Redacción
Lunes, 24 de Febrero de 2020
OPINIÓN

Fábula progre

Óscar de Prada López

[Img #35488]El griego Esopo nos dejó siglos atrás una fábula que está muy de actualidad con tantas fake news, bulos y contradicciones políticas. En ella habla de un pastorcillo que cuida a su rebaño en el monte y al que podríamos llamar José Luis. Merece la pena recordar que en esa época no había móvil, wifi, redes sociales, WhatsApp, Spotify, altavoces portátiles, periódicos, radio, tele, etc. Sabiéndolo, podemos imaginar que el muchacho se aburriría como un percebe en un torneo de ajedrez.

 

En tales circunstancias, decide procurarse una distracción. Aprovechando el eco del monte, comienza a gritar: “¡Socorro, que viene el lobo!”. Al llegar su voz hasta los paisanos de turno, éstos acuden prestamente a ayudarle con desinterés solidario. Pero al llegar, sólo ven a José Luis partiéndose de risa por haberles tomado el pelo y divertirse a su costa. Mosqueados, se retiran. Esta situación se repite cada poco tiempo, de modo que al pastor le retiran la palabra y dejan de ir cuando les llama.

 

Mas he aquí que un día aparece de verdad el cacareado lobo, famélico como si hubiera pasado un mes a dieta en un almacén de vigas. Y claro, a la vista del rebaño piensa que Dios le ha venido a venir. Rápidamente, ni corto ni perezoso, empieza a devorar las desventuradas ovejas del pastor. Y éste, olvidando su desvergüenza pretérita, grita con todas sus fuerzas: “¡El lobo, el lobo está aquí!”. Pero nadie va a ayudarle desde los villorrios cercanos, escarmentados como están por las bromitas. Y en un pispás, José Luis pierde su rebaño y su sustento y su trabajo y su plan de pensiones.

 

Cabe señalar que no habría perdido nada de ello si no hubiera malvendido su credibilidad, a costa de una diversión efímera. No creo que su tocayo Ábalos se estuviera aburriendo para meterse en aquel fregado de Barajas, con una vicepresidenta que no podía pisar -ni sobrevolar- el espacio Schengen y 40 maletas de ignoto contenido. Pero al mostrarse como un mentiroso de tomo y lomo, nada le va a costar más que recuperar el crédito. Puede que los bancos se lo presten pero no ya la gente. ¿Quién necesita algo que no funciona o a alguien que no cumple su palabra?

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