CON LOS CINCO SENTIDOS
No pudo ser
Me hubiera gustado tocar varios instrumentos musicales, saberme de memoria libros enteros para tener argumentos sólidos ante cualquier discusión. Me hubiera gustado que nadie utilizara mi nombre, ni mi cuerpo, ni mi rostro para nada más que para amarlos y darles mimos.
Me hubiera gustado vivir en un mundo en el que ser educado fuera la norma y la maldad algo deleznable a ojos de todos los demás.
Me hubiera gustado que los que gobiernan el mundo (o eso creen) fuesen más inteligentes y menos carroñeros para llevarse los dineros de todos, esos que ganamos con nuestro trabajo. Que no nos robaran la dignidad y la vida con una impunidad vomitiva que nos ha llevado a la situación límite que vivimos ahora.
Me hubiera gustado nacer en otro siglo, con vestidos de corsé apretado y peticiones de mano absolutamente formales y hasta ostentosas, pero con la libertad de obrar y de pensamiento para cada una de las mujeres que poblaran la tierra.
Me hubiera gustado que no se me muriera ninguna planta por exceso de amor y de riego, algo que doy sin medida, y así me va.
Me hubiera gustado conocerte en otra época, pero sólo a ti y no a esos seres que siempre te acompañan y lo fastidian todo, el que me ama, el que me odia, el que me daña pero me desea y el que me regala su total indiferencia.
Me hubiera gustado no ser yo y ser otra persona menos doliente, más estúpida. Pero eso no se me concedió. Por esa circunstancia lo veo todo y os veo a todos, con vuestras virtudes y vuestras maldades, por eso no puedo callarme y el día que me calle será cuando ya no pueda salir el tañido de una sola de las cuerdas vocales de mi frágil boca de niña repelente. Me hubiera gustado ser estrella de rock para yacer cada noche con una cara diferente sin ningún tipo de remordimiento, de hecho, en sueños, alguna que otra vez lo he llegado a sopesar. El que diga que no, miente como un bellaco.
Me hubiera gustado ser una escritora de éxito, para que la gente, al leerme, me conociera un poco más, porque yo escribo pocas cosas inventadas, que también (tengo una imaginación desbordante) pero tengo querencia por hacer mío el dolor ajeno, e incluso, la vida ajena, maquillando algunos aspectos y desgarrando otros hasta el extremo o el paroxismo.
Me hubiera gustado, no sé, ser cualquier otra cosa menos yo, o un yo completamente diferente. Un alter ego que fuese en mi lugar por la calle mientras yo me quedo en casa, a verlas venir hasta que termine esta abrumadora situación. Una paseante invisible por cualquier arteria de Zamora, inmune al virus, para poder colarme por cualquier rendija y anidar alguna noche en tu balcón para saber si piensas en mí.
Nélida L. del Estal Sastre
Me hubiera gustado tocar varios instrumentos musicales, saberme de memoria libros enteros para tener argumentos sólidos ante cualquier discusión. Me hubiera gustado que nadie utilizara mi nombre, ni mi cuerpo, ni mi rostro para nada más que para amarlos y darles mimos.
Me hubiera gustado vivir en un mundo en el que ser educado fuera la norma y la maldad algo deleznable a ojos de todos los demás.
Me hubiera gustado que los que gobiernan el mundo (o eso creen) fuesen más inteligentes y menos carroñeros para llevarse los dineros de todos, esos que ganamos con nuestro trabajo. Que no nos robaran la dignidad y la vida con una impunidad vomitiva que nos ha llevado a la situación límite que vivimos ahora.
Me hubiera gustado nacer en otro siglo, con vestidos de corsé apretado y peticiones de mano absolutamente formales y hasta ostentosas, pero con la libertad de obrar y de pensamiento para cada una de las mujeres que poblaran la tierra.
Me hubiera gustado que no se me muriera ninguna planta por exceso de amor y de riego, algo que doy sin medida, y así me va.
Me hubiera gustado conocerte en otra época, pero sólo a ti y no a esos seres que siempre te acompañan y lo fastidian todo, el que me ama, el que me odia, el que me daña pero me desea y el que me regala su total indiferencia.
Me hubiera gustado no ser yo y ser otra persona menos doliente, más estúpida. Pero eso no se me concedió. Por esa circunstancia lo veo todo y os veo a todos, con vuestras virtudes y vuestras maldades, por eso no puedo callarme y el día que me calle será cuando ya no pueda salir el tañido de una sola de las cuerdas vocales de mi frágil boca de niña repelente. Me hubiera gustado ser estrella de rock para yacer cada noche con una cara diferente sin ningún tipo de remordimiento, de hecho, en sueños, alguna que otra vez lo he llegado a sopesar. El que diga que no, miente como un bellaco.
Me hubiera gustado ser una escritora de éxito, para que la gente, al leerme, me conociera un poco más, porque yo escribo pocas cosas inventadas, que también (tengo una imaginación desbordante) pero tengo querencia por hacer mío el dolor ajeno, e incluso, la vida ajena, maquillando algunos aspectos y desgarrando otros hasta el extremo o el paroxismo.
Me hubiera gustado, no sé, ser cualquier otra cosa menos yo, o un yo completamente diferente. Un alter ego que fuese en mi lugar por la calle mientras yo me quedo en casa, a verlas venir hasta que termine esta abrumadora situación. Una paseante invisible por cualquier arteria de Zamora, inmune al virus, para poder colarme por cualquier rendija y anidar alguna noche en tu balcón para saber si piensas en mí.
Nélida L. del Estal Sastre
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