CON LOS CINCO SENTIDOS
Yo y mis circunstancias
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        
        
                
        
        ![[Img #41293]](http://eldiadezamora.es/upload/images/07_2020/6153_nela.jpg) “El burro delante, para que no se espante”, que me decía mi abuelo materno. “Yo soy yo y mis circunstancias” (parezco Sánchez Dragó, utilizando citas y frases de otros para ganarme una inmerecida fama de escritor prolífico y brillante utilizando sin mesura frases y citas de “otros”, haciéndolas mías para parecer la hostia de letrado…Dejémoslo ahí, porque tengo cierta animadversión hacia esa persona que gusta de prodigar cariños y “tientos cariñosos” con menores), que decía el genial Ortega y Gasset. Frase que ha quedado para la posteridad y que hay gente que utiliza sin conocimiento para justificar comportamientos reprochables o poco decorosos. Yo creo que no lo voy a hacer, pero según avance en la escritura de este relato, lo mismo caigo en la trampa dialéctica y os la meto doblada. Voy a ello.
 “El burro delante, para que no se espante”, que me decía mi abuelo materno. “Yo soy yo y mis circunstancias” (parezco Sánchez Dragó, utilizando citas y frases de otros para ganarme una inmerecida fama de escritor prolífico y brillante utilizando sin mesura frases y citas de “otros”, haciéndolas mías para parecer la hostia de letrado…Dejémoslo ahí, porque tengo cierta animadversión hacia esa persona que gusta de prodigar cariños y “tientos cariñosos” con menores), que decía el genial Ortega y Gasset. Frase que ha quedado para la posteridad y que hay gente que utiliza sin conocimiento para justificar comportamientos reprochables o poco decorosos. Yo creo que no lo voy a hacer, pero según avance en la escritura de este relato, lo mismo caigo en la trampa dialéctica y os la meto doblada. Voy a ello.
Tengo una insuperable tendencia, insuperable por mi parte, a decir lo que pienso, lo que se me pasa por la cabeza en cualquier momento, y aunque sé de temas protocolarios y de “saber estar”, me cuesta horrores mantener la exigida compostura formal cuando se me tocan los ovarios, a mí o a alguien que me importe y dé la casualidad de que el que me agrede verbalmente a mí o a alguien que me importe, repito, se encuentre en mi presencia. Bien, he dicho en alguna que otra ocasión que tengo una característica que me hace algo “especial”.
Llámalo insoportable, llámalo maravillosa, llámalo como te dé la real gana. Tengo Asperger y lo he sabido hace unos años aunque ya lo intuía desde mucho antes. Mi familia…También. La genética no perdona. Pero me siento muy orgullosa de ser como soy. Nunca fui una niña de trato fácil, más bien contestona, con un sentido de la justicia que no era ni medio normal para la edad por la que pasaba y con unas inclinaciones hacia lo ocioso bien diferentes a mis coetáneos. Quizá tenga mucho que ver que no tuve una infancia al uso.
Sí, tuve hermanos y primos, pero no me hallaba a gusto en ese “cuadro”. Fui y soy rara de narices. Poco a poco voy entendiendo los porqués. Prefiero leer un libro a hablar. Prefiero escribir a departir de algo insustancial. Pero hay días en los que me acontece todo lo contrario y mis apetencias pasan por hacer el ganso hasta decir “basta”, rodeada de amigos y cerveza fría. Un contrasentido. Pues eso, lo que soy. No tengo filtro alguno para decir lo que quiero. Si alguna vez lo tuve, lo perdí para siempre.
La vida es demasiado corta como para andarse con zarandajas y postureos de medio pelo. No daño a nadie, pero digo lo que pienso, defiendo lo que creo que es de justicia defender y me alío con el que menos tiene. No me gustan los políticos. Creo que se puede trabajar en cualquier otra cosa en la que no te hallarás con la triste obligación de mentir o “maquillar” la verdad. De hecho, creo que no valdría para la política. Vomitaría constantemente. Prometería cosas que me vería en la obligación de cumplir y daría hasta la vida por verlas cumplidas, cuando sé de buena tinta que no se puede, y si no se puede, no se ha de prometer una mierda. Otra cosa es que te sepa vender un refrigerador en pleno Polo Norte. Una cosa no empece la otra.
Pero mentir no va conmigo, prefiero callar. Y poca cosa más he de decir en esta calurosa noche de julio de 2020, con gente que lleva mascarillas por pendientes o pulseras y rebrotes en diversos puntos de la geografía nacional. ¿Sabéis lo que pasa? Que luego salgo yo, y otros como yo, que hemos salido cuatro veces contadas desde el final del estado de alarma con la consabida mascarilla, gel hidroalcohólico y toda la parafernalia, para que cuatro hijos de perra que salen prácticamente a diario me contagien lo que no quiero ni puedo tener porque me juego la vida al ser de riesgo. Así que el “efecto Bolsonaro” que llamaré de ahora en adelante, se habrá de producir, si es que dios existe, sólo en los que lo han hecho mal. Y si dios no existe, pues igual. En fin, que nada más por hoy, que no es poco.
Nélida L. del Estal Sastre
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                            
    
    
	
    
![[Img #41293]](http://eldiadezamora.es/upload/images/07_2020/6153_nela.jpg) “El burro delante, para que no se espante”, que me decía mi abuelo materno. “Yo soy yo y mis circunstancias” (parezco Sánchez Dragó, utilizando citas y frases de otros para ganarme una inmerecida fama de escritor prolífico y brillante utilizando sin mesura frases y citas de “otros”, haciéndolas mías para parecer la hostia de letrado…Dejémoslo ahí, porque tengo cierta animadversión hacia esa persona que gusta de prodigar cariños y “tientos cariñosos” con menores), que decía el genial Ortega y Gasset. Frase que ha quedado para la posteridad y que hay gente que utiliza sin conocimiento para justificar comportamientos reprochables o poco decorosos. Yo creo que no lo voy a hacer, pero según avance en la escritura de este relato, lo mismo caigo en la trampa dialéctica y os la meto doblada. Voy a ello.
 “El burro delante, para que no se espante”, que me decía mi abuelo materno. “Yo soy yo y mis circunstancias” (parezco Sánchez Dragó, utilizando citas y frases de otros para ganarme una inmerecida fama de escritor prolífico y brillante utilizando sin mesura frases y citas de “otros”, haciéndolas mías para parecer la hostia de letrado…Dejémoslo ahí, porque tengo cierta animadversión hacia esa persona que gusta de prodigar cariños y “tientos cariñosos” con menores), que decía el genial Ortega y Gasset. Frase que ha quedado para la posteridad y que hay gente que utiliza sin conocimiento para justificar comportamientos reprochables o poco decorosos. Yo creo que no lo voy a hacer, pero según avance en la escritura de este relato, lo mismo caigo en la trampa dialéctica y os la meto doblada. Voy a ello.
Tengo una insuperable tendencia, insuperable por mi parte, a decir lo que pienso, lo que se me pasa por la cabeza en cualquier momento, y aunque sé de temas protocolarios y de “saber estar”, me cuesta horrores mantener la exigida compostura formal cuando se me tocan los ovarios, a mí o a alguien que me importe y dé la casualidad de que el que me agrede verbalmente a mí o a alguien que me importe, repito, se encuentre en mi presencia. Bien, he dicho en alguna que otra ocasión que tengo una característica que me hace algo “especial”.
Llámalo insoportable, llámalo maravillosa, llámalo como te dé la real gana. Tengo Asperger y lo he sabido hace unos años aunque ya lo intuía desde mucho antes. Mi familia…También. La genética no perdona. Pero me siento muy orgullosa de ser como soy. Nunca fui una niña de trato fácil, más bien contestona, con un sentido de la justicia que no era ni medio normal para la edad por la que pasaba y con unas inclinaciones hacia lo ocioso bien diferentes a mis coetáneos. Quizá tenga mucho que ver que no tuve una infancia al uso.
Sí, tuve hermanos y primos, pero no me hallaba a gusto en ese “cuadro”. Fui y soy rara de narices. Poco a poco voy entendiendo los porqués. Prefiero leer un libro a hablar. Prefiero escribir a departir de algo insustancial. Pero hay días en los que me acontece todo lo contrario y mis apetencias pasan por hacer el ganso hasta decir “basta”, rodeada de amigos y cerveza fría. Un contrasentido. Pues eso, lo que soy. No tengo filtro alguno para decir lo que quiero. Si alguna vez lo tuve, lo perdí para siempre.
La vida es demasiado corta como para andarse con zarandajas y postureos de medio pelo. No daño a nadie, pero digo lo que pienso, defiendo lo que creo que es de justicia defender y me alío con el que menos tiene. No me gustan los políticos. Creo que se puede trabajar en cualquier otra cosa en la que no te hallarás con la triste obligación de mentir o “maquillar” la verdad. De hecho, creo que no valdría para la política. Vomitaría constantemente. Prometería cosas que me vería en la obligación de cumplir y daría hasta la vida por verlas cumplidas, cuando sé de buena tinta que no se puede, y si no se puede, no se ha de prometer una mierda. Otra cosa es que te sepa vender un refrigerador en pleno Polo Norte. Una cosa no empece la otra.
Pero mentir no va conmigo, prefiero callar. Y poca cosa más he de decir en esta calurosa noche de julio de 2020, con gente que lleva mascarillas por pendientes o pulseras y rebrotes en diversos puntos de la geografía nacional. ¿Sabéis lo que pasa? Que luego salgo yo, y otros como yo, que hemos salido cuatro veces contadas desde el final del estado de alarma con la consabida mascarilla, gel hidroalcohólico y toda la parafernalia, para que cuatro hijos de perra que salen prácticamente a diario me contagien lo que no quiero ni puedo tener porque me juego la vida al ser de riesgo. Así que el “efecto Bolsonaro” que llamaré de ahora en adelante, se habrá de producir, si es que dios existe, sólo en los que lo han hecho mal. Y si dios no existe, pues igual. En fin, que nada más por hoy, que no es poco.
Nélida L. del Estal Sastre




















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.106