Jueves, 25 de Septiembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Sábado, 20 de Junio de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

Cuestión de perspectiva

Nélida L. del Estal Sastre En estos dos últimos años de mi vida me he preguntado muchas veces dónde estoy, en qué situación me encuentro y qué he de cambiar para que se produzca en mi interior una catarsis total que me permita evolucionar emocional y físicamente, digamos, a un plano superior, más calmado, más amable conmigo misma y con mi cuerpo. Está claro que cualquier cambio requiere de dos cosas fundamentales sin las cuales éste no se podría producir jamás, a saber: - Querer cambiar - Saber con certeza lo que queremos modificar, tanto de nuestra conducta, como de nuestro día a día.

Bien, ninguna de las dos pautas es fácil de conseguir, es necesario tener una verdadera voluntad de cambio o evolución personal y ser conscientes de que eso puede acarrear que dejemos atrás significantes y significados que ya no serán válidos en nuestro día a día. Incluso puede que tengamos que dejar atrás a personas que, de un modo u otro, han de ser consideradas como rémoras tóxicas que nos amarraban con uñas y dientes, restándonos tiempo, restándonos vida. Pero resulta que esa vida no es de ellos, es nuestra y tenemos el derecho y el deber de poder disponer de ella como mejor nos parezca, como más se adecúe a nuestros valores y a nuestra particular forma de entender el mundo que nos rodea. No obstante, me voy a centrar en los dos puntos fundamentales para poder conseguir una evolución satisfactoria y que nos proporcione estabilidad y esa tan ansiada paz interior.

Querer cambiar. Si estás decidido porque todo lo que has intentado antes no te funcionó y sigues con una desazón interior que te impide continuar el camino, entonces estás más preparado. La actitud de “me voy a comer el mundo y me importa una mierda lo que piensen los demás” es importante, fundamental, mientras para llegar a ese tramo, no pises a nadie en el trayecto. Eso es “conditio sine qua non”. Así que, cuidado.

Saber lo que realmente queremos modificar. Tener identificado al “agente tóxico” que nos está causando dolor, inquietud, o que no nos deja dormir a pierna suelta cada noche de cada puñetero día. Toda vez que sepamos lo que queremos cambiar y estemos decididos de manera voluntaria para hacerlo, ya estaremos preparados para emprender esa empinada cuesta hacia la cima de la certeza, de la consciencia plena.

Dejaremos atrás cosas, dejaremos, quizá, tal y como he dicho antes, a personas. Pero la liberación consiste en dar valor a lo que valor tiene y restar valor a lo que no importa un desmentido de mierda. Uno, según va cumpliendo años y cubriendo o no las expectativas o las ambiciones que tenía de más joven, va siendo plenamente consciente de lo que merece la pena que se quede en tu vida y a lo que has de darle una sonora patada en el culo para siempre. Así de simple. La vida es una. Nadie nos vino a contar lo que sucede cuando te mueres, si existe o no el más allá después del “más acá”.

A veces, las personas que hemos estado, aunque sólo fuera menos de un minuto del otro lado, por temor a perder lo que tenemos, nos aferramos a lo que sea, o bien nos despegamos de casi todo. O todo, o nada. No. La experiencia vivida nos tiene que servir para ser más sabios, no más bárbaros en eso de intentar agotar la vida en un instante por si nos vuelve a pillar el toro sin previo aviso.

Tenemos que extraer el jugo de esa experiencia para vivir de una manera más total, intensa, vívida, si se me permite la redundancia.

Tenemos derecho a elegir las compañías, las páginas que queremos leer y las imágenes que nos apetece ver. Tenemos derecho a ser felices sin dañar, dando lo mejor de nosotros mismos a cada instante, en público y en privado. Pero lo dicho, al que nos toque la moral, sonora patada donde acabe su espalda. Salud.

Nélida L. del Estal Sastre

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.159

Todavía no hay comentarios

Quizás también te interese...

El Día de Zamora

Ir al contenido
Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.