REPÚBLICO
Ideologías del caos ante la pandemia económica
7 de julio de 1910. Congreso de los Diputados: «Hemos llegado al extremo de considerar que, antes que su señoría suba al Poder, debemos llegar hasta el atentado personal». Entre comillas, frase de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, no el gran actor de la izquierda extrema y líder omnisciente de Unidas Podemos, dirigidas al diputado conservador Antonio Maura. Días después, el 22 de julio, el político amenazado sufrió un atentado en una estación de tren. Historia. No memoria. Un servidor no había nacido.
A Pablo Iglesias, el actor, le gusta también la bronca en el Congreso. De momento, con Vox, el partido de la otra derecha, cultivado por el PSOE para romper el voto conservador, idéntica estrategia concebida por Soraya Sáenz de Santamaría para robar votantes a los socialistas. Ayer, se dirigió, en una gran actuación teatral, con vehemencia, rozando la histeria, como si se sintiera verdaderamente enojado, a una diputada de la formación de Abascal, con estas preciosas oraciones, propias de un demócrata que se ha amantado de los lácteos de una teocracia y de una dictadura totalitaria: “Ustedes ni si quiera son fascistas, son simplemente parásitos”. Estoy de acuerdo con la primera parte de la oración: Vox no es un partido fascista. Quién así lo afirme es un analfabeto político. El fascismo nunca fue de derechas. Su fundador, Mussolini, abandonó el Partido Socialista Italiano porque se había aburguesado, algo parecido a lo que le sucedió al PSOE desde 1982. El fascismo es el comunismo patriota. El marxismo fue un invento de un judío converso. Los hebreos nacidos lejos de Israel jamás serán patriotas de la nación donde vieron la luz primera. De ahí, su internacionalismo. Los principales dirigentes bolcheviques, menos Stalin, eran judíos. El comunismo, por lo tanto, el fetén, el de más de cien millones de muertos por doquier, siempre fue internacionalista.
El peligro para esta España nuestra, que camina hacia la quiebra económica, no es el fascismo, sino el neocomunismo, ideología anacrónica, que necesita, como el propio Iglesias comentó en su día momentos excepcionales para tomar el poder, para “asaltar los cielos”, metáfora que el actor español de la izquierda más que extrema copió de Marx que, a su vez, plagió a los griegos de la Hélade. Unidas Podemos necesita que todo vaya todavía peor, si es posible. La pandemia vírica es, fue, será, algo excepcional en la historia de la Humanidad; pero la formación morada clama por una pandemia económica. Entonces Pablo Iglesias ya podrá hacer caridad con los millones de españoles proletarizados, merced a la ejecución de sus ideas. Voto cautivo. Rebaños de seres humanos. Del redil al pasto, del pasto al redil. Satisfechos. Libertad: ¿para qué?
El fascismo español de este siglo XXI, minoritario, lo representa Falange, que coincide, en lo esencial, con Pablo iglesias. Verbigracia: Electricidad, gas y petróleo, como fuentes energéticas, deber ser de exclusividad del Estado: “Nacionalización de los servicios de agua, luz y gas, pues los consideramos elementos básicos para poder vivir: agua para mantener una salubridad dentro de las viviendas, luz para poder iluminar y conservar alimentos y gas para poder calentarse en invierno”.
“Si hay un partido con el que podríamos entendernos es con el de Pablo Iglesias, porque está contra las élites asentadas del régimen del 78 y por su patriotismo social". Opinión de Norberto Pico, jefe nacional de Falange de las JONS. El fascismo, como el comunismo, solo puede alcanzar el poder cuando se vivan situaciones excepcionales.
García-Trevijano, el gran republicano español, recientemente fallecido, inteligencia superior, erudito en política y en la Transición Española, de la que tenía memoria histórica, porque la protagonizó, comentó, hace cuatro años, sobre el partido de Pablo Iglesias: “Podemos es una farsa, la revolución pendiente de la Falange”. ¿Algo más? Un servidor, como León Felipe, se sabe todos los cuentos.
Eugenio-Jesús de Ávila
7 de julio de 1910. Congreso de los Diputados: «Hemos llegado al extremo de considerar que, antes que su señoría suba al Poder, debemos llegar hasta el atentado personal». Entre comillas, frase de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, no el gran actor de la izquierda extrema y líder omnisciente de Unidas Podemos, dirigidas al diputado conservador Antonio Maura. Días después, el 22 de julio, el político amenazado sufrió un atentado en una estación de tren. Historia. No memoria. Un servidor no había nacido.
A Pablo Iglesias, el actor, le gusta también la bronca en el Congreso. De momento, con Vox, el partido de la otra derecha, cultivado por el PSOE para romper el voto conservador, idéntica estrategia concebida por Soraya Sáenz de Santamaría para robar votantes a los socialistas. Ayer, se dirigió, en una gran actuación teatral, con vehemencia, rozando la histeria, como si se sintiera verdaderamente enojado, a una diputada de la formación de Abascal, con estas preciosas oraciones, propias de un demócrata que se ha amantado de los lácteos de una teocracia y de una dictadura totalitaria: “Ustedes ni si quiera son fascistas, son simplemente parásitos”. Estoy de acuerdo con la primera parte de la oración: Vox no es un partido fascista. Quién así lo afirme es un analfabeto político. El fascismo nunca fue de derechas. Su fundador, Mussolini, abandonó el Partido Socialista Italiano porque se había aburguesado, algo parecido a lo que le sucedió al PSOE desde 1982. El fascismo es el comunismo patriota. El marxismo fue un invento de un judío converso. Los hebreos nacidos lejos de Israel jamás serán patriotas de la nación donde vieron la luz primera. De ahí, su internacionalismo. Los principales dirigentes bolcheviques, menos Stalin, eran judíos. El comunismo, por lo tanto, el fetén, el de más de cien millones de muertos por doquier, siempre fue internacionalista.
El peligro para esta España nuestra, que camina hacia la quiebra económica, no es el fascismo, sino el neocomunismo, ideología anacrónica, que necesita, como el propio Iglesias comentó en su día momentos excepcionales para tomar el poder, para “asaltar los cielos”, metáfora que el actor español de la izquierda más que extrema copió de Marx que, a su vez, plagió a los griegos de la Hélade. Unidas Podemos necesita que todo vaya todavía peor, si es posible. La pandemia vírica es, fue, será, algo excepcional en la historia de la Humanidad; pero la formación morada clama por una pandemia económica. Entonces Pablo Iglesias ya podrá hacer caridad con los millones de españoles proletarizados, merced a la ejecución de sus ideas. Voto cautivo. Rebaños de seres humanos. Del redil al pasto, del pasto al redil. Satisfechos. Libertad: ¿para qué?
El fascismo español de este siglo XXI, minoritario, lo representa Falange, que coincide, en lo esencial, con Pablo iglesias. Verbigracia: Electricidad, gas y petróleo, como fuentes energéticas, deber ser de exclusividad del Estado: “Nacionalización de los servicios de agua, luz y gas, pues los consideramos elementos básicos para poder vivir: agua para mantener una salubridad dentro de las viviendas, luz para poder iluminar y conservar alimentos y gas para poder calentarse en invierno”.
“Si hay un partido con el que podríamos entendernos es con el de Pablo Iglesias, porque está contra las élites asentadas del régimen del 78 y por su patriotismo social". Opinión de Norberto Pico, jefe nacional de Falange de las JONS. El fascismo, como el comunismo, solo puede alcanzar el poder cuando se vivan situaciones excepcionales.
García-Trevijano, el gran republicano español, recientemente fallecido, inteligencia superior, erudito en política y en la Transición Española, de la que tenía memoria histórica, porque la protagonizó, comentó, hace cuatro años, sobre el partido de Pablo Iglesias: “Podemos es una farsa, la revolución pendiente de la Falange”. ¿Algo más? Un servidor, como León Felipe, se sabe todos los cuentos.
Eugenio-Jesús de Ávila


















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