NOCTURNOS
Amar ahora y amar tras la pandemia
Tiempo de contagios, de muerte, de ancianos en residencias, de hospitales repletos, de médicos, enfermeras y personal sanitario dando la vida, las suyas, para recuperar las del prójimo; tiempo de filántropos, de enclaustramiento interior, de análisis de lo que fuiste, eres y serás; de confinamiento entre paredes, muebles, libros, transistores y televisión. Sí, tiempo para tejer otra historia. Pero también es tiempo para amar desde la pureza, desde la caricia imposible; tiempo para la cópula mística, para la estrofa sin rima, para la poesía recitada, para imaginar el futuro, el primer beso, el primer abrazo, el primer ajuntamiento de carnes, de cuerpos, de sexos.
Si no amas, amarás después de que las parcas nos hayan rondado; si amabas, te encontrarás con esa persona, con esa mujer o ese nombre, compondrás una sinfonía de pasión, deleite y orgasmos. Si nunca quisiste a nadie, quizá te esforzarás en quererte un poco menos y entregar un poco de tu egoísmo a otra mujer, a otro hombre, a cualquier ser humano que precise una miaja de ternura, unos gramos de amor. Sí, ya sé que el amor no se pesa, ni se mide, que solo reside en el esqueleto del alma. Da lo que no tienes. Recibe lo que te faltaba.
Yo estoy ahorrando todo el amor que cabe en la caja fuerte de mi espíritu. Quiero dárselo a ella, cuando salga, cuando nos liberemos del bicho, del miedo, de la vergüenza de desnudar tu alma, de abrirla en canal, acoger a esa dama que adoras, vivir la vida desde el profundo mar del amor, de la pasión eterna, del polvo enamorado. Nada más.
Eugenio-Jesús de Ávila
Tiempo de contagios, de muerte, de ancianos en residencias, de hospitales repletos, de médicos, enfermeras y personal sanitario dando la vida, las suyas, para recuperar las del prójimo; tiempo de filántropos, de enclaustramiento interior, de análisis de lo que fuiste, eres y serás; de confinamiento entre paredes, muebles, libros, transistores y televisión. Sí, tiempo para tejer otra historia. Pero también es tiempo para amar desde la pureza, desde la caricia imposible; tiempo para la cópula mística, para la estrofa sin rima, para la poesía recitada, para imaginar el futuro, el primer beso, el primer abrazo, el primer ajuntamiento de carnes, de cuerpos, de sexos.
Si no amas, amarás después de que las parcas nos hayan rondado; si amabas, te encontrarás con esa persona, con esa mujer o ese nombre, compondrás una sinfonía de pasión, deleite y orgasmos. Si nunca quisiste a nadie, quizá te esforzarás en quererte un poco menos y entregar un poco de tu egoísmo a otra mujer, a otro hombre, a cualquier ser humano que precise una miaja de ternura, unos gramos de amor. Sí, ya sé que el amor no se pesa, ni se mide, que solo reside en el esqueleto del alma. Da lo que no tienes. Recibe lo que te faltaba.
Yo estoy ahorrando todo el amor que cabe en la caja fuerte de mi espíritu. Quiero dárselo a ella, cuando salga, cuando nos liberemos del bicho, del miedo, de la vergüenza de desnudar tu alma, de abrirla en canal, acoger a esa dama que adoras, vivir la vida desde el profundo mar del amor, de la pasión eterna, del polvo enamorado. Nada más.
Eugenio-Jesús de Ávila
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