PASIÓN POR ZAMORA
El cierre de las tiendas de Vaquero, otro síntoma más de nuestra deriva económica
![[Img #40636]](http://eldiadezamora.es/upload/images/06_2020/542_vaquero.jpg)
Las dos tiendas, que aún permanecen abiertas, Santa Clara y calle del Riego, de la emblemática firma Drogas Vaquero, cerrarán en breve. El imperio levantado hace décadas por aquel empresario ejemplar que fuese Isidro Vaquero ha tocado a su fin. Otra industria zamorana que desaparece, como aconteció ha tiempo con aquellas que marcaron toda una época en nuestro comercio, como Reglero, San Jerónimo, García Casado, La Llave, El Candando, Bazar J, El Heraldo, más numerosísimos puestos en el Mercado de Abastos, decenas de tiendas en San Torcuato, mientras Santa Clara apenas muestra comercios de empresarios zamoranos.
Miles de personas, hombres y mujeres, han perdido su trabajo en los últimos años. La pérdida constante de población en el medio rural ha incidido en esta serie de cierres comerciales. La brutal y silente reconversión agroganadera, iniciada tras nuestra entrada en la Comunidad Europea, ha determinado el colapso del comercio de la capital de la provincia, sin olvidar el papel de las ventas online como causas principales de este declinar de las pequeñas tiendas urbanas.
Todas estas grandes empresas zamoranos que han ido desapareciendo vendían en la capital de una provincia que contaba con 250.000 habitantes. Ahora, decenas de años después, solo hay 170.000 habitantes viviendo sobre 10.500 kilómetros cuadrados. La marcha del Regimiento Toledo, el cierre de líneas férreas, de la Universidad Laboral, de la Prisión Provincial, de la mitad de la plantilla de Caja Zamora a León, de la sede de Iberduero en nuestra ciudad, más la antes mencionada reconversión en el sector primario, y la potenciación empresarial de Pucela y Burgos por la Junta de Castilla y León, han convertido a nuestra tierra en un erial económico, demográfico y social.
Mientras avance esta decadencia de incalculables consecuencias, las fuerzas del mal intentan torpedear, destruir, abortar la mayor inversión privada en nuestra provincia: la biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco. Tampoco se ha vuelto a saber nada de la promesa, realizada por Pedro Sánchez en el Ramos Carrión, en célebre mitin, coreada por cientos de sus creyentes socialistas, el diputado nacional Antidio Fagúndez, más la ex diputada Mar Rominguera y Ana Sánchez, procuradora del PSOE en las Cortes de Castilla y León. Quizá esperen a que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Ya existe una excusa.
Ahora bien, como el Gobierno de la nación, en el que participa Unidas Podemos, se cruce de brazos y permita la muerte del sector primario, está provincia se morirá, pasará a convertirse en una descomunal residencia de la tercera edad y un desierto demográfico. Entonces llegará el momento para que antropólogos, sociólogos, demógrafos e historiadores estudien las causas y las razones que condujeron a Zamora a desaparición. La ciudad se mantendrá, al menos, durante hasta que concluya este mandato, porque Guarido tiene previstas una serie de inversiones importantes que dependen, en buena medida, de la Junta de Castilla y León y Gobierno central. Pero el sector primario, muy tocado, perseguido, obviado, si no vuelve a salir a la calle, a poner los huevos encima de la mesa de los políticos, será aniquilado.
El cierre de las dos tiendas que todavía quedaban de la emblemática firma Drogas Vaquero refleja nuestra decadencia económica y supone un síntoma más no del estado no de alarma, sino del coma irreversible en el que los partidos políticos que gobernaron España y la autonomía sumieron a esta provincia, sin olvidar la cobardía de los zamoranos, silentes, obedientes, entregados, arrodillados, apáticos, pasotas, que no supieron ver la deriva hacia la nada a la que se conducía a Zamora.
Eugenio-Jesús de Ávila
![[Img #40636]](http://eldiadezamora.es/upload/images/06_2020/542_vaquero.jpg)
Las dos tiendas, que aún permanecen abiertas, Santa Clara y calle del Riego, de la emblemática firma Drogas Vaquero, cerrarán en breve. El imperio levantado hace décadas por aquel empresario ejemplar que fuese Isidro Vaquero ha tocado a su fin. Otra industria zamorana que desaparece, como aconteció ha tiempo con aquellas que marcaron toda una época en nuestro comercio, como Reglero, San Jerónimo, García Casado, La Llave, El Candando, Bazar J, El Heraldo, más numerosísimos puestos en el Mercado de Abastos, decenas de tiendas en San Torcuato, mientras Santa Clara apenas muestra comercios de empresarios zamoranos.
Miles de personas, hombres y mujeres, han perdido su trabajo en los últimos años. La pérdida constante de población en el medio rural ha incidido en esta serie de cierres comerciales. La brutal y silente reconversión agroganadera, iniciada tras nuestra entrada en la Comunidad Europea, ha determinado el colapso del comercio de la capital de la provincia, sin olvidar el papel de las ventas online como causas principales de este declinar de las pequeñas tiendas urbanas.
Todas estas grandes empresas zamoranos que han ido desapareciendo vendían en la capital de una provincia que contaba con 250.000 habitantes. Ahora, decenas de años después, solo hay 170.000 habitantes viviendo sobre 10.500 kilómetros cuadrados. La marcha del Regimiento Toledo, el cierre de líneas férreas, de la Universidad Laboral, de la Prisión Provincial, de la mitad de la plantilla de Caja Zamora a León, de la sede de Iberduero en nuestra ciudad, más la antes mencionada reconversión en el sector primario, y la potenciación empresarial de Pucela y Burgos por la Junta de Castilla y León, han convertido a nuestra tierra en un erial económico, demográfico y social.
Mientras avance esta decadencia de incalculables consecuencias, las fuerzas del mal intentan torpedear, destruir, abortar la mayor inversión privada en nuestra provincia: la biorrefinería multifuncional de Barcial del Barco. Tampoco se ha vuelto a saber nada de la promesa, realizada por Pedro Sánchez en el Ramos Carrión, en célebre mitin, coreada por cientos de sus creyentes socialistas, el diputado nacional Antidio Fagúndez, más la ex diputada Mar Rominguera y Ana Sánchez, procuradora del PSOE en las Cortes de Castilla y León. Quizá esperen a que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Ya existe una excusa.
Ahora bien, como el Gobierno de la nación, en el que participa Unidas Podemos, se cruce de brazos y permita la muerte del sector primario, está provincia se morirá, pasará a convertirse en una descomunal residencia de la tercera edad y un desierto demográfico. Entonces llegará el momento para que antropólogos, sociólogos, demógrafos e historiadores estudien las causas y las razones que condujeron a Zamora a desaparición. La ciudad se mantendrá, al menos, durante hasta que concluya este mandato, porque Guarido tiene previstas una serie de inversiones importantes que dependen, en buena medida, de la Junta de Castilla y León y Gobierno central. Pero el sector primario, muy tocado, perseguido, obviado, si no vuelve a salir a la calle, a poner los huevos encima de la mesa de los políticos, será aniquilado.
El cierre de las dos tiendas que todavía quedaban de la emblemática firma Drogas Vaquero refleja nuestra decadencia económica y supone un síntoma más no del estado no de alarma, sino del coma irreversible en el que los partidos políticos que gobernaron España y la autonomía sumieron a esta provincia, sin olvidar la cobardía de los zamoranos, silentes, obedientes, entregados, arrodillados, apáticos, pasotas, que no supieron ver la deriva hacia la nada a la que se conducía a Zamora.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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