HISTORIA
Torcuato, el santo venido del sur
El mes de las flores se tiñe de rojo en el calendario de algunos pueblos de la España Vaciada pertenecientes a Castilla y León con la celebración de diferentes fiestas dedicadas a su patrón, Torcuato, un santo casi desconocido, rodeado de mil y una leyendas, pero con un certero trasfondo histórico.
Cuenta la antiquísima historia que nuestro notable vivió en la Jerusalén del siglo I d.C. siendo convertido al cristianismo de manos nada más y nada menos que del Apóstol Santiago, al cual acompañó hasta Roma. En la Ciudad Eterna fue ordenado obispo por San Pedro y elegido junto a otros seis misioneros que viajarían a la península Ibérica con la misión de predicar el cristianismo. Los preferidos serían Tesifón, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Esíquio, que, junto a Torcuato, pasarían a la historia como los siete Santos Varones Apostólicos.
Los discípulos enviados de la fe desembarcaron en la costa de la actual Almería y, atravesando la Alpujarra, llegaron hasta Acci, una ciudad fundada por Julio César y que corresponde al actual municipio granadino de Guadix.
La presencia de los misioneros no fue del agrado de los romanos, los cuales se encontraban inmersos en la celebración de sus fiestas dedicadas a la Triada Capitolina, por lo que rápidamente se ordenaron sus capturas. Al ser perseguidos por los romanos, huyeron a través de un puente que milagrosamente se derriba una vez cruzado por los evangelizadores, consiguiendo salvarse y pereciendo los perseguidores. El milagro rápidamente produce una generalizada conversión, iniciada por Luparia, una rica senatrix de la ciudad, que cedió una de sus casas para construir un baptisterio.
Torcuato quedó al cargo de la evangelización de los accitanos y el resto de sus compañeros se repartieron por diferentes lugares del sureste peninsular para continuar con la misión de catequizar. San Torcuato fue martirizado y enterrado en un lugar próximo a Guadix llamado Face Retama. Sobre su tumba creció un olivo milagroso que florecía y daba frutos el mismo día que se conmemoraba su muerte. En este lugar los accitanos siguen depositando la fe mediante la peregrinación y el culto a San Torcuato cada mes de mayo.
Tras la conquista musulmana, la comunidad cristiana de Guadix tomó una difícil pero necesaria decisión, trasladar el cuerpo de San Torcuato a tierras del norte para ponerlo a salvo de los infieles al igual que se hiciera en otras ciudades con los cuerpos de otros santos como fue el caso de San Isidoro de Sevilla llevado a León, San Indalecio a Jaca o Santa Eulalia de Mérida a Oviedo.
La comitiva encargada de cumplir la transcendental misión de trasladar el cuerpo del santo accitano se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, no exento de diversas dificultades. Nunca sabremos si este periplo tenía un destino claramente marcado o fue fruto de un conjunto de infortunios e imprevistos que terminaron con el cuerpo del santo en Santa Comba de Bande, un recóndito lugar de Galicia distante unos mil km de la bella Acci. Lo que sí parece claro es que durante este largo recorrido la comitiva recaló en numerosas ciudades en las que floreció la devoción hacia este misionero apostólico.
Toledo, León, Zamora u Orense son algunos ejemplos en los que el culto al santo alcanzó un fuerte arraigo en la tierra. Asimismo, podemos dar testimonio de fe a través de la fundación de monasterios, iglesias o ermitas centradas en la devoción de San Torcuato especialmente en Asturias, País Vasco, Navarra y Aragón.
El principal centro de culto a San Torcuato durante siglos será el monasterio de San Salvador de Celanova (Orense), pues hasta aquí fue trasladado el cuerpo en el siglo X por el Abad de dicho monasterio, San Rosendo, tras el intento de robo del Santo perpetrado por los portugueses a la iglesia de Santa Comba de Bande.
Guadix, tras los siglos de dominación árabe, perdió toda memoria relacionada con San Torcuato hasta que, en el siglo XVI, las autoridades religiosas accitanas tuvieron conocimiento de la existencia de un “santo obispo de Guadix” enterrado en Celanova. Desde ese instante, se inició una larga e insistente reclamación de sus reliquias que tuvieron sus frutos gracias a la intermediación del Rey Felipe II en el año 1593, devolviendo a la ciudad accitana para su conservación y culto media caña de un brazo y un dedo pulgar.
En Castilla y León es Zamora la ciudad con mayor devoción a San Torcuato, cuya primitiva iglesia románica, se localizaba junto a las murallas de la ciudad, en el entorno donde se situaba la puerta de San Torcuato, también desaparecida. El plano de Zamora y sus contornos, realizado hacia el 1700 recoge tanto la “Parroquia de San Orcato” como la “Puerta de Santo Orcato”. La iglesia fue demolida en 1837 por encontrarse en estado ruinoso, trasladándose parroquia y advocación a la iglesia del convento de los Trinitarios Calzados, que acababan de ser exclaustrados. En el lateral izquierdo del presbiterio de este templo se puede contemplar una talla barroca de San Torcuato de tamaño académico. La calle donde se sitúa esta parroquia también lleva el nombre de San Torcuato y es una de las más populosas de la ciudad.
En el municipio zamorano de Manzanal del Barco la iglesia parroquial, de estilo barroco, está dedicada a San Torcuato, patrón del municipio, cuyas fiestas celebra cada quince de mayo con una procesión compartida con San Isidro y donde la suelta de vaquillas adquiere un gran protagonismo.
León ha perdido todo rastro de este santo, aunque hasta el siglo XIX tuvo su iglesia y una potente cofradía que fomentó su culto y entre cuyos hermanos se encontraba la flor y nata de la ciudad. En la provincia, Robledo de Fenar y Peredilla del Gordón conservan iglesia y ermita dedicada a San Torcuato respectivamente. En Robledo, San Torcuato se celebra con verbena, pasacalles, misa y procesión del Santo. La fiesta culmina con la degustación del “Aguisao” un sabroso y típico plato realizado con morro, bacalao, huevos, chorizo, pan y patatas.
En la provincia de Burgos hay varios municipios que conservan iglesias dedicadas a San Torcuato: Hinestrosa, Villaescusa del Butrón, Cobos y Mazueco de Lara, aunque solo Hinestrosa sigue celebrando fiestas en su honor y cuya iglesia, de estilo gótico, es lo que queda del antiguo monasterio de San Torcuato, fundado hacia el año 962.
El pueblo de Renedo de la Vega, perteneciente a la provincia de Palencia, conserva uno de los brazos del Santo. Dicha reliquia tiene una larga historia, pues fue solicitada al monasterio de San Salvador de Celanova (Orense) para la antigua abadía de Santa María de la Vega, emplazada en las cercanías de este municipio. En esta abadía, fundada en 1215 por la reina Dña. Berenguela y una pareja de nobles, recibió culto y fue motivo de numerosas peregrinaciones de toda la comarca. Tras la desamortización del lugar sagrado, la reliquia de San Torcuato fue solicitada por la parroquia de Renedo de la Vega, donde sigue recibiendo culto en una urna de plata del siglo XVIII y es dada a besar como marca la tradición cada 15 de mayo.
En la provincia de Valladolid, el culto a San Torcuato lo encontramos en el pueblo de Esguevillas de Esgueva, cuya iglesia data del siglo XVI. En Soria, en el pueblo de Rioseco todavía se mantienen en pie los restos de la ermita de san Torcuato, de estilo gótico y en proceso de reconstrucción por los vecinos del pueblo.
Este pequeño recorrido geográfico, histórico y religioso pone de manifiesto la riqueza patrimonial, cultural y etnográfica que es la expresión de la devoción y culto compartido de numerosos pueblos castellanoleoneses por un santo venido del Sur.
Antonio Reyes Martínez
El mes de las flores se tiñe de rojo en el calendario de algunos pueblos de la España Vaciada pertenecientes a Castilla y León con la celebración de diferentes fiestas dedicadas a su patrón, Torcuato, un santo casi desconocido, rodeado de mil y una leyendas, pero con un certero trasfondo histórico.
Cuenta la antiquísima historia que nuestro notable vivió en la Jerusalén del siglo I d.C. siendo convertido al cristianismo de manos nada más y nada menos que del Apóstol Santiago, al cual acompañó hasta Roma. En la Ciudad Eterna fue ordenado obispo por San Pedro y elegido junto a otros seis misioneros que viajarían a la península Ibérica con la misión de predicar el cristianismo. Los preferidos serían Tesifón, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Esíquio, que, junto a Torcuato, pasarían a la historia como los siete Santos Varones Apostólicos.
Los discípulos enviados de la fe desembarcaron en la costa de la actual Almería y, atravesando la Alpujarra, llegaron hasta Acci, una ciudad fundada por Julio César y que corresponde al actual municipio granadino de Guadix.
La presencia de los misioneros no fue del agrado de los romanos, los cuales se encontraban inmersos en la celebración de sus fiestas dedicadas a la Triada Capitolina, por lo que rápidamente se ordenaron sus capturas. Al ser perseguidos por los romanos, huyeron a través de un puente que milagrosamente se derriba una vez cruzado por los evangelizadores, consiguiendo salvarse y pereciendo los perseguidores. El milagro rápidamente produce una generalizada conversión, iniciada por Luparia, una rica senatrix de la ciudad, que cedió una de sus casas para construir un baptisterio.
Torcuato quedó al cargo de la evangelización de los accitanos y el resto de sus compañeros se repartieron por diferentes lugares del sureste peninsular para continuar con la misión de catequizar. San Torcuato fue martirizado y enterrado en un lugar próximo a Guadix llamado Face Retama. Sobre su tumba creció un olivo milagroso que florecía y daba frutos el mismo día que se conmemoraba su muerte. En este lugar los accitanos siguen depositando la fe mediante la peregrinación y el culto a San Torcuato cada mes de mayo.
Tras la conquista musulmana, la comunidad cristiana de Guadix tomó una difícil pero necesaria decisión, trasladar el cuerpo de San Torcuato a tierras del norte para ponerlo a salvo de los infieles al igual que se hiciera en otras ciudades con los cuerpos de otros santos como fue el caso de San Isidoro de Sevilla llevado a León, San Indalecio a Jaca o Santa Eulalia de Mérida a Oviedo.
La comitiva encargada de cumplir la transcendental misión de trasladar el cuerpo del santo accitano se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, no exento de diversas dificultades. Nunca sabremos si este periplo tenía un destino claramente marcado o fue fruto de un conjunto de infortunios e imprevistos que terminaron con el cuerpo del santo en Santa Comba de Bande, un recóndito lugar de Galicia distante unos mil km de la bella Acci. Lo que sí parece claro es que durante este largo recorrido la comitiva recaló en numerosas ciudades en las que floreció la devoción hacia este misionero apostólico.
Toledo, León, Zamora u Orense son algunos ejemplos en los que el culto al santo alcanzó un fuerte arraigo en la tierra. Asimismo, podemos dar testimonio de fe a través de la fundación de monasterios, iglesias o ermitas centradas en la devoción de San Torcuato especialmente en Asturias, País Vasco, Navarra y Aragón.
El principal centro de culto a San Torcuato durante siglos será el monasterio de San Salvador de Celanova (Orense), pues hasta aquí fue trasladado el cuerpo en el siglo X por el Abad de dicho monasterio, San Rosendo, tras el intento de robo del Santo perpetrado por los portugueses a la iglesia de Santa Comba de Bande.
Guadix, tras los siglos de dominación árabe, perdió toda memoria relacionada con San Torcuato hasta que, en el siglo XVI, las autoridades religiosas accitanas tuvieron conocimiento de la existencia de un “santo obispo de Guadix” enterrado en Celanova. Desde ese instante, se inició una larga e insistente reclamación de sus reliquias que tuvieron sus frutos gracias a la intermediación del Rey Felipe II en el año 1593, devolviendo a la ciudad accitana para su conservación y culto media caña de un brazo y un dedo pulgar.
En Castilla y León es Zamora la ciudad con mayor devoción a San Torcuato, cuya primitiva iglesia románica, se localizaba junto a las murallas de la ciudad, en el entorno donde se situaba la puerta de San Torcuato, también desaparecida. El plano de Zamora y sus contornos, realizado hacia el 1700 recoge tanto la “Parroquia de San Orcato” como la “Puerta de Santo Orcato”. La iglesia fue demolida en 1837 por encontrarse en estado ruinoso, trasladándose parroquia y advocación a la iglesia del convento de los Trinitarios Calzados, que acababan de ser exclaustrados. En el lateral izquierdo del presbiterio de este templo se puede contemplar una talla barroca de San Torcuato de tamaño académico. La calle donde se sitúa esta parroquia también lleva el nombre de San Torcuato y es una de las más populosas de la ciudad.
En el municipio zamorano de Manzanal del Barco la iglesia parroquial, de estilo barroco, está dedicada a San Torcuato, patrón del municipio, cuyas fiestas celebra cada quince de mayo con una procesión compartida con San Isidro y donde la suelta de vaquillas adquiere un gran protagonismo.
León ha perdido todo rastro de este santo, aunque hasta el siglo XIX tuvo su iglesia y una potente cofradía que fomentó su culto y entre cuyos hermanos se encontraba la flor y nata de la ciudad. En la provincia, Robledo de Fenar y Peredilla del Gordón conservan iglesia y ermita dedicada a San Torcuato respectivamente. En Robledo, San Torcuato se celebra con verbena, pasacalles, misa y procesión del Santo. La fiesta culmina con la degustación del “Aguisao” un sabroso y típico plato realizado con morro, bacalao, huevos, chorizo, pan y patatas.
En la provincia de Burgos hay varios municipios que conservan iglesias dedicadas a San Torcuato: Hinestrosa, Villaescusa del Butrón, Cobos y Mazueco de Lara, aunque solo Hinestrosa sigue celebrando fiestas en su honor y cuya iglesia, de estilo gótico, es lo que queda del antiguo monasterio de San Torcuato, fundado hacia el año 962.
El pueblo de Renedo de la Vega, perteneciente a la provincia de Palencia, conserva uno de los brazos del Santo. Dicha reliquia tiene una larga historia, pues fue solicitada al monasterio de San Salvador de Celanova (Orense) para la antigua abadía de Santa María de la Vega, emplazada en las cercanías de este municipio. En esta abadía, fundada en 1215 por la reina Dña. Berenguela y una pareja de nobles, recibió culto y fue motivo de numerosas peregrinaciones de toda la comarca. Tras la desamortización del lugar sagrado, la reliquia de San Torcuato fue solicitada por la parroquia de Renedo de la Vega, donde sigue recibiendo culto en una urna de plata del siglo XVIII y es dada a besar como marca la tradición cada 15 de mayo.
En la provincia de Valladolid, el culto a San Torcuato lo encontramos en el pueblo de Esguevillas de Esgueva, cuya iglesia data del siglo XVI. En Soria, en el pueblo de Rioseco todavía se mantienen en pie los restos de la ermita de san Torcuato, de estilo gótico y en proceso de reconstrucción por los vecinos del pueblo.
Este pequeño recorrido geográfico, histórico y religioso pone de manifiesto la riqueza patrimonial, cultural y etnográfica que es la expresión de la devoción y culto compartido de numerosos pueblos castellanoleoneses por un santo venido del Sur.
Antonio Reyes Martínez





















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