Un día menos para la libertad

Me he acostumbrado a caminar de mi casa a mi oficina sin apenas encontrarme con nadie, que, como somos animales de costumbres, ya casi me molesta hallar mucha gente por la ciudad, por las riberas del Duero o el bosque de Valorio. Pero soy, como ser humano, un animal social, un “zoon politikón”, en definición de Aristóteles, maestro de Alejandro Magno. Y necesito de los otros, de vosotros, de la gente que estimo y amo, para sentirme yo. Como necesito escribir para vivir, para amar. Todos los días hay palabras, sentimientos, que mi cerebro traduce para ti que me lees. Así proyecto mi alma hacia la tuya, las vuestras, para todos. Ya dije una noche que huelo a papel prensa. El viernes, 8 de mayo, víspera del Cristo de Morales, editamos un nuevo especial de El Día de Zamora, en plena pandemia.

Escribió Machado, Antonio, que solo el que aguarda sabe que la victoria es suya. Yo espero,  pues,  a que la inteligencia derrote al virus y, en junio, este periódico regrese al pasado que es el futuro, a lo que fue, con sus secciones habituales, con su belleza de la contraportada, con El Cotilla, con Deportes, más las páginas de Portugal, de Tras os Montes, esa región hermana lusa, tan cercana en la geografía y en el corazón.

Por cierto, el 6 de junio de 2010, El Día de Zamora, este barquito de papel, fue botado en el proceloso, incierto y enigmático estanque de nuestra ciudad. Una década amando a nuestra tierra con besos y con caricias de tinta.