En tus ojos

En tus ojos veo la hermosura de tu alma, tu inquietud, tu grandeza y la transparencia de un alma limpia, sin doblez alguna. Pocas almas veo tan limpias de polvo y paja como la tuya.

Tus ojos de hierba y miel son como los arroyos claros de agua helada que corren libres sin que ninguna piedra los quiebre ni interrumpa su camino al río, que va al mar. Eres como una manta caliente en un día de crudo invierno, una manta que se adhiere a tu cuerpo y te atrapa con su calor porque es su calor lo que necesitas más que nada en ese momento. Eres lo que ama al mundo sin pedir nada a cambio, eres el amor que nos arropa y que nos vence, que nos hace quebrar la voz cuando nos habla y que nos cobija en tiempos oscuros.

En tus ojos, que son los míos, he hallado la paz cuando me miro al espejo y busco el porqué de tantas cosas, cuando las cosas no tienen sentido alguno. Me miro, me veo y me reconozco, aún soy yo, no me han transformado las cosas que he vivido. Sigo teniendo la misma claridad en la mirada como cuando aprendía a vivir y a sufrir.

Ya tengo unos años más, pero la mirada es la misma, con el mismo color y el mismo sabor de entonces. He aprendido ciertas cosas, pero otras me niego a aprenderlas porque si las aprendiera dejaría de ser yo misma para convertirme en algo que no quiero ni me gusta ser, en algo que no soy yo. Y eso no. Me niego.

Me emocionan la poesía, la música clásica, la pintura, la escultura y todas y cada una de las artes que hacen que mi corazón palpite…Y nada en este jodido mundo de lo inmediato va a cambiar eso si yo antes lo puedo evitar con todas las fuerzas de mi ser. Soy sencilla y acomodaticia si me lo pides, pero no me pidas ser quien no soy demasiado tiempo. Te decepcionaré, porque nací para ser libre de pensar lo que quiero, de querer lo que me abotarga los sentidos del ser y del estar, nací para expresar lo que me sale del alma. Pese a quien pese. No intentes cambiarme. No podrás.

Mis ojos de hierba y miel son como los arroyos claros de agua helada que corren libres sin que ninguna piedra los quiebre ni interrumpa su camino al río, que va al mar