Nélida L. Del Estal Sastre
Lunes, 13 de Abril de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

El beso

[Img #37667]Ese que no me das ahora porque no puedes, ese que no me diste y se te quedó enganchado en los labios y ahora te tragas con la saliva cada vez que recuerdas que me lo debes y cada vez que recuerdas mi nombre y mi olor. Ese beso al hijo, tierno y dulce, con toda la intención del alma y el coraje de vivir. El que das para acallar sus miedos y su incertidumbre, el que deslizas cuando tiene los ojitos cerrados para dormir, por fin, después de una jornada más de encierro. El beso al anciano y a los abuelos, el que se da en la frente tras el abrazo que no podemos dar a los nuestros, menos aún a los que se nos fueron. Ese beso tardío que ya no podremos dar porque nos los han arrebatado a todos, a los besos, a los abuelos…Nos han arrebatado los días y las noches, las semanas. La vida.

Ese beso de amor y deseo que te daré cuando esto acabe y podamos tocarnos con la delicadeza de siempre y la brutalidad de nuestra querencia por el otro. Ese beso húmedo, por todo el cuerpo, en cada poro, en la comisura de los labios, en el cuello, en la espalda y en el pecho, en la cintura y por debajo de ella, en todo tu ser y en todo el mío. Besos por duplicado, por doquier, sin subastas ni trueques, sin medida. Besos que llegarán al fondo y a la forma, al sí pero no, al quiero y no puedo. Al te quiero, te amo, te adoro y no puedo estar alejada de ti.

Besos que serán el comienzo de lo bueno, del reencuentro y la mirada directa, de la lágrima y el orgullo, de la mano atada que podrá soltarse y tocar carne otra vez. Tocarte, parece mentira, tocarte. Abrazarte, besarte, sentirte, olerte.

Aunque todo sea diferente a partir de ahora y nuestras costumbres vayan a cambiar de una manera irremediable, abogo por un beso, por cientos de besos. Por los que dí y los que te doy ahora en silencio, por los que te daré a miles cuando esta pesadilla acabe.

Bésame. P.D. : La fotografía que ilustra el relato pertenece a la escultura “Punto de Encuentro”, de Paul Day, sita en la Estación de tren St. Pancras. Londres.

Nélida L. del Estal Sastre

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