Martes, 23 de Diciembre de 2025

Kebedo
Lunes, 29 de Junio de 2020
MI VECINA MARISOL

¿Habrá rebrotes?

[Img #41047]Me encuentro en la calle con mi vecina Marisol, ya de forma normal puesto que hemos superado el estado de alarma y, cómo no, saltamos inmediatamente a contarnos novedades. Bueno, normal del todo, tampoco, porque ambos llevamos nuestras respectivas mascarillas y nos mantenemos a una prudencial distancia para poder charlar tranquilamente. Estamos, parece ser, en la bobada esa de “la nueva normalidad”; o hay normalidad, o no la hay, pero llamar normalidad a lo que tenemos ahora mismo es, cuanto menos, sorprendente.

Hemos cambiado nuestra forma de vida, nuestras relaciones con los amigos, nuestra forma de ir a la compra y a los pocos espectáculos que empiezan a ponerse en marcha. Hemos cambiado en el comportamiento en general procurando cumplir con las normas que nos han recomendado y siendo respetuosos con los demás y con su entorno vital.

Pero no todos estamos haciendo las cosas bien, hay gente que se ha empeñado en reunirse, en hacinarse, en contagiarse. ¿Por qué somos tan burros?.

Me dice mi vecina que si tenemos a presidentes como Bolsonaro o Trump, que dice que ponerse una mascarilla es una señal de debilidad, qué vamos a pedirle a los ciudadanos. En Brasil y Estados Unidos están cayendo como moscas y sus dirigentes no le prestan la más mínima atención. Trump dice, en otra de sus perlas, que está incrementándose el número de contagios porque se están haciendo más test. -Pues claro, melón, el test descubre el contagio, no lo provoca-, dice Marisol, -y si aparece es porque ya estaba ahí, ¡pedazo de cenutrio!-.

Luego tenemos a algunas celebridades, que se han atrevido aponer en duda la eficacia de las vacunas, de todas. Miguel Bosé está haciendo una campaña feroz contra las vacunas en general y contra la del COVD19 en particular, y mezcla conspiraciones, extraterrestres, demonios  y las siete plagas de Egipto, si hace falta, en la misma frase. ¡Demencial!.

Y no olvidemos la campaña de acoso y derribo contra el doctor Simón, el que ha llevado toda la carga de explicaciones, detalles, recomendaciones y consejos durante éstos tres últimos meses. Probablemente se haya equivocado en alguna ocasión, ¿quién no en una situación como la que hemos pasado?, pero ha sido un trabajador incansable y un comunicador excelente. Y no olvidemos que él ha estado siempre explicando y recomendando lo que la Organización Mundial de la Salud le ha comunicado, a él y al resto del mundo.

Con todo éste gazpacho no es de extrañar que haya inconscientes que se agarren a cualquiera de éstas majaderías para intentar justificar lo que no tiene justificación, y es, saltarse a la torera la mascarilla, la distancia, la aglomeración, la playa, la discoteca y lo que haga falta. Como todos sabemos, y hemos pasado por ello, cuando eres joven eres inmortal y, por lo tanto eres inmune, no coges ni un catarro, no te pican los mosquitos, ni te quedas embarazada después de un coito salvaje encima de la lavadora mientras centrifuga, ¡viva el vino!, que diría Rajoy.

-Bueno, pues la realidad es muy tozuda-, dice Marisol, -si seguimos haciendo el tonto, provocaremos un repunte y volverán a “recomendarnos por la fuerza” quedarnos en casa, o retroceder a alguna de las fases anteriores, en el mejor de los casos-.

Continúa mi vecina diciendo que probablemente hemos avanzado demasiado deprisa en las últimas fases de la desescalada por el afán de defender lo más rápidamente posible la maltrecha economía que nos está quedando después de ésta desgracia. Puede ser absolutamente contraproducente, ya que, algunos negocios han hecho inversiones en adaptaciones de locales que, si vuelven a confinarnos, no van a recuperar nunca y habrán tenido dos quiebras, una detrás de otra. No es de recibo que las terrazas, que han multiplicado su capacidad para poder compensar las restricciones de espacio, estén atestadas de gente y, en la mayor parte de los casos, no mantengan la distancia de seguridad de dos metros entre cliente y cliente, no entre mesas. No es de recibo tampoco que la gente se “cuele” en las playas incumpliendo el requisito del aforo. No es decente que haya fiestorros en las discotecas, a las que se les ha dicho que no se baile, y estén los parroquianos, unos encima de otros. Y no me refiero a la decencia religiosa o pacata sino a la decencia ciudadana, a saber respetar las normas de convivencia que nos han marcado.

Si continuamos pensando que “aquí no pasa nada” y que esto ha sido un espejismo, volverán a “encerrarnos” y, naturalmente, le echaremos la culpa al gobierno. Está absolutamente demostrado que las medidas tomada en España han sido, en su mayoría, acertadas. Alguna podría haberse mejorado pero, en líneas generales, está internacionalmente reconocido que se ha acertado con el diagnóstico y el tratamiento, por duro que haya sido.

Y a esto deben contribuir, y en primera fila, nuestros políticos, sobre todo la oposición, a la que no se le ha pasado ni una sola oportunidad para insultar, intentar menospreciar la labor que se ha hecho. No han dudado ni un solo momento en poner encima de la mesa los muertos del COVID19 para intentar hacer política necrológica con ellos. –

-O necrofágica, que no sé cuál es peor-, replica mi vecina.

Así que, si no nos ponemos TODOS un poco manos a la obra, nos va a caer la del pulpo y volverán a confinarnos. Volverán a cerrar empresas, volverán a pedir ERTES, pero no habrá dinero para sustentarlos y entonces sí que estaremos en una crisis económica como no habido en toda la historia.

-Pero le echarán la culpa al Gobierno, y ya está- termina mi vecina y se fue a hacer una vichyssoise, que hace calor.

Kebedo.  

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