ME QUEDA LA PALABRA
El coronavirus y la Semana Santa
El primer caso de un enfermo en nuestra provincia, punto de inflexión que podría afectar nuestra fiesta más importante del año
El primer caso de coronavirus en la provincia, un agricultor jubilado, de 71 años de edad, que padece una grave enfermedad, que no será el único, y no soy agorero, afectará a la vida cotidiana de los zamoranos, más de los que viven en la capital, la mayor aglomeración humana de la provincia: complejos sanitarios, instituciones públicas, ceremonias religiosas, centros educativos, espectáculos deportivos, cines, teatros… En definitiva, incidirá en todos los espacios cerrados donde se concentren al menos mil personas. Algunos profesionales de la Medicina, que trabajan en los grandes centros hospitalarios de Madrid, ya confiesan que se encuentran desbordados por esta enfermedad. Un problema médico que incidirá en la vida política. Esta enfermedad, iniciada en una nación comunista, donde viven 1.500 millones de personas de 52 etnias, cambiará la historia de la Humanidad. Habrá un antes y un después del coronavirus.
Por lo que respecta a nuestra provincia, aislada para casi todo, también padecerá esta epidemia. Nos encontramos a menos de un mes de la Semana Santa, nuestra gran fiesta. El miedo incidirá en el número de turistas que se acerquen a nuestra ciudad durante esas fechas tan señaladas. Si así sucede, porque ya había síntomas de caída sustancial en las reservas hoteleras, el sector de la hostelería, el que más se beneficia de la Pasión zamorana, sufrirá un extraordinario golpe económico cuando se conozca que ya hay un primer caso en nuestra provincia del que a las 22.00 horas se dará un comunicado oficial. Nuestras instituciones públicas deberían considerar esta situación tan especial para anular todos los impuestos sobre el sector: hoteles, bares, cafeterías, restaurantes y comercio en general.
También influirá en el empleo, porque los empresarios no necesitarán contratar más trabajadores durante esas fechas. Y, si aumenta el paro, se reducirá el consumo, que también castigará a otros sectores como el textil y el del calzado. Efecto dominó sobre la economía zamorana que, si ya se encontraba en plena decadencia, padecerá más aún esta novedosa e inesperada situación.
Ante esta situación, inimaginable hace un par de meses, los políticos zamoranos deberían reflexionar sobre qué medidas tomar para minimizar el daño económico y social, máxime cuando la Semana Santa supone el mayor impacto turístico, con todo lo que ello conlleva, para nuestra capital. Zamora no sabe vivir sin su Pasión, sin que sus rúas y plazas rebosen de gente, sin que sus cafeterías y restaurantes se desborden de clientes, sin que sus procesiones convoquen a miles de fieles y curiosos. El miedo es libre. Pensemos. Imaginemos. Soñemos.
Y los que crean en Dios, hermanos de cofradías y hermandades, almas pías y creyentes, que recen.
Eugenio-Jesús de Ávila
El primer caso de coronavirus en la provincia, un agricultor jubilado, de 71 años de edad, que padece una grave enfermedad, que no será el único, y no soy agorero, afectará a la vida cotidiana de los zamoranos, más de los que viven en la capital, la mayor aglomeración humana de la provincia: complejos sanitarios, instituciones públicas, ceremonias religiosas, centros educativos, espectáculos deportivos, cines, teatros… En definitiva, incidirá en todos los espacios cerrados donde se concentren al menos mil personas. Algunos profesionales de la Medicina, que trabajan en los grandes centros hospitalarios de Madrid, ya confiesan que se encuentran desbordados por esta enfermedad. Un problema médico que incidirá en la vida política. Esta enfermedad, iniciada en una nación comunista, donde viven 1.500 millones de personas de 52 etnias, cambiará la historia de la Humanidad. Habrá un antes y un después del coronavirus.
Por lo que respecta a nuestra provincia, aislada para casi todo, también padecerá esta epidemia. Nos encontramos a menos de un mes de la Semana Santa, nuestra gran fiesta. El miedo incidirá en el número de turistas que se acerquen a nuestra ciudad durante esas fechas tan señaladas. Si así sucede, porque ya había síntomas de caída sustancial en las reservas hoteleras, el sector de la hostelería, el que más se beneficia de la Pasión zamorana, sufrirá un extraordinario golpe económico cuando se conozca que ya hay un primer caso en nuestra provincia del que a las 22.00 horas se dará un comunicado oficial. Nuestras instituciones públicas deberían considerar esta situación tan especial para anular todos los impuestos sobre el sector: hoteles, bares, cafeterías, restaurantes y comercio en general.
También influirá en el empleo, porque los empresarios no necesitarán contratar más trabajadores durante esas fechas. Y, si aumenta el paro, se reducirá el consumo, que también castigará a otros sectores como el textil y el del calzado. Efecto dominó sobre la economía zamorana que, si ya se encontraba en plena decadencia, padecerá más aún esta novedosa e inesperada situación.
Ante esta situación, inimaginable hace un par de meses, los políticos zamoranos deberían reflexionar sobre qué medidas tomar para minimizar el daño económico y social, máxime cuando la Semana Santa supone el mayor impacto turístico, con todo lo que ello conlleva, para nuestra capital. Zamora no sabe vivir sin su Pasión, sin que sus rúas y plazas rebosen de gente, sin que sus cafeterías y restaurantes se desborden de clientes, sin que sus procesiones convoquen a miles de fieles y curiosos. El miedo es libre. Pensemos. Imaginemos. Soñemos.
Y los que crean en Dios, hermanos de cofradías y hermandades, almas pías y creyentes, que recen.
Eugenio-Jesús de Ávila



















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