Sábado, 20 de Diciembre de 2025

Mª Soledad Martín Turiño
Jueves, 25 de Junio de 2020
ZAMORANA

Brotes y rebrotes

[Img #40881]Nos llevan alertando de que no hemos desterrado al coronavirus, que sigue ahí, acechando cobardemente sin ser visto. Dicen que está en todas partes y nada queda a salvo de su fatídica garra, pero los españoles en una gran mayoría, solo ven que empieza el verano y con él las fiestas, la playa y el ocio de todos los años y así, hacen sus maletas porque “necesitaban vacacionar”, “porque había sido muy duro el confinamiento”, porque “el cuerpo ya lo pedía” (citas textuales recogidas de entrevistas en informativos de alcance nacional).

 

Desde luego, yo debo de ser muy diferente o me ha tocado vivir en una época con la que no me identifico porque pienso que, tras un prolongado espacio de tiempo en que ha estado mucha gente sin trabajar y todos confinados en casa para protegernos del Covid 19, con el país paralizado, empresas cerradas, excepción hecha de los trabajadores que hemos utilizado el teletrabajo para seguir con nuestras obligaciones, y una debacle económica que –me temo- no va a remediar ni siquiera la Comunidad Europea con su inyección de capital, porque se ha destruido empleo, cerrado negocios, quebrado actividades comerciales…etc., amén de hundido un curso escolar para la mayoría de estudiantes.

 

Todo esto resulta de una gravedad tan manifiesta, que no comprendo como en los medios informativos se llenan la boca con sonrisas de felicidad por la cantidad de extranjeros y nacionales que se moverán para impulsar el sector turístico (otro también muy devastado por la pandemia). Creo que deberíamos ser más consecuentes con lo ocurrido, y poner en práctica la huelga a la japonesa en la que los empleados trabajan más de lo habitual como medida de presión; no sé si esta es una leyenda urbana pero desde luego tiene su sentido. No es el momento de vacacionar y dejarlo todo; ahora es el tiempo de trabajar con más ahínco para levantar negocios, para que no nos encontremos con un otoño económicamente más duro todavía y con la espada de Damocles de un rebrote del virus pendiendo de nuestras cabezas por no poner en práctica las medidas a nuestro alcance para combatirlo: mascarilla, distancia de seguridad y lavado de manos.

 

Son los jóvenes sobre todo quienes no tienen en cuenta tales recomendaciones, a pesar de lo mucho que se informa; ni quieren salir de su zona de confort, ellos viven en otro espacio donde se creen a salvo y olvidan también que dentro de las cifras mortales que, dudo si alguna vez conoceremos fehacientemente, ya que este gobierno está jugando en un baile de cifras que resulta escandaloso, también ha muerto gente jóven que, por supuesto, no son inmunes al virus. Tal vez el problema lo resumió muy adecuadamente Ortega y Gasset cuando dijo: “No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”

 

Empieza a haber repuntes en diferentes zonas de España porque no se observan las medidas preventivas ante el coronavirus y estamos abocados a un nuevo confinamiento si no revierte la situación; pero es verano, estamos de vacaciones y hay que disfrutar; luego llegarán los golpes de pecho. Los españoles somos así: improvisamos, no miramos al mañana y, ante todo, queremos vivir sin cortapisas. Un ejemplo más -el último de esta larga serie de incongruencias- ha sido la manera de pasar de fases, sin haber cumplido los criterios establecidos, todo a la vez y rapidito porque había que llegar a la nueva normalidad, cuando la antigua ni quiera estaba controlada.

 

En Madrid ya se temen las consecuencias de la masiva afluencia de viajeros que están llegando al aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas, y las medidas que ponen en práctica son de risa si no fuera porque se está derrochando personal y medios, estableciendo unos protocolos tan absurdos como el control visual que no aporta nada efectivo. Esta ciudad ha sido uno de los focos más grandes del coronavirus donde ha habido más contagios y muertes y donde ha quedado manifiesta la incompetencia de un gobierno central que se ha visto desbordado ante la magnitud de la crisis, gestionándola en solitario, contradiciéndose continuamente y sin contar con la ayuda o las propuestas del resto de partidos políticos que ante un problema de tan enorme alcance debieron estar unidos tanto de cara a los españoles, como al resto del mundo que hemos asistido al vergonzoso espectáculo de descalificaciones personales y provechos particulares de determinados partidos políticos que han sabido sacar rédito para sus respectivas comunidades autónomas apoyando los sucesivos estados de alarma.

 

No han aprendido la lección, todo sigue igual, no existe un pacto de estado –o varios- de cara a un rebrote masivo de Covid, de cómo se gestionarán las ayudas procedentes de Europa, de cómo erradicar las indignas colas del hambre, del enorme paro que ya asola al país, de cómo reindustrializar y revitalizar empresas, de proteger a los empresarios que son quienes disponen del capital, de un diseño del país que queremos a partir del próximo otoño, de si dispondremos de vacuna y cómo adquirirla… ¡son tantos los frentes abiertos y tantas las preguntas!, pero el gobierno continúa impasible su carrera en solitario; al fin y al cabo, lo peor que puede pasar es que paguemos el precio en muertos y eso ya lo han vivido antes.

 

¿Hasta cuándo seguiremos siendo la España machadiana de charanga y pandereta?. ¡qué pena!   

Marisol Martín Turiño

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