REFLEXIONES DE UN PINCHE FELIZ (XXXIV)
Besos guardados
En estos días de reencuentro hay algo que se echa enormemente de menos, los besos y los abrazos. Nos saludamos, nos contenemos, nos ponemos al día cara a cara o más bien, mascarilla a mascarilla. Nos preguntamos qué tal estamos, nos interesamos por el interlocutor. Luego, en función de los lazos y el cariño existente, nos dejamos pendientes esos besos y abrazos, para cuando se pueda. Yo ya debo unos cuantos.
Quizá ahora añoremos todos aquellos que pudimos dar y no dimos, todos aquellos que nos dejamos guardados tras los labios. Esta muestra de afecto debería haber estado, debería estar, más presente en nuestras vidas, al fin y al cabo son como las palabras del idioma de las emociones, como decía Cyrano de Bergerac, un beso es un secreto que se revela en los labios.
Somos seres emocionales que entendemos la vida a través de los sentimientos. Un abrazo, un beso o una simple caricia es mucho más que dos pieles encontrándose, es todo un idioma lleno de significado capaz de comunicar sin palabras.
El mundo necesita, necesitará, más besos de todo tipo, de todo color, de todo tamaño. Aprendimos ya desde pequeños, que hay besos que transforman ranas en príncipes, que hay besos de amor que despiertan a bellas durmientes, que todo final feliz se sellaba con un beso en los labios. Más adelante descubrimos que la vida real era mucho más compleja, pero incluso en su complicación no dejaba de ser muy interesante, más allá de los cuentos de hadas. Nos dimos cuenta de que no todos los besos son agradables, de que los primeros nunca se olvidan. Nos dimos cuenta de que los había tímidos, robados, furtivos, apasionados, de buenos días, de buenas noches. Muchos de ellos capaces de convertir momentos casuales, en instantes eternos alojados en la memoria. También nos percatamos de que nuestros niños necesitan de esas muestras de cariño para crecer sabiéndose queridos, tal y como las necesitamos nosotros en su momento. Igualmente nuestros mayores, nuestros padres, nuestros abuelos, anhelan ahora más que nunca los besos de sus nietos, de su hijos, que tanto echan en falta.
En estos días hemos tratado de lanzar los besos desde las ventanas o a través de las frías pantallas digitales, no es lo mismo pero al menos sentimos que esos gestos les llegan, nos llegan, los sienten y los podemos sentir. Al menos intentamos que la magia de los besos no se pierda del todo. Mientras, guardamos a buen recaudo todos los que hemos dejado pendientes para darlos, en rienda suelta, cuando se pueda. Esperemos que no se enfríen en su obligado almacenaje, esperemos que salgan desbocados y alegres como potros encerrados tras una larga tormenta, besándolo todo, besando a todos.
"...los besos son como pepitas de oro o de plata halladas en tierra y sin un gran valor, pero preciosas porque revelan que cerca hay una mina. Y esa mina es el amor que nos transmitimos unos a otros."
* George Villiers
Ricardo Campos Palero
En estos días de reencuentro hay algo que se echa enormemente de menos, los besos y los abrazos. Nos saludamos, nos contenemos, nos ponemos al día cara a cara o más bien, mascarilla a mascarilla. Nos preguntamos qué tal estamos, nos interesamos por el interlocutor. Luego, en función de los lazos y el cariño existente, nos dejamos pendientes esos besos y abrazos, para cuando se pueda. Yo ya debo unos cuantos.
Quizá ahora añoremos todos aquellos que pudimos dar y no dimos, todos aquellos que nos dejamos guardados tras los labios. Esta muestra de afecto debería haber estado, debería estar, más presente en nuestras vidas, al fin y al cabo son como las palabras del idioma de las emociones, como decía Cyrano de Bergerac, un beso es un secreto que se revela en los labios.
Somos seres emocionales que entendemos la vida a través de los sentimientos. Un abrazo, un beso o una simple caricia es mucho más que dos pieles encontrándose, es todo un idioma lleno de significado capaz de comunicar sin palabras.
El mundo necesita, necesitará, más besos de todo tipo, de todo color, de todo tamaño. Aprendimos ya desde pequeños, que hay besos que transforman ranas en príncipes, que hay besos de amor que despiertan a bellas durmientes, que todo final feliz se sellaba con un beso en los labios. Más adelante descubrimos que la vida real era mucho más compleja, pero incluso en su complicación no dejaba de ser muy interesante, más allá de los cuentos de hadas. Nos dimos cuenta de que no todos los besos son agradables, de que los primeros nunca se olvidan. Nos dimos cuenta de que los había tímidos, robados, furtivos, apasionados, de buenos días, de buenas noches. Muchos de ellos capaces de convertir momentos casuales, en instantes eternos alojados en la memoria. También nos percatamos de que nuestros niños necesitan de esas muestras de cariño para crecer sabiéndose queridos, tal y como las necesitamos nosotros en su momento. Igualmente nuestros mayores, nuestros padres, nuestros abuelos, anhelan ahora más que nunca los besos de sus nietos, de su hijos, que tanto echan en falta.
En estos días hemos tratado de lanzar los besos desde las ventanas o a través de las frías pantallas digitales, no es lo mismo pero al menos sentimos que esos gestos les llegan, nos llegan, los sienten y los podemos sentir. Al menos intentamos que la magia de los besos no se pierda del todo. Mientras, guardamos a buen recaudo todos los que hemos dejado pendientes para darlos, en rienda suelta, cuando se pueda. Esperemos que no se enfríen en su obligado almacenaje, esperemos que salgan desbocados y alegres como potros encerrados tras una larga tormenta, besándolo todo, besando a todos.
"...los besos son como pepitas de oro o de plata halladas en tierra y sin un gran valor, pero preciosas porque revelan que cerca hay una mina. Y esa mina es el amor que nos transmitimos unos a otros."
* George Villiers
Ricardo Campos Palero
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.28