Redacción
Miércoles, 22 de Abril de 2020
OPINIÓN

Cuando se levante el telón

Óscar de Prada López

[Img #38074]Para los amantes del séptimo arte, resulta una bendición este tiempo de confinamiento al suponer una gran evasión de la realidad mediante el celuloide. No son pocos los mensajes cinematográficos que aplicar, cual pomada, a la situación actual. En eso queda claro que incluso la peor película nos enseña a aprovechar el tiempo, no invirtiéndolo en tal o cual título porque salga ese actor o sea de tu género predilecto. Nadie es buen Sherlock Holmes de sí mismo, de ahí que se precise la crítica ajena para valorarnos en la justa medida. Lo bueno de la mirada externa es que suele venir acompañada de una lengua libre, capaz de expresar aquello que no vemos.

 

Ante la ensoñación de nuestro día D -o sea, después del confinamiento- podremos vivirlo como aquel pelotón de convictos que alquitranara el tejado en la prisión de Shawshank y viera recompensada su labor con unas cervezas Pilsner heladas. Todos haríamos nuestro el testimonio del narrador, Red: “Nos sentamos a beber con el sol a la espalda y nos sentimos como hombres libres […] Era como si fuéramos los señores de la Creación”. O el deseo de Andy Dufresne por volver a sentirse normal, siquiera por un momento. O su anhelo de viajar a Zihuatanejo para terminar su vida allí, junto a la playa y sin recuerdos.

 

La pandemia actual recuerda al virus ALZ-113, que en la última saga de "El Planeta de los Simios" resultó tan beneficioso para los primates como mortal para la Humanidad. El inicio de su segunda entrega -que sitúa su acción en el año 2023- suena premonitorio e inquietante: "Si tiene usted fiebre, tos o dolor de garganta quédese en casa. Diría que tiene el 95% de posibilidades de haberse creado en un laboratorio (...) Se ha rastreado el origen del virus hasta las pruebas (...) Un técnico del laboratorio, llamado 'paciente cero', estuvo expuesto (...) Las urgencias de los hospitales están saturadas de pacientes con síntomas (...) El centro de control de enfermedades prevé un número de víctimas que variará de 5 millones hasta 150 millones de infectados (...) La cuarentena obligatoria ha causado malestar entre la población. Familias enteras quedan fragmentadas (...) ".

 

Como se ve, la realidad no siempre supera a la ficción -por ahora- pero sí la puede imitar. De estos meses de encierro, podemos sacar lecciones ya oídas como la certeza de un futuro incierto (“La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”). O la del propio instinto de supervivencia (“Tenía que seguir respirando, aun sin motivo para la esperanza”). O la confirmación de nuestra propia debilidad ("Ni tú ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida"). O la sospecha de sentirse en manos de un completo irresponsable ("Algunas personas sólo quieren ver arder el mundo"). O la esperanza de seguir siendo libres, acabe esto como acabe ("Vuestro porvenir sólo depende de vosotros, labraos uno que sea bueno"). Que empiece la sesión.

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