Viernes, 26 de Diciembre de 2025

Redacción
Lunes, 06 de Julio de 2020
OPINIÓN

Donde dije digo digo Diego

Óscar de Prada López

[Img #41236]Desde hace tiempo tengo la sensación de vivir en un déjà vu constante, con paralelismos incluidos. Sirva como muestra la última polémica entre Pablo Iglesias y mi colega de profesión Vicente Vallés, que trae a mi memoria cierto título de la saga Harry Potter. En “Harry Potter y la Orden del Fénix”, el Ministerio de Magia niega reiteradamente que el malvado Lord Voldemort haya regresado pese a las advertencias del propio testigo de ese retorno y de su valedor. De hecho, el ministro de turno (Cornelius Fudge) inicia una campaña de desacreditación contra ellos a fin de acallarles y demostrar quién es el que tiene la sartén por el mango. ¿Les suena haber visto tal actitud prepotente en algún pájaro con traje y sonrisa de almidón? Que uno niegue la realidad entra dentro de su libertad personal, que la niegue de cara a la galería no deja de ser una vergüenza.

 

Seguimos para bingo con las coincidencias entre esta realidad y esa ficción literaria, que son de tomo y lomo. Del mismo modo que evitan actualizar la cifra de fallecidos por covid-19 y el Gobierno en pleno regatea sus responsabilidades mientras controla la caverna mediática, Fudge hizo lo propio para que no crecieran los rumores sobre el regreso de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Tal como hoy se mienta al microfito made in Wuhan, con temor y de boquilla. Si asolador es el efecto de un virus por paralizar toda la vida humana, desolador es el panorama que deja a su paso. No es cosa de risa saber que, en unos meses, una pandemia se ha llevado por delante a 28.385 personas en nuestro país. Como reflejo curioso, según la DGT en todo 2019 hubo 1.098 fallecidos por accidentes de tráfico. ¿Qué ánimo tendríamos de salir a la carretera si hubiéramos registrado todas esas muertes en calzada?

 

Otro curioso aporte de J.K. Rowling es el siguiente fragmento: “(…) hay que poner freno al progreso por el progreso (…) recortar las prácticas que creamos que han de ser prohibidas”. ¿No les recuerda al general de Brigada J.M.S., quien aludiera a la persecución de bulos que afectasen al Gobierno en pleno estado de alarma? Es curioso considerar que, tras la polémica, Moncloa tiró de silencio institucional -o sea, humo- y luego Marlaska ascendió al susodicho a jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil. La verdad es como el suelo, está bajo tus pies y esperas siempre pisarla pero no darte de bruces contra ella. Hasta que descubres tu vulnerabilidad frente a la gravedad universal de Newton. Cuanto más grande eres, más polvo levantas al caer.

 

A todo daño y quebranto le sigue un damnificado, sediento de reparación. Se suceden las manifestaciones de colectivos más o menos afectados por el parón, reclamando ayudas económicas. O sea: efectivo, numerario, mosca, perras, cuartos, guita, pecunia, viruta, plata, tela, parné, pasta, cacao... Si los atentados terroristas hicieron necesarias las asociaciones de ayuda a las víctimas, el coronavirus no será una excepción a la norma. Por mucho que llegue en horas bajas para la democracia. Sánchez acusa al PP de usar a los muertos para debilitar el Ejecutivo, curiosamente lo mismo que él hizo cuando a Rajoy le tocó lidiar con el miura del ébola. A quien, por cierto, tampoco se le conoce vacuna alguna. Crucemos los dedos para que no se sume a la fiesta de 2020.

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