PASIÓN POR ZAMORA
Aliste al Amparo de la Puerta Nona
La imagen del Sto. Cristo del Amparo atravesando la Puerta Nona del lienzo de muralla de la bien cercada, supone en algunos no solo el impacto de traer hacia nuestra ciudad un trozo de tradición alistana, sino también la forma, modo y manera de hacer tal proceso, en el más amplio de los respetos a sus legítimos orígenes.
No se trata en modo alguno de un fabricado pastiche o un intento de simulación, más bien lo contrario, diría yo, se percibe desde el primer momento una elongación directa a las fuentes primigenias comarcales alistanas, lo cual honra y enaltece a la cofradía, y dice, y lo hace muy bien, sobre sus creadores y continuadores.
Nada que ponderar más, a lo que otros ya han descrito, sobre la Iglesia de San Claudio de Olivares, de la que sale la procesión del miércoles noche zamorano, pues se trata de un templo que es, de por sí, y en justicia, muy ponderado tanto por su interpretación del arte románico (se le sitúa en una antigüedad entre los años 1100 y 1109, ligado a los allegados de la Casa Borgoñona de Ivrea, ligados a Alfonso VI El Bravo)-.- atestiguada por las marcas de cantero que, en atención a informaciones consultadas, se agrupan en número de 108 signos conjuntados en 5 tipo diferentes-.-, como el realce que el mismo ha establecido en la parte suroeste de la ciudad. Ya de niño lo comencé a visitar este templo zamorano con mis numerosos compañeros y amigos de Olivares que, como condiscípulos, recibíamos instrucción en el Patronato de San Vicente de Paul, primero con las Hermanas de la Caridad (Sor Rafaela y Sor Pilar) y después con D. Agustín (nuestro gran maestro de siempre, a quien anualmente le mostraba mis notas de bachillerato).
La procesión de la Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo del Amparo en mi indicación, guste o no guste, es volver la mirada, una y otra vez, a las tierras alistanas, a ese concreto mundo rural, pues allí damos aún sentido de autenticidad y pureza de legitimación al genuino hecho procesional (las fotos del aldabonazo de Paris Mach, Life, Sanz Lobato, Catala Roca, García Romero, etc, hicieron de la necesaria y obligada apertura), en ese estar con lo auténtico esta zamorana hermandad tiene su horizonte sin meta.
Claro que volvemos hacia Aliste, a nuestros interaccionados recuerdos con esta comarca y hacia su porvenir del futuro que, de forma anhelante, deseamos.
Ya hace unos cuantos años, cuando aún no estábamos en democracia, ni se veía por el horizonte asomo de ella ni intenciones hacia tal menester, empecé a visitar Aliste que, dicho sea de paso, está en el noroeste de nuestra provincia y al cual se llega después de atravesar un buen tramo de esa otra comarca nuestra
que es Tierra de Alba. Una primera vez lo pase en un santiamén, en un pis pas, casi sin enterarme, yendo a una excursión escolar (de mi bachillerato en los claretianos) hasta la ciudad de Braganza, quedándome una sensación ecuacional de “incógnita por resolver”. Así que tome la decisión y el empeño de regresar, volví otra vez, y lo hice, como lo hacía para otras partes, a la manera que siempre utilizaba en mis desplazamientos, y que, dicho sea de paso, se me daba bastante bien, o sea: en bici. Provisto de una bicicleta de chica, que fue de un regalo que le hizo mi Papa a mi hermana Manolí, tome el camino, atravesando Valorio, por la llamada carretera de la frontera, para ver hasta donde llegaba, si podía ir con la bici a otras partes, por los caminos y entre los surcos, cargado con el saco de las herramientas para arreglar las maquinas segadoras, en ayuda del taller de la familia, por una carretera normal seguro que volaría. Y dicho, seguí camino, y hecho, así me presente en Alcañices, y fui impregnándome de todo el paisaje que vi en mi recorrido.
Este primer viaje me quedo un cierto regusto y cuando mi Papa adquirió otras dos bicis nuevas de caballero, una para él y otra para mi primo Justo (que vivía con nosotros), con una de ellas, y aún con más potencia en las piernas, ya hacia entrenos por las cuestas de Zamora, regrese otra vez hasta Alcañices, y en el camino di alguna vuelta por los pueblos que pasaba. Esta situación la mejoré desde que tenía coche, pues llevaba a mi Papa a varios pueblos del Aliste para arreglar máquinas y yo me quedaba impregnado de todo el entorno (lo que veía, lo que escuchaba y como eran los hábitats de los alistanos)
Posteriormente reincidí en mis visitas hacia Aliste y visite más pueblos (en donde ya contaba con conocidos y amigos), ya en compañía de mi entonces novia Carmen, y se me fue quedando un algo más, puede que fuera poco, de esta comarca. Ya para entonces había leído el libro de “El habla de Tierra de Aliste” {de Baz Argüello (D. José María) S.J.}, que estaba ceñido a la sola comarca natural del propio Aliste. El habla alistana forma parte integra de la lengua leonesa (que cuenta con protección constitucional) y ello se denota en las estrofas de Miserere Alistano que forma parte del hecho procesional del Sto. Cristo del Amparo
Nuestra personalidad característica aquí, en el oeste de la España Nación, esta asida, desde los tiempos medievales, a esa espacial franja amplia de terreno que es lindera en ”La Raya” con el fraterno Portugal (aprovechamos para agradecer a su Primer Ministro, el ciudadano portugués De Sousa Holstein( D. Pedro), su defensa de España, por la injerencia de Holanda, ante los organismos de la Unión Europea) y nos mantiene milenariamente hermanados a Extremadura, Galicia y Asturias, en una vivencias que recorren, caracterizan y significan, una a una, todas las cuarenta y una Comarcas Naturales de las tres provincias leonesas dentro de la Región Reino Leonés.
No sé si debo decir que, la Puerta Nona de la muralla zamorana (la que da para el barrio de Olivares), por donde pasa el Sto. Cristo del Amparo, fue mandada abrir por el soberano leonés, nacido en la ciudad de Zamora, que responde al nombre de Alfonso IX y que lo hizo con ocasión de su victoria en la toma de la ciudad de Mérida, una de las poblaciones más preciadas de toda Hispania. Tras esa conquista Alfonso IX premió a las milicias concejiles zamoranas por su acción bélica destaca en la toma del puente de la ciudad. Por tal razón Alfonso IX lo incorporo al escudo de Zamora.
El medio rural de la provincia leonesa de Zamora (que lo es desde 1833 y junto a las de Salamanca y León), se articula alrededor de la peculiar idiosincrasia de sus correspondientes comarcas naturales, que en tiempos pasados de la (in)transición sistematizamos por todo el País Leonés, que tienen en sí, obvio es decirlo, y que por ello atesoran, aunque no pudiera parecerlo a algunos, toda una policromía versátil
de valores antropológicos, pergeñando toda una gama de situaciones propias, que: (1º) contienen una amplitud de elementos característicos, (2º)mantienen pautas ancestrales de comportamientos y (3º)concitan singularidades específicas que las conforma, reviste e identifica.
Tener a la comarca de Aliste representada, y con tal concreción, rigor y fidelidad, en la Semana Santa de la ciudad de Zamora, es todo un hito que siempre hemos ponderado y que permanente y entusiásticamente aplaudimos.
Francisco Iglesias Carreño*
*Miembro de la Tertulia del Cofrade de la ciudad de Zamora
La imagen del Sto. Cristo del Amparo atravesando la Puerta Nona del lienzo de muralla de la bien cercada, supone en algunos no solo el impacto de traer hacia nuestra ciudad un trozo de tradición alistana, sino también la forma, modo y manera de hacer tal proceso, en el más amplio de los respetos a sus legítimos orígenes.
No se trata en modo alguno de un fabricado pastiche o un intento de simulación, más bien lo contrario, diría yo, se percibe desde el primer momento una elongación directa a las fuentes primigenias comarcales alistanas, lo cual honra y enaltece a la cofradía, y dice, y lo hace muy bien, sobre sus creadores y continuadores.
Nada que ponderar más, a lo que otros ya han descrito, sobre la Iglesia de San Claudio de Olivares, de la que sale la procesión del miércoles noche zamorano, pues se trata de un templo que es, de por sí, y en justicia, muy ponderado tanto por su interpretación del arte románico (se le sitúa en una antigüedad entre los años 1100 y 1109, ligado a los allegados de la Casa Borgoñona de Ivrea, ligados a Alfonso VI El Bravo)-.- atestiguada por las marcas de cantero que, en atención a informaciones consultadas, se agrupan en número de 108 signos conjuntados en 5 tipo diferentes-.-, como el realce que el mismo ha establecido en la parte suroeste de la ciudad. Ya de niño lo comencé a visitar este templo zamorano con mis numerosos compañeros y amigos de Olivares que, como condiscípulos, recibíamos instrucción en el Patronato de San Vicente de Paul, primero con las Hermanas de la Caridad (Sor Rafaela y Sor Pilar) y después con D. Agustín (nuestro gran maestro de siempre, a quien anualmente le mostraba mis notas de bachillerato).
La procesión de la Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo del Amparo en mi indicación, guste o no guste, es volver la mirada, una y otra vez, a las tierras alistanas, a ese concreto mundo rural, pues allí damos aún sentido de autenticidad y pureza de legitimación al genuino hecho procesional (las fotos del aldabonazo de Paris Mach, Life, Sanz Lobato, Catala Roca, García Romero, etc, hicieron de la necesaria y obligada apertura), en ese estar con lo auténtico esta zamorana hermandad tiene su horizonte sin meta.
Claro que volvemos hacia Aliste, a nuestros interaccionados recuerdos con esta comarca y hacia su porvenir del futuro que, de forma anhelante, deseamos.
Ya hace unos cuantos años, cuando aún no estábamos en democracia, ni se veía por el horizonte asomo de ella ni intenciones hacia tal menester, empecé a visitar Aliste que, dicho sea de paso, está en el noroeste de nuestra provincia y al cual se llega después de atravesar un buen tramo de esa otra comarca nuestra
que es Tierra de Alba. Una primera vez lo pase en un santiamén, en un pis pas, casi sin enterarme, yendo a una excursión escolar (de mi bachillerato en los claretianos) hasta la ciudad de Braganza, quedándome una sensación ecuacional de “incógnita por resolver”. Así que tome la decisión y el empeño de regresar, volví otra vez, y lo hice, como lo hacía para otras partes, a la manera que siempre utilizaba en mis desplazamientos, y que, dicho sea de paso, se me daba bastante bien, o sea: en bici. Provisto de una bicicleta de chica, que fue de un regalo que le hizo mi Papa a mi hermana Manolí, tome el camino, atravesando Valorio, por la llamada carretera de la frontera, para ver hasta donde llegaba, si podía ir con la bici a otras partes, por los caminos y entre los surcos, cargado con el saco de las herramientas para arreglar las maquinas segadoras, en ayuda del taller de la familia, por una carretera normal seguro que volaría. Y dicho, seguí camino, y hecho, así me presente en Alcañices, y fui impregnándome de todo el paisaje que vi en mi recorrido.
Este primer viaje me quedo un cierto regusto y cuando mi Papa adquirió otras dos bicis nuevas de caballero, una para él y otra para mi primo Justo (que vivía con nosotros), con una de ellas, y aún con más potencia en las piernas, ya hacia entrenos por las cuestas de Zamora, regrese otra vez hasta Alcañices, y en el camino di alguna vuelta por los pueblos que pasaba. Esta situación la mejoré desde que tenía coche, pues llevaba a mi Papa a varios pueblos del Aliste para arreglar máquinas y yo me quedaba impregnado de todo el entorno (lo que veía, lo que escuchaba y como eran los hábitats de los alistanos)
Posteriormente reincidí en mis visitas hacia Aliste y visite más pueblos (en donde ya contaba con conocidos y amigos), ya en compañía de mi entonces novia Carmen, y se me fue quedando un algo más, puede que fuera poco, de esta comarca. Ya para entonces había leído el libro de “El habla de Tierra de Aliste” {de Baz Argüello (D. José María) S.J.}, que estaba ceñido a la sola comarca natural del propio Aliste. El habla alistana forma parte integra de la lengua leonesa (que cuenta con protección constitucional) y ello se denota en las estrofas de Miserere Alistano que forma parte del hecho procesional del Sto. Cristo del Amparo
Nuestra personalidad característica aquí, en el oeste de la España Nación, esta asida, desde los tiempos medievales, a esa espacial franja amplia de terreno que es lindera en ”La Raya” con el fraterno Portugal (aprovechamos para agradecer a su Primer Ministro, el ciudadano portugués De Sousa Holstein( D. Pedro), su defensa de España, por la injerencia de Holanda, ante los organismos de la Unión Europea) y nos mantiene milenariamente hermanados a Extremadura, Galicia y Asturias, en una vivencias que recorren, caracterizan y significan, una a una, todas las cuarenta y una Comarcas Naturales de las tres provincias leonesas dentro de la Región Reino Leonés.
No sé si debo decir que, la Puerta Nona de la muralla zamorana (la que da para el barrio de Olivares), por donde pasa el Sto. Cristo del Amparo, fue mandada abrir por el soberano leonés, nacido en la ciudad de Zamora, que responde al nombre de Alfonso IX y que lo hizo con ocasión de su victoria en la toma de la ciudad de Mérida, una de las poblaciones más preciadas de toda Hispania. Tras esa conquista Alfonso IX premió a las milicias concejiles zamoranas por su acción bélica destaca en la toma del puente de la ciudad. Por tal razón Alfonso IX lo incorporo al escudo de Zamora.
El medio rural de la provincia leonesa de Zamora (que lo es desde 1833 y junto a las de Salamanca y León), se articula alrededor de la peculiar idiosincrasia de sus correspondientes comarcas naturales, que en tiempos pasados de la (in)transición sistematizamos por todo el País Leonés, que tienen en sí, obvio es decirlo, y que por ello atesoran, aunque no pudiera parecerlo a algunos, toda una policromía versátil
de valores antropológicos, pergeñando toda una gama de situaciones propias, que: (1º) contienen una amplitud de elementos característicos, (2º)mantienen pautas ancestrales de comportamientos y (3º)concitan singularidades específicas que las conforma, reviste e identifica.
Tener a la comarca de Aliste representada, y con tal concreción, rigor y fidelidad, en la Semana Santa de la ciudad de Zamora, es todo un hito que siempre hemos ponderado y que permanente y entusiásticamente aplaudimos.
Francisco Iglesias Carreño*
*Miembro de la Tertulia del Cofrade de la ciudad de Zamora


















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