Al Yacente

Tambores de ecos, profundos y graves, aceras,/ plazas, serpenteantes calles y angostas rúas./ Viene el Señor./

Traen y acercan al Yacente, caperuces hermanos,/ triadas de hachones al compás, sonoras cruces./ Aproximan el dolor./

 “Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa/ compasión, borra mi culpa; no me quites tu santo espíritu,/ devuélveme la alegría de tu salvación”/

Jesús asoma en la plaza, cuatro lados, Viriato/ vigilante, cuatro esquinas, Parador y Diputación/ Identidad, entrega y clamor./

Fielato zamorano, hermandad, penitencia, silencio/ cristiano, caridad y pasión. Tierra emigrante./ Franciscano amor./

“Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa/ compasión, borra mi culpa; no me quites tu santo espíritu,/ devuélveme la alegría de tu salvación”/

Paso al Paso, Miserere, canción y  oración, almas/ encogidas,  respiración inquieta. Nuestra gente./ Quebranto y  estupor./

Muerto él,¡ que siempre vive !, caminante féretro,/ velas del olor, misa próxima, giro completo a Dios./ Humana desazón./

“Misericordia,Dios mío,por tu bondad, por tu inmensa/ compasión, borra mi culpa; no me quites tu santo espíritu,/ devuélveme la alegría de tu salvación”/

El coro entona, arrepentimiento, serio y grave,/ misericordia, compasión, avanza lento el cortejo./ El centro un altavoz./

Un llegar a las entrañas, un volver más y mejor al Santo/ Espíritu, un ser por los demás, un estar con Dios./ Un escarbar la razón./

“Misericordia,Dios mío por tu bondad, por tu inmensa/  compasión, borra mi culpa; no me quites tu santo espíritu,/ devuélveme la alegría de tu salvación.

                   Francisco Iglesias Carreño

De la tertulia del Cofrade de la ciudad de Zamora