ACUARELAS
La Pasión según Paco Somoza
El sábado, el vacío inunda la ciudad. Al atardecer La Virgen de la Soledad, más sola que nunca sale de la Iglesia de San Juan, sale con su velo negro movido suavemente por el viento convirtiendo la desesperación en confianza. Y recorre la ciudad, como dice mi amigo Fernando Onega, “La Virgen bonita. La Virgen de Zamora. La Virgen del dolor inmenso. La virgen de la lágrima en la mejilla, de las manos entrelazadas y del pié descalzo, la Virgen que se eleva sobre una nube de velas y flores y se convierte en Majestad. Señora de la Semana Santa de Zamora. Señora del corazón de los Zamoranos.”
Francisco Somoza
El sábado, el vacío inunda la ciudad. Al atardecer La Virgen de la Soledad, más sola que nunca sale de la Iglesia de San Juan, sale con su velo negro movido suavemente por el viento convirtiendo la desesperación en confianza. Y recorre la ciudad, como dice mi amigo Fernando Onega, “La Virgen bonita. La Virgen de Zamora. La Virgen del dolor inmenso. La virgen de la lágrima en la mejilla, de las manos entrelazadas y del pié descalzo, la Virgen que se eleva sobre una nube de velas y flores y se convierte en Majestad. Señora de la Semana Santa de Zamora. Señora del corazón de los Zamoranos.”
Francisco Somoza


















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