Martes, 23 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Lunes, 09 de Marzo de 2020
IDEAS

Potenciar el sector primario e inversiones del Estado

[Img #36033]No deberíamos olvidar que la economía de la ciudad de Zamora dependió siempre de dos factores: inversiones del Estado y desarrollo de la agricultura y ganadería de las comarcas más próximas a la capital de la provincia, urbe agraria donde las haya.

El Estado, en manos de esta gente insensible, sin capital ideológico, con querencia por mantenerse en el poder cueste lo que cueste, incluso si pierden el alma, mantendrá su indiferencia hacia nosotros, hasta que dejemos de votar ante tanto desprecio.  Y el renacer agroganadero también depende de nuestros sindicatos del campo, de ideas nuevas para reactivarlo, para que la juventud se quede en el medio rural a trabajar tierras y ganado, una de las profesiones más hermosas

Y recordemos que la provincia de Zamora sufrió, como otras de idéntica idiosincrasia económica, con un sector primario destacado, una reconversión agropecuaria brutal, pero silente. Aquí, no hubo manifestaciones ni protestas de los sindicatos de clase, como en la cuenca del Nervión, ni Sagunto ni Asturias, cuando se ejecutó la reconversión industrial. En Zamora, las subvenciones europeas, pan de hoy y hambre para mañana, silenciaron a los hombres del campo, gente entonces de cierta edad, que no supieron ver que cercenaban el futuro de sus hijos aceptando la limosna de Europa. Pues mientras Zamora no vuelva a potenciar su sector primario y transformar aquí, no en Burgos, ni en Lérida,  donde se exportan nuestros cerdos, las magníficas materias primas que ofrecen tierras y ganado, no habrá futuro, no habrá ciudad, no habrá comercio, solo la paz de los cementerios, hasta no pasar de ser una grandiosa residencia de mayores.

Solo pido a los jóvenes, a la gente entre los 30 y los 50 años y a los maduros con ganas de combatir que el futuro económico y social se halla en sus manos, en su esfuerzo, en su capacidad para luchar, aguantar y denunciar las injusticias del poder y sus lacayos locales, pagados con publicidad pública para mantener desinformada a la ciudadanía. No podemos vivir de las esquelas ni de las mentiras, de las verdades a medias.

Y cuando leamos o escuchemos que Zamora es una ciudad muy bonita, que se vive como en el Paraíso antes de que Eva –siempre echando la culpa a la mujer- mordiese la manzana que le ofreció el político de turno, que no necesitamos más trabajadores, que las cafeterías y bares abarrotados de gente son un incordio, reconozcamos en esas voces las del enemigo, la de esa canalla que anhela que esta ciudad y su provincia siga en coma inducido, sin saber si vive o se halla en la agonía. No necesitamos aún la extremaunción, sino un matrimonio entre todos aquellos que creemos que nuestra tierra merece un futuro de prosperidad, moderno y ilusionante. Vale.

 

 

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