Nélida L. Del Estal Sastre
Sábado, 06 de Junio de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

A borbotones

[Img #40153] Vivo a pequeños sorbos con sabores diferentes, unos días amarga mi lengua cuando la sientes, otros, el dulce empapa tus papilas gustativas y las mías. Otros anocheceres, la sal inunda las palabras que salen por mi boca y la acidez pone el contrapunto a un día no muy afortunado, o sencillamente olvidable. No obstante, creo que se ha de vivir como un torrente, a borbotones, a golpes de agua límpida y cristalina, sin fisuras, sin cortes abruptos y que sea lo que tenga que ser.

Si amas, ama por encima de todo, da lo mejor que guardas en tu interior en cada momento de cada día, antes de que la vida te persiga tan aprisa que te atrape entre su maraña de tentáculos y ya no puedas escapar de la prisión. Exprime tus horas, por si vienen mal dadas o por si alguien te las quiere robar. Esas horas son tuyas. Que no te encuentre el alba dormido o aletargado, que te encuentre en tu máximo esplendor, a punto de salir para comerte el mundo y ponerlo a tus pies. Con tu mirada de devorar la galaxia entera si es necesario. Con todas y cada una de sus estrellas fugaces.

Sé una cascada que no cesa, mientras haya agua y fuerza en la corriente de tus venas, sé cascada ayer, hoy y mañana. Fluye con la fuerza que impulsa la limpieza de tus pensamientos, de tu forma de ser y de hacer. Sé agua que nunca queda inerte, que se mueve a través de las montañas y de los valles, que sacia la sed de los que te rodean y la tuya propia.

Sé el horizonte azulado que otros no alcanzan a ver. Ofrece un vaso de tu yo a los demás para que se empapen de ti hasta lo más profundo de sus adentros. Deja la huella que deja el río en los meandros porque erosiones almas para bien, porque las puedas pulir, casi sin querer, sólo porque eres tú y llenas cada poro que tocas, y te quedas para toda la eternidad en lo que posas tu ser. Sufre si has de sufrir, de eso nadie se salva, nada se salva.

Pero sal de la rueda que todo lo anega y embarra y agarra en tus manos con todas tus fuerzas la tierra que pisas para arrojarla y empaparla con tu humedad, para hacerla desaparecer por siempre. Para disiparla y que se vaya bien lejos con la condición de no volver a tu universo nunca jamás. Sé cascada brotando de la montaña de los sueños de los niños, para contarles el cuento más hermoso del mundo.

Aparece en sus vidas oníricas infantiles como si fueras una gacela grácil y liviana, preciosa y con la piel suave, dorada y aterciopelada. Pero sé agua, para ahogar las penas del mundo y limpiar la suciedad que se expande por doquier… Que no te mancille ni la palabra, ni la obra, porque serás cascada. Serás agua.

Nélida L. del Estal Sastre

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