EL CONSENSO
La normalidad no volverá a ser la misma
Pedro Calzada @peterRoad
“Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia”. Esta cita del dramaturgo George Bernard Shaw vuelve a cobrar sentido en una sociedad que se había acostumbrado a vivir en una seguridad y estabilidad únicas. Es posible que el COVID-19 pase a formar parte del catálogo de acontecimientos que supusieron un punto de inflexión en la historia del Ser Humano.
Es una incógnita si ésta es la ventana de oportunidad que necesitaba China para retar definitivamente el liderazgo de EEUU. Ahora mismo, la realidad es que el planeta depende de la potencia oriental para provisionarse de material médico ya que es el único país que de una forma u otra ha conseguido controlar la situación mientras que las economías de occidente siguen en jaque. Veremos si rentabiliza esa ventaja en el futuro.
Tampoco es posible prever si esta crisis terminará por fortalecer la raíz política de la UE o, por el contrario, será el punto y final de un proceso de integración exitoso pero lento y renqueante. Existe un hondo pesimismo con el futuro de la Unión pero, quizá, este cambio brusco e inesperado es la oportunidad de los Estados Miembro para darse cuenta de que no es posible afrentar este siglo sin una mayor cohesión política que permita proteger nuestro estilo y nivel de vida. Es demasiado pronto para sacar ninguna conclusión pero cuando todo vuelva a la normalidad, es probable que tal normalidad ya no sea la misma.
“Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia”. Esta cita del dramaturgo George Bernard Shaw vuelve a cobrar sentido en una sociedad que se había acostumbrado a vivir en una seguridad y estabilidad únicas. Es posible que el COVID-19 pase a formar parte del catálogo de acontecimientos que supusieron un punto de inflexión en la historia del Ser Humano.
Es una incógnita si ésta es la ventana de oportunidad que necesitaba China para retar definitivamente el liderazgo de EEUU. Ahora mismo, la realidad es que el planeta depende de la potencia oriental para provisionarse de material médico ya que es el único país que de una forma u otra ha conseguido controlar la situación mientras que las economías de occidente siguen en jaque. Veremos si rentabiliza esa ventaja en el futuro.
Tampoco es posible prever si esta crisis terminará por fortalecer la raíz política de la UE o, por el contrario, será el punto y final de un proceso de integración exitoso pero lento y renqueante. Existe un hondo pesimismo con el futuro de la Unión pero, quizá, este cambio brusco e inesperado es la oportunidad de los Estados Miembro para darse cuenta de que no es posible afrentar este siglo sin una mayor cohesión política que permita proteger nuestro estilo y nivel de vida. Es demasiado pronto para sacar ninguna conclusión pero cuando todo vuelva a la normalidad, es probable que tal normalidad ya no sea la misma.
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