Eugenio de Ávila
Martes, 21 de Abril de 2020
REPÚBLICO

Momento excepcional para asaltar los cielos

[Img #38055]Las revoluciones siempre las dirigieron burgueses  y aristócratas desclasados con la excusa de liberar al proletariado. Después, los obreros padecieron las decisiones de esos intelectuales, químicos sociales, que los utilizaron para realizar ensayos en sus laboratorios de alquimistas de la sociedad perfecta, del paraíso en la tierra. Después, cuando se asentaron en el poder, solo les importó conservarlo y purgar a los heterodoxos. Recuerdo, para la gente no instruida en la historia del comunismo, que la mayor masacre obrera  aconteció en la U.R.S.S., en marzo de 1921, en Kronstadt, isla cercana a Petrogrado, cuando, durante 16 días se mantuvo una comuna revolucionaria que se opuso al gobierno bolchevique. El Ejército Rojo aplastó al proletariado.

Solo ha habido tres verdaderas revoluciones de carácter obrero en el siglo XX, todas ellas en España, iniciadas en las elecciones de febrero de 1936, que estallaron a partir de julio de 1936: la socialista, liderada por Largo Caballero; la comunista, desde la U.R.S.S. de Stalin, camuflada por el Frente Popular, para no asustar a las democracias europeas, y la anarquista, con diferentes sarampiones durante la II República. Las restantes, como la cubana, dirigidas por un sector de la burguesía, enfrentada a sus hermanos de clase.

Ahora, en España, hay dos partidos o formaciones en el poder: el PSOE, con mayor calado entre la clase trabajadora, pero dirigido por representantes de clases medias, y, antaño, por hijos de militares y altos cargos franquistas, que carece de diputados y senadores de la clase obrera; y Unidas Podemos, nutrida por burguesía pseudo-intelectual, gente que nunca sufrió calamidades económicas, acomodada, que recibe votos de profesionales liberales del Derecho, la Justicia, la Medicina, la Docencia, funcionarios casi todos, y escaso capital del proletariado. Tampoco se les conoce trabajadores, con callo en mano, en el Congreso de los Diputados. En todo caso, algún jornalero sindicalistas para disimular su verdadero extracto social, tal y como el Opus Dei, que acoge algún jardinero para esconder su elitismo social.

La izquierda marxista jamás reconoció a la democracia burguesa, sistema político que rige, verbigracia, en U.S.A., Suiza, Alemania, India,  Francia, Inglaterra, Brasil…Siempre la  consideró como una etapa en el trayecto hacia su revolución, hacia su democracia “popular”, quizá porque nunca ganaría unas elecciones libres. Las revoluciones rojas acontecieron en momentos excepcionales, como bien descubrió en su momento Pablo Iglesias. Por lo tanto, los partidos como Unidas Podemos, siempre al acecho, esperan esa excepcionalidad económica y social para asaltar los cielos del poder. España vive, merced a esta pandemia vírica, un tiempo insólito, con el pueblo confinado en sus viviendas más de un mes y, posiblemente, dos; más de 20.000 muertos por el coronavirus, cierre, casi absoluto, de pequeñas empresas; apenas unos cuantos funcionarios en las instituciones, paralización brutal de la producción industrial, etc. Traduzco: días extraordinarios para que los alumbrados marxistas, como los dirigentes bolcheviques, de extracción burguesa, intenten su asalto a las nubes del Olimpo político nacional. Más si el presidente del Reino de España, un socialdemócrata, ideología enemiga siempre del comunismo,  desde la II Internacional, permite hacer al Lenin de Unidas Podemos.

Eugenio-Jesús de Ávila

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