no pocos quebraderos de cabeza a vecinos y administración, hasta que con su derribo legal se puso solución al tema.
Cerca de Carrascal, cuando la carretera sobrepasa el arroyo y obligada por una buena curva que la sortea, está La Casita. Un negocio hostelero con vivienda y patio, que, aun con varios cambios de gerencia, funcionó hasta hace algunos años. Hoy, completamente abandonado, nada impide el acceso a cualquier intruso, aun guiado por la simple curiosidad, aunque tampoco queda exento de que alguien con otras intenciones la ocupara, dada su situación ciertamente alejada del centro urbano, aun con fines poco lícitos y con resultados difíciles de prever.
Lo cierto es que, debida o indebidamente, alguien que traspase el umbral del edificio, puerta no hay,, corre diversos riesgos. En su interior, hay escombros de tabiques derruidos de la estructura a medio conservar, de varias plantas, con escaleras sin protección alguna para bajar al sótano y a falta de algún peldaño para subir al primer piso. Con algún agujero, fruto de la falta de varias piezas de material traslucido en el forjado, a pocos pasos de la misma calle, que pudiera dar lugar a caídas, a cualquier visitante desconocedor de este peligro.
Mezclados restos del uso hostelero, sillas, cajas de bebidas con sus correspondientes cascos, frigoríficos tirados por el suelo, así como cámaras congeladoras con otros elementos tan contaminantes como los anteriores, aunque menos propios de la actividad que le dio vida, como neumáticos de vehículos. Suciedad manifiesta, que puede originar la presencia de ratas e insectos y que, en cualquier caso, lo convierte en una zona insalubre. Desde el consistorio, atendiendo a las circunstancias, debe realizarse una inspección para determinar el estado estructural del inmueble y actuar en consecuencia, requiriendo a sus propietarios o, en su caso, realizando acciones subsidiariamente, para evitar percances que pudieran tener consecuencias lamentables. Recordemos que el sellado de los accesos con ladrillos no basta, los hubo y no solucionó el problema, al derruirlos los vándalos en poco tiempo.
Manuel Herrero
Perdido en nuestros recuerdos estará, a pesar de no haber transcurrido tantos años, aquella ocupación de la Cometa. Refresquemos la memoria. Allá, en la carretera de Almaraz, en el edificio de una antigua guardería, sirviéndose de que se trataba de un espacio amplio, desocupado, alejado de la ciudad que no presentaba dificultades de acceso y que a un grupo le convino, fue ocupado por un grupo de inmigrantes, que formaron una colonia, dando no pocos quebraderos de cabeza a vecinos y administración, hasta que con su derribo legal se puso solución al tema.
Cerca de Carrascal, cuando la carretera sobrepasa el arroyo y obligada por una buena curva que la sortea, está La Casita. Un negocio hostelero con vivienda y patio, que, aun con varios cambios de gerencia, funcionó hasta hace algunos años. Hoy, completamente abandonado, nada impide el acceso a cualquier intruso, aun guiado por la simple curiosidad, aunque tampoco queda exento de que alguien con otras intenciones la ocupara, dada su situación ciertamente alejada del centro urbano, aun con fines poco lícitos y con resultados difíciles de prever.
Lo cierto es que, debida o indebidamente, alguien que traspase el umbral del edificio, puerta no hay,, corre diversos riesgos. En su interior, hay escombros de tabiques derruidos de la estructura a medio conservar, de varias plantas, con escaleras sin protección alguna para bajar al sótano y a falta de algún peldaño para subir al primer piso. Con algún agujero, fruto de la falta de varias piezas de material traslucido en el forjado, a pocos pasos de la misma calle, que pudiera dar lugar a caídas, a cualquier visitante desconocedor de este peligro.
Mezclados restos del uso hostelero, sillas, cajas de bebidas con sus correspondientes cascos, frigoríficos tirados por el suelo, así como cámaras congeladoras con otros elementos tan contaminantes como los anteriores, aunque menos propios de la actividad que le dio vida, como neumáticos de vehículos. Suciedad manifiesta, que puede originar la presencia de ratas e insectos y que, en cualquier caso, lo convierte en una zona insalubre. Desde el consistorio, atendiendo a las circunstancias, debe realizarse una inspección para determinar el estado estructural del inmueble y actuar en consecuencia, requiriendo a sus propietarios o, en su caso, realizando acciones subsidiariamente, para evitar percances que pudieran tener consecuencias lamentables. Recordemos que el sellado de los accesos con ladrillos no basta, los hubo y no solucionó el problema, al derruirlos los vándalos en poco tiempo.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.35