Sábado, 27 de Diciembre de 2025

Nélida L. Del Estal Sastre
Lunes, 06 de Julio de 2020
CON LOS CINCO SENTIDOS

Paradiso Morricone

[Img #41251] Hoy se ha ido uno de los grandes compositores de la era moderna. No era sólo compositor de bandas sonoras para películas de todo tipo, no. Era algo más grande, más visceral, con más “pegada”, si me permitís esa expresión que nada me gusta. Ennio Morricone ya no recogerá el Premio Princesa de Asturias de las Artes junto a John Williams. Y es una pen

A ciertas edades cuando tu obra ya es sobradamente conocida debería de dar un pudor insoportable conceder premios casi al final de tu trayectoria vital, igualmente ocurre con los premios a título póstumo. Me parecen hasta de mal gusto. A la gente hay que premiarla en vida, no cuando ésta llega al ocaso o ya ni existe. Es deprimente que uno no pueda disfrutar de su propio éxito, por muy humilde que sea el merecedor de tales honores. El caso es que hoy se ha ido el compositor de la banda sonora de mi vida.

Nací y crecí escuchando sus temas y viendo cómo y de qué manera engalanaban y mejoraban cada una de las películas que tenían el privilegio, porque lo era, de contar con su música. Redondeaban el cuadro, lo hacían irresistible, tanto, que hasta se te erizaba el vello y sentías lo que sentían los personajes, no por los actores, que también eran magníficos, sino porque la música que acompasaba tal beso, tal escena de amor tórrido o tal paraje de fantasía, te transportaba hacia el mismo sitio y embellecía hasta el límite todo lo que tocaba con la batuta de su ser. Te sentías dentro de la película. Salías del cine con ganas de comerte el mundo y arreglarlo, si es que algún arreglo tenía, tiene. Sin él, ya un poco menos…

Me enamoré por vez primera de Jeremy Irons viendo “La Misión” y escuchando las notas que adornaban las fabulosas imágenes de esa película. Me enamoré de alguien real viendo “Cinema Paradiso” una y mil veces. No hay año en el que no sea de obligado visionado en mi casa. Son tantas las películas a las que legó su estrella que no las voy a citar, para eso ya están los periódicos y los telediarios que hoy no hablan de otra cosa. Quizá mañana ya no se acuerden, no será noticia.

Hoy se ha ido alguien único. Nos hizo reír, llorar, amar y sentir con cada acorde que salía de la hermosa partitura de su cerebro. Pero hay una cosa segura, aunque él ya no esté entre nosotros, su aportación al “séptimo arte” es ya indiscutible para todos. Absolutamente indiscutible. Siempre nos quedará su música para sentir que estamos vivos.

Nélida L. del Estal Sastr

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