LITERATURA
Intuición contra lógica: La toma de decisiones
La necesidad de tomar decisiones, a veces, tan difíciles como la que atormentaba a Hamlet y que Shakespeare inmortalizó en su conocido monólogo, no es patrimonio exclusivo de la raza humana. Todos los seres vivos que poseen un repertorio de conductas diversas han de elegir entre varias posibilidades; aunque todos los días tomamos decenas de decisiones, desde la ropa que llevaremos hasta el menú de la cena y muchas de ellas no nos llevan más que pocos minutos, cuando lo que está en juego es realmente importante y puede determinar nuestro destino o cuando el grado de incertidumbre es elevado, tomar decisiones se complica.
Cada persona afronta el proceso de toma de decisiones de manera diferente. Hay quienes son capaces de decidir con mayor rapidez mientras otros necesitan más tiempo, hay quienes se dejan llevar por su intuición y otros actúan de manera más racional. Aunque nos gusta pensar que somos personas eminentemente racionales porque esta idea nos transmite seguridad, en realidad, cuando debemos elegir entre diferentes alternativas, se pone en marcha un complejo mecanismo donde las emociones y la razón se entremezclan. Por eso, a veces es conveniente dejar que hable nuestro sexto sentido, dejarnos llevar por esa corazonada que nos indica lo que sería mejor en la situación en la que estamos. De hecho, Sigmund Freud solía decir: “Cuando se trata de tomar una decisión trivial, siempre he encontrado ventajoso considerar los pros y los contras. Sin embargo, en asuntos vitales, la decisión debe venir desde el inconsciente, desde algún lugar dentro”.
Recuerda, siempre estamos tomando decisiones, no tomar una decisión ya implica que estamos decidiendo algo. Debemos aprender a escuchar nuestras intuiciones y saber utilizarlas junto con nuestra racionalidad.
© Emilia Casas Fernández
La necesidad de tomar decisiones, a veces, tan difíciles como la que atormentaba a Hamlet y que Shakespeare inmortalizó en su conocido monólogo, no es patrimonio exclusivo de la raza humana. Todos los seres vivos que poseen un repertorio de conductas diversas han de elegir entre varias posibilidades; aunque todos los días tomamos decenas de decisiones, desde la ropa que llevaremos hasta el menú de la cena y muchas de ellas no nos llevan más que pocos minutos, cuando lo que está en juego es realmente importante y puede determinar nuestro destino o cuando el grado de incertidumbre es elevado, tomar decisiones se complica.
Cada persona afronta el proceso de toma de decisiones de manera diferente. Hay quienes son capaces de decidir con mayor rapidez mientras otros necesitan más tiempo, hay quienes se dejan llevar por su intuición y otros actúan de manera más racional. Aunque nos gusta pensar que somos personas eminentemente racionales porque esta idea nos transmite seguridad, en realidad, cuando debemos elegir entre diferentes alternativas, se pone en marcha un complejo mecanismo donde las emociones y la razón se entremezclan. Por eso, a veces es conveniente dejar que hable nuestro sexto sentido, dejarnos llevar por esa corazonada que nos indica lo que sería mejor en la situación en la que estamos. De hecho, Sigmund Freud solía decir: “Cuando se trata de tomar una decisión trivial, siempre he encontrado ventajoso considerar los pros y los contras. Sin embargo, en asuntos vitales, la decisión debe venir desde el inconsciente, desde algún lugar dentro”.
Recuerda, siempre estamos tomando decisiones, no tomar una decisión ya implica que estamos decidiendo algo. Debemos aprender a escuchar nuestras intuiciones y saber utilizarlas junto con nuestra racionalidad.
© Emilia Casas Fernández
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.149